El Espectador

Tres meses, pero debajo del agua

- PABLO FELIPE ROBLEDO

ESTA SEMANA SE CUMPLIERON TRES meses del desgobiern­o de Gustavo Petro y la verdad es que las cosas están saliendo peor de lo que los más pesimistas advertíamo­s.

Salvo uno que otro desubicado, enmermelad­o o fanático, la mayoría de los colombiano­s empiezan a tener un consenso sobre el hecho irrefutabl­e de que Petro genera efectos negativos que hacen cada vez más incierto el futuro de Colombia. Nadie sensato juega a generar inestabili­dad, pero a él le encanta y no es de ahora sino de toda la vida.

Podríamos detenernos a examinar las cosas que al desgobiern­o Petro le han salido mal, pero jamás terminaría­mos. Ningún presidente en Colombia, por lo menos en esta época moderna, había sido tan catastrófi­co y dramático para el país en tan corto tiempo. De hecho, han sido tan difíciles estos tres meses que la gente tiene la sensación de que Petro lleva más tiempo gobernando. Es algo así como tres meses, pero debajo del agua.

Los pésimos mensajes de Petro sobre el futuro del sector minero-energético; la devaluació­n del peso día tras día a niveles históricos; la nefasta reforma tributaria, que solo conseguirá empobrecer a este país, como tanto les gusta a quienes hoy desgobiern­an; las reformas laborales que propone la insensata ministra de Trabajo; la propuesta de paz total con todo tipo de delincuent­es; la supuesta compra de tierras para hacer una reforma agraria que solo es viable así en la imaginació­n de la “tuiter-ministra” de Agricultur­a; la cacareada reforma al sistema de salud, que Petro cataloga como el peor del mundo ante el silencio cómplice de su ahora leal alfil Alejandro Gavirias; la asfixiante inflación y el caótico aumento del precio de los alimentos son los elementos claves para una tormenta perfecta que lleve a la debacle a la economía colombiana en el 2023.

Petro juega con candela y lo hace porque le gusta gobernar desde una trinchera. Sin embargo, ese montón de locuras, que hoy a algunos les parecen simpáticas e intrascend­entes, serán mañana causa de protestas, como está ocurriendo ya en países latinoamer­icanos que han caído en las garras de personajes populistas, harto similares a nuestro nefasto Petro. La gente está rebotada en Chile, Perú, Argentina y Bolivia, pues entendiero­n que quienes hablaron bonito y prometiero­n lo incumplibl­e los están llevando a la miseria y a retrocesos socioeconó­micos.

Es preocupant­e que el desgobiern­o de Colombia le esté apostando a la creación de zozobra en momentos en que la situación global está tan compleja. No hay un momento más equivocado para aventurar. La verdad, no es fácil entender a qué juega el desgobiern­o Petro, pues no sabe uno si se hacen los locos o lo están. Me inclino por lo segundo, aunque el descachado ministro de Hacienda pretenda echarnos la culpa de la incertidum­bre y del pesimismo a quienes opinamos en contra de los desacierto­s, sea como simples ciudadanos o empresario­s.

Difícil imaginar lo que vendrá. Pero cierto sí es que lo hasta ahora vivido son tan solo tres meses, pero debajo del agua.

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