“Salvar el Amazonas”
LA AMAZONIA ESTÁ DE MODA. POR LO mismo, es apenas entendible que en el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27) que se celebra en Egipto políticos latinoamericanos pretendan posar para la foto de rigor.
El abanico de posibilidades es amplio. Desde la esperanza sembrada en el recién electo Luiz Inácio Lula da Silva hasta el discurso de Gustavo Petro y la presencia del presidente de Surinam, Chan Santokhi.
Además de Nicolás Maduro e Iván Duque.
Los diagnósticos y las soluciones son igualmente diversos. En el caso de Lula se trata de revertir las políticas negacionistas frente al cambio climático de Jair Bolsonaro. Por los lados del presidente Petro hubo espacio hasta para un decálogo. El mandamiento número cinco no fue otro que: “Esperamos el aporte mundial para salvar la selva amazónica”. Los presidentes de Surinam y Venezuela se sumaron al buen ambiente creado por Petro. Maduro, que nada hizo cuando pudo, supo capitalizar la oportunidad y hasta se le vio dialogando cordialmente con el presidente de Francia, Emmanuel Macron. Del expresidente Iván Duque, ahora convertido en un gran amigo de la Amazonia, se supone que debemos obviar sus esfuerzos por militarizar la vida de las familias cocaleras.
Con todo y lo alarmistas, catastróficos y deprimentes que resultan los diagnósticos satelitales sobre el ocaso del pulmón que los mandatarios mencionados pretenden defender, la Amazonia ofrece un aire político.
Entre tanto, seguimos sin espacios suficientes para escuchar a los habitantes de la Amazonia. Los pueblos indígenas no son propiamente el centro de las miradas. En su nombre y con la idea de una Amazonia homogénea transcurren las discusiones.
En tiempos de cambio climático y deforestación nadie criticará la posibilidad de “salvar la Amazonia”. Preocupan, sin embargo, los usos y abusos que en su nombre legitiman agendas políticas nacionales que nada o muy poco tienen que ver con lo que está en juego.