Velocidad: un estilo de vida
Juan Felipe Pedraza, campeón de la F4 NACAM, se ilusiona con llegar a la IndyCar y dejar huella.
“Desde muy chiquito mi mamá se equivocó y me dio gasolina. Siempre tuve esa pasión por los carros”, comenta Juan Felipe Pedraza, piloto bogotano que empezó en los karts desde los ocho años. Veía correr a su papá en al Autódromo de Tocancipá y quería seguir esos pasos. Hizo un curso que impartía la Federación Colombiana de Automovilismo y desde entonces dio los saltos que lo llevaron a ser el primer cafetero en ganar Campeonato de Fórmula 4 NACAM, en México.
Llegó a la escudería azteca RAM Racing casi que de la nada. Comenzó 2022 sin pensar en competir en el ámbito internacional. Participó en la primera válida del Campeonato Nacional de Automovilismo y ganó. La ambición le recorrió el cuerpo y con su papá contactaron a Lucas Medina, piloto bogotano que fue subcampeón en tierras mexicanas la temporada pasada. Así llegó a la órbita del equipo, viajó, hizo la prueba y quedó inscrito.
Juan Felipe, de 17 años, fue el único piloto extranjero durante la mayor parte de la temporada. No solo no le pesó ser uno de los novatos, sino que cerró con broche de oro en el emblemático Autódromo Hermanos Rodríguez tras alzarse con el título de la F4 NACAM.
Debutó en Querétaro y logró su primera victoria en su segunda salida. Buen precedente para un debutante en la categoría. Luego de buenos resultados en el Distrito Federal llegó el momento en el que se dio cuenta de que tenía las capacidades y la preparación para luchar por el campeonato. En Puebla logró tres victorias consecutivas y parecía inclinar la clasificación general a su favor.
El resto de la temporada se definió en el Hermanos Rodríguez, un circuito que se volvió una especie de hogar, al que dominó hasta el punto de convertirlo en el escenario donde más victorias cosechó a lo largo del año.
El capítulo final fue similar a los anteriores episodios de la temporada. Arrancó junto a Dios, a quien le pide que lo cuide antes de cada carrera. Se agachó junto al carro y meditó para concentrarse. También, para despejar la mente escuchó un poco de reguetón, recordó sus orígenes y se puso el casco. Ese 29 de octubre aseguró el título anual tras subirse por octava vez al escalón más alto del podio.
La cereza del pastel fue que se consagró mientras compartía escenario con la élite del automovilismo mundial, pues el cierre de la F4 NACAM estaba previsto para que coincidiera con el Gran Premio de México. Tras coronarse campeón, alcanzó a toparse con figuras como Valteri Bottas, Mick Schumacher y Esteban Ocon, aunque, por desgracia para él, no pudo conocer a Lewis Hamilton, su ídolo. El bogotano creció al tener los ojos del mundo de la Fórmula Uno puestos en el desenlace de un campeonato lleno de promesas, con la ilusión de entrar al radar de los cazatalentos y patrocinadores.
Cuando sonó el himno de Colombia en el podio tuvo un sentimiento indescriptible. Para él era un orgullo volver a escuchar “¡oh gloria inmarcesible” en una de las pistas más emblemáticas.
El 2022 fue un año de aprendizaje para Pedraza. Jugar con la aerodinámica y la parte mecánica le han permitido crecer y familiarizarse con los cambios para ser un piloto integral que sepa cómo comunicarse con los mecánicos. En este mundo no basta con manejar bien, al volante se debe ser también ingeniero y eso lo sabe bien el joven colombiano.
C on el título de la F4 NACAM tomó fuerza en él la esperanza de subir de categoría en 2023. El próximo escalón sería competir en la F3 de Estados Unidos. Por esa ruta aspira a llegar a la IndyCar,
donde supo coronarse otro de sus ídolos: el bogotano Juan Pablo Montoya, quien puso el nombre e Colombia en la escena.
Detrás del traje y el casco
Para Juan Felipe, su papá ha sido su guía y su apoyo. Está en todas las carreras y entrenamientos. Madrugan y trasnochan juntos. Su mamá y su hermana completan su principal grupo de fans, por lo que el joven piloto asegura que sus metas son un sueño he cho en familia. También agradece a Mauricio Rocha, quien lo asistió desde los nueve hasta los 15 años en karts y le enseñó los conceptos básicos. Desde luego, Transportes Montejo, Pinturas Every, el Grupo de Inversiones Arquib y Totto Colombia, entre otros, que le dieron luz verde a su sueño de competir en el extranjero, tienen un lugar especial en sus dedicatorias.
Es una persona muy tranquila y paciente, tiene cabeza fría para tomar decisiones en la pista. Hace las cosas por pasión. Le gusta aprender de sus rivales y mantiene una muy buena relación con su equipo RAM Racing, al que considera una segunda familia.