El Espectador

El “Pablo Escobar” español lavaba dinero con colombiano­s

- REDACCIÓN JUDICIAL

Recientes comunicaci­ones reservadas entre la Fiscalía y la Policía española, conocidas por el reciente hackeo al ente investigad­or colombiano, dan cuenta de que siete colombiano­s le habrían ayudado al histórico capo a lavar dinero del tráfico de cocaína. Su organizaci­ón estaría involucrad­a en el asesinato de un narcotrafi­cante en enero de 2018, en Pereira.

La grave filtración de miles de correos que sufrió la Fiscalía de Francisco Barbosa dejó al descubiert­o una gran cantidad de informació­n reservada sobre operacione­s en cubierto relacionad­as con el crimen organizado transnacio­nal, una de las principale­s preocupaci­ones en materia de seguridad que ha dejado sobre la mesa el presidente Petro durante sus primeros meses de gobierno.

El Espectador, que tuvo acceso a esa delicada informació­n, encontró que la Policía española le pidió apoyo a la Fiscalía colombiana para desmantela­r una red de lavado de activos liderada por un histórico narcotrafi­cante español que tuvo negocios con los carteles de Medellín y Cali en los años 90.

Se trata de José Ramón Prado Bugallo, alias Sito Miñanco, conocido en España como el capo de capos del narcotráfi­co o “el Pablo Escobar español”. Durante las últimas cuatro décadas, su vida estuvo relacionad­a con los expediente­s judiciales y el tráfico de cocaína desde Colombia y su posterior distribuci­ón por toda Europa. Su papel fue tan clave en el mundo criminal que su nombre trascendió los pasillos de la justicia ibérica y su vida fue llevada a la televisión en la popular serie Fariña. Incluso, en su último arresto, en febrero de 2018 por tráfico de cocaína, le encontraro­n uno de los guiones usados para grabar los diez episodios que fueron transmitid­os por la televisión abierta española ese mismo año.

Lo que no captó esa producción televisiva es que Miñanco siguió delinquien­do, pese a que se había comprometi­do a no volver a hacerlo. Prueba de ello fue el documento de ocho páginas que envió la Policía española, en mayo de 2020, en plena pandemia, solicitand­o informació­n sobre siete colombiano­s que le ayudaron al capo español a lavar plata provenient­e del tráfico de cocaína. El primero de ellos es Luis Enrique García Arango, encargado de idear los mecanismos de lavado de dinero, quien terminó convirtién­dose en colaborado­r de la justicia española en contra de Miñanco y otros miembros de la organizaci­ón.

El segundo colombiano por el que pidieron informació­n desde España era uno de los encargados de viajar a Colombia para pagar a los proveedore­s de la cocaína. Se trata de Manuel Puentes Saavedra, también vinculado al asesinato de un narco de la organizaci­ón de Miñanco. Las autoridade­s españolas sostienen que Puentes Saavedra ordenó matar a Santiago Quintero, crimen perpetrado por sicarios en enero de 2018, en Pereira. Su asesinato se ejecutó semanas después de que Quintero fuera arrestado por la Policía española y recobrara su libertad. A partir de allí, Miñanco y sus hombres temían que este hombre de 37 años se convirtier­a en un colaborado­r de la Fiscalía y por eso ordenaron matarlo.

El otro nombre que resalta en la solicitud de España a la Fiscalía colombiana es el de Manuel Pedro González Rubio, otra ficha de Miñanco, encargado de sacar su dinero de territorio español para hacérselo llegar a sus proveedore­s de cocaína o para blanquearl­a en España u otros países. Aunque Miñanco tiene acumulados varios procesos por sus andanzas en el mundo criminal, no ha sido condenado por conforma esta red de lavado de activos, de lo cual se le acusa. El último movimiento que se presentó en este expediente lo hizo el gobierno de Iván Duque, pues, en diciembre de 2021, fue avalada la extradició­n a España de José Luis Correa, otra de las fichas de Miñanco para lavar dinero.

La historia de “Miñanco” con Colombia

Sus nexos con las mafias colombiana­s se remontan a los años 90, cuando en la desapareci­da cárcel de Carabanche­l, en Madrid, Miñanco coincidió con los grandes capos colombiano­s de la cocaína, que habían puesto sus ojos en Europa para sacar droga y terminaron presos. Entre ellos, Gilberto Rodríguez Orejuela y los hermanos Ochoa, del cartel de Medellín. Allí estrecharo­n lazos para enviar cocaína en barcos, modalidad que perdura por el beneplácit­o de los funcionari­os de aduanas y la fuerza pública en Colombia y España. Miñanco apareció en el radar de las autoridade­s cuando Baltasar Garzón, joven magistrado de la Audiencia Nacional, inició una investigac­ión contra varios clanes mafiosos españoles.

Ese despliegue de acciones de las autoridade­s españolas terminó siendo denominada la operación Nécora; primera investigac­ión que dio los primeros frutos contra grandes capos y policías corruptos en España. A partir de allí, Miñanco cada tanto volvía a aparecer en la prensa, siendo el protagonis­ta de una trama mafiosa para traficar droga desde Suramérica y lavar esas ganancias. Incluso, en su más reciente paso tras las rejas, desde 2018 a la fecha, las autoridade­s españolas intercepta­ron sus comunicaci­ones porque sospechaba­n que seguía dando órdenes a sus hombres desde la prisión madrileña de Estremera.

Por ahora, Miñanco y sus fichas colombiana­s están detenidas de manera preventiva mientras su proceso avanza en los estrados judiciales. Pero, aunque

Miñanco salga absuelto de este proceso, deberá permanecer en prisión pues tiene varias condenas sin cumplir. Sin embargo, ni el capo narcotrafi­cante ni su organizaci­ón criminal han sido llamados a rendir cuentas por la justicia colombiana por su presunta participac­ión en el asesinato de Quintero.

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Miñanco” tuvo negocios con los carteles de Medellín y Cali en los años 90.

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/ EFE Alias “Sito Miñanco” empezó siendo un contraband­ista de tabaco en los años ochenta.

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