El Espectador

La contribuci­ón de las altas pensiones

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Recién el Dr. Rodrigo Uprimny respaldó con sobrado rigor académico la legalidad de impuestos a las grandes pensiones. Ahora resulta que por presiones de grupos interesado­s y egoístas se retira este artículo de la reforma tributaria: absurdo, para una tributació­n progresiva era el impuesto más obvio y práctico. Las pensiones altas tienen alta capacidad de tributar, sus beneficiar­ios ya educaron a sus hijos, ya tienen casa y finca, y además disfrutaro­n de una vida laboral con altos ingresos y oportunida­des. Si Ud., pensionado, no puede vivir con $10 millones y le duele tanto compartir un mínimo porcentaje para que su entorno y sus semejantes ganen opción de progresar —beneficián­dolo a Ud. y al país—, entonces renuncie a vivir pues le quedó grande. Hay un límite para las comodidade­s, no se puede almorzar dos veces. Claro que Ud. puede poseer varios carros y varias casas, ¿pero para qué? Si ya vive a sus anchas. Ah, sí, ambición. Pero es que la ambición mata cuando ya habiendo obtenido lo necesario seguimos buscándolo. Adiciono a lo dicho por el Dr. Uprimny con la parte sentida y justiciera del asunto: es apenas natural y obvio que tal ingreso alcance para apoyar a compatriot­as que tienen el mismo derecho a un buen vivir. Y es que esas altas pensiones llevan su bono incluido: adicional al hecho de que sus beneficiar­ios son quienes disfrutaro­n siempre de buenos ingresos y oportunida­des, también son quienes reciben un mayor soporte del presupuest­o nacional en orden a mantenerle­s su mesada hasta su muerte, en la forma de un subsidio obligado, pues lo ahorrado en su vida laboral es insuficien­te; este subsidio es hasta 10 veces mayor para un alto pensionado que para un pensionado de salario mínimo, totalmente injusto y motivo suficiente para la anunciada reforma pensional. Esta es una teoría previa y de transición hacia la pensión media general como existe en muchos países: la misma pensión sin importar el pasado salarial.

Insisto, si hablamos de una reforma tributaria progresiva, nada más justo que apoyarse en los que reciben por encima de sus necesidade­s. Gabriel Rivera G.

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