Todo el mundo sigue escuchando a la orquesta de Bobby Valentín
El bajista de 81 años regresa al país con su agrupación completa para reencontrarse con los salseros colombianos.
Bobby Valentín no solamente fue el bajista de la Fania, también es un arreglista magistral y por su orquesta han pasado en más de cincuenta años de carrera artística cantantes de la talla de Luigi Texidor, Carlos “Cano” Estremera, Rafu Warner, Johnny Vásquez y Marvin Santiago. Aunque ninguno de ellos sigue con la orquesta, el grupo y el sonido Valentín es un sello que sigue vigente. Para el músico llegó el momento de regresar a Cali con su agrupación completa desde Puerto Rico, una plaza en la que no se presenta desde 2019.
Claro, tres años parecen poco, pero en la mitad de ese período hubo una pandemia y en ese tiempo la salsa vio partir a figuras de la talla de Johnny Pacheco, Larry Harlow y Roberto Roena. Será, sin duda, un encuentro emotivo con el público colombiano cuando se presente en Cali el próximo 12 de noviembre, alternando con la Orquesta Mulenze, la Apollo Sound —orquesta del difunto Roena— y la Orquesta La Fuga.
Desde Puerto Rico, Valentín le contó a El Espectador cómo vive el preámbulo de su regreso a Colombia, el reencuentro.
¿Cuál es el encanto de traer su orquesta completa desde Puerto Rico y no contratar músicos locales?
Los que somos directores de orquesta —en mi caso, el del Gran Combo, Willie Rosario, la Sonora Ponceña— vamos con todo el personal porque son gente que viene con nosotros hace muchos años y ya conocen el estilo. Es decir, si hay un tema que no tengamos en las partituras, en los papeles, ellos se lo saben de memoria. No se trata de que los músicos de allá son mejores o peores que los nuestros, esa no es la idea. Es que nos limitamos. Si nos ponemos a montar diez u once temas y si se acabó, pues se acabó porque no se pudo ensayar el resto. Los músicos que yo llevo ya entienden mi estilo, cómo es que a mí me gusta que la orquesta suene. Para mí es un punto a favor. A Papo, a Rafael Ithier, a Rosario, etcétera, nos gusta viajar con los nuestros.
Va a alternar con la estructura del Apollo Sound, la orquesta de Roberto Roena. ¿Cree que la orquesta de Bobby Valentín podría presentarse sin usted algún día?
Es bien difícil, porque ya Roberto Roena fue una figura y la gente siempre querrá verlo, al igual que a Willie Rosario o que a mí, quieren vernos en tarima. Eso que van a hacer los muchachos, un tributo a Roena, no sé, ese formato funciona por un tiempo, una temporada. Entonces no va la orquesta completa, porque van a formar el grupo allá, si no me equivoco, y esas cosas duran un período muy corto por la curiosidad de volver a escuchar los temas, etcétera. Pero si la gente no ve una figura como Roberto, como que no es lo mismo.
Le voy a explicar por qué. Hay orquestas que llevan el nombre como el Gran Combo de Puerto Rico, que es una institución, cualquier músico, cualquier tipo de músico que sepas que esté en el grupo representa al Gran Combo. Lo mismo que el Grupo Niche, ellos son una orquesta que se dio a conocer y donde los integrantes que lleven no importan, siguen siendo Niche. Pero cuando tú nombras una figura, de nuevo, como Roberto Roena, es el atractivo, entonces un homenaje va a durar muy poco tiempo. Eso mismo pasó con la orquesta de Tito Puente, cuando él murió trataron de seguir en su nombre como la orquesta de Tito Puente, pero no era lo mismo porque él fue una figura grande y al no verla allí pues el público se decepciona. Quizá vayan a verlos una o dos veces, pero no sé si van a ir más.
Hemos visto la desaparición de artistas salseros muy queridos, eventualmente tendrá que llegar otra generación. ¿Cómo ve ese panorama?
Todo lo que está saliendo en el género de la salsa son cantantes. En una orquesta ellos llevan una posición muy importante, pero no son como nosotros, que lo que hacemos al ser músicos es crear un estilo, un sonido que nos identifica. Al halar una cuerda la gente ya sabe que es Bobby Valentín. Ellos hoy en día te pueden grabar con un grupo pequeño, una orquesta más grande o una mediana. Lo que se está vendiendo es la figura de ellos y la voz, no se está vendiendo un sonido. Esta noche tocan con dos trombones, mañana con cinco o tres trompetas, pero sigue siendo el cantante y no crean una identidad sonora. En lo que hacemos nosotros está la combinación con los cantantes que engranan con ese estilo.
Eddie Palmieri, Ray Barretto, Johnny Pacheco... todos ellos le daban prioridad al músico. Hoy los músicos buenos abundan en todos los instrumentos: trompeta, saxofón, trombón, piano, percusión, etcétera. Abundan y son buenísimos. Cuando se presenta con un cantante, por ejemplo, que es la figura principal, el músico pasa a un segundo plano. Los cantantes de hoy en día no presentan a los músicos, solamente cantan y cantan. En el en el caso nuestro está en primer plano el músico igual que los cantantes. Yo los presento en tarima y les doy mi apoyo, porque yo soy músico. Me encargo siempre de que en nuestras presentaciones se les dé credibilidad a los cantantes porque son parte, pero también hay crédito a los instrumentistas a la vez. Todos ellos llevan conmigo muchos años y eso para mí es bien importante. Me acompañan y me entienden, con ellos me siento bien contento, más relajado. De otra forma no es que yo no lo pueda hacer, pero entonces tengo que ensayar y limito mi repertorio. Yo siempre llevo un repertorio de doce o catorce temas y además llevo una reserva. Son cosas que ya están listas, que sin ensayar yo les digo “marco cuatro y nos vamos”.
‘‘No
voy a permitir que la salsa muera. Les doy un consejo a todos los músicos: vamos a seguir para adelante. Si tienes deseos de montar un grupo, créate algo que tenga identidad”. Bobby Valentín