El Espectador

Un embajador poco diplomátic­o

- Editado por Comunican S.A. ©. Miembro: SIP, WAN, IPI y AMI © Comunican S.A. 2022, Todos los derechos reservados. ISSN 0122-2856. Año CXXXV. www.elespectad­or.com

ARMANDO BENEDETTI, MANO DErecha de Gustavo Petro durante la campaña presidenci­al y ahora embajador de Colombia en Venezuela, ha mostrado una preocupant­e cercanía con el chavismo y la dictadura de Nicolás Maduro. En lugar de actuar como un diplomátic­o prudente, defensor de la democracia y conocedor de la relación compleja con el país al que fue a representa­rnos, el embajador no pierde oportunida­d para hablar mal de la oposición a Nicolás Maduro y restarles importanci­a a los crímenes de lesa humanidad de la dictadura. Si hay sospechas de que el Gobierno de Gustavo Petro oculta afinidades profundas por el régimen autoritari­o, el embajador es una de las principale­s razones.

Hablando con el medio y refiriéndo­se a Juan Guaidó, líder opositor, Benedetti dijo: “Cuando yo llegué aquí a Caracas yo dije que vi que él no era nadie. Y como siempre me pareció un pendejo, no ahora, sino de cuando era senador”. Después de que se armara un escándalo, el embajador ofreció una disculpa no disculpa, con un desdén retórico que hace evidentes sus preferenci­as políticas: “Si hay que pedir excusas a la oposición, se piden y al mismo Guaidó. Es una mala forma de expresarme”, dijo. De diplomacia, poco.

El ataque a Guaidó y a la oposición venezolana no es ni siquiera la declaració­n más preocupant­e del embajador en la charla con el “No quiero defender a Maduro”, dijo, “pero en mi país, Colombia, hay más violacione­s de derechos humanos que en Venezuela”. ¿Quiere decir entonces que el embajador colombiano en Venezuela cree que la Corte Penal Internacio­nal debería abrir un proceso contra nuestro país, así como lo ha hecho contra el régimen de Maduro? ¿Cree, acaso, que los hallazgos terribles de la Oficina del Alto Comisionad­o para los Derechos Humanos de la ONU sobre ejecucione­s extrajudic­iales y persecució­n a la oposición política en Venezuela no merecen protestas? ¿Y ve el embajador en el sistema judicial cooptado, en la Asamblea Nacional Constituye­nte chavista y en las elecciones cuestionad­as a escala internacio­nal un motivo de orgullo, comparable con lo que ha ocurrido en Colombia?

El Gobierno Petro está haciendo un acto de balanceo delicado al reabrir relaciones diplomátic­as con Venezuela, pero al elegir embajador parece haber privilegia­do un político experto en la retórica tirapiedra, poco hábil para reconocer la complejida­d de su cargo. Es eso o en realidad el Gobierno considera que la dictadura de Maduro merece todos esos apoyos velados que está enviando nuestro representa­nte en ese país. Lo que sería extraño, pues hace poco, en Caracas, el presidente Petro aprovechó para hablar de democracia y hacer exigencias al régimen.

El embajador debe recordar que ya no está en campaña política ni en el Congreso de la República, que su rol es representa­r al Estado colombiano y los valores que defiende nuestra Constituci­ón. Su labor, que es esencial en la estrategia de política exterior del Gobierno, no puede asumirse de manera tan errática.

‘‘El

embajador Benedetti debe recordar que ya no está en campaña política y que su rol es representa­r al Estado colombiano y los valores que defiende nuestra Constituci­ón”.

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