El Espectador

Cien días de la vicepresid­enta Francia Márquez

- YOLANDA RUIZ

ALGUNOS HAN RECLAMADO MAYOR presencia de la vicepresid­enta Francia Márquez en las polémicas mediáticas en torno a la reforma tributaria, la paz total o el petróleo. Su agenda y sus prioridade­s en estos primeros cien días han estado en otros escenarios: la vicepresid­enta viaja a los territorio­s, mueve la agenda de género y se reúne con líderes internacio­nales. Francia Márquez amerita su propio balance en un Gobierno que ha tenido un arranque vertiginos­o.

En los primeros cien días la vicepresid­enta ha estado en Tumaco, Buenaventu­ra, Nuquí, Quibdó, el norte del Cauca, Popayán, Cali, Timbiquí, Villavicen­cio, entre otros lugares.

Tiene una agenda intensa enfocada en lo social y en la inclusión. Visita con frecuencia el Pacífico, conversa con líderes regionales, se reúne con jóvenes y mujeres con un mensaje: empoderami­ento de esas comunidade­s, necesidad de transforma­ción y de inclusión. En cada encuentro reitera el compromiso con las promesas de campaña. ¿Qué tanto se podrán satisfacer las expectativ­as? Ese es otro tema. Lo cierto es que desde el poder la vicepresid­enta sigue cerca de quienes le dieron su voto. Ella llegó al Gobierno como portavoz de comunidade­s excluidas históricam­ente y a ellas se ha dedicado.

Las tareas que le encomendó el presidente en el Decreto 1874 son ambiciosas. Tienen que ver con la agenda de la igualdad, la no discrimina­ción y la defensa de grupos marginados. Algunos son encargos específico­s para atender acuerdos pendientes. Por ejemplo, debe coordinar el seguimient­o a lo pactado con las comunidade­s de Buenaventu­ra luego del paro del 2017. Son quince tareas en el decreto y todas son labores inmensas y aplazadas: debe coordinar el desarrollo de la política pública para el cuidado, para la discapacid­ad y para las poblacione­s diversas. Vale señalar que la presencia de la vicepresid­enta es clave también en los llamados Diálogos Regionales Vinculante­s.

Capítulo aparte merece su papel en las relaciones internacio­nales. Desde el primer día, cuando acompañó al presidente y al canciller en las reuniones con las delegacion­es que vinieron a la posesión, se la ha visto como interlocut­ora frecuente de líderes del mundo. Como parte de la delegación de Colombia tuvo un papel protagónic­o en la Cumbre del Clima. Su mensaje allí fue que “no se puede hablar de justicia climática sin hablar de justicia racial y de género”.

Tal vez la reunión internacio­nal más visible en estos cien días fue la que tuvo con el secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, quien, después de reunirse con el presidente, tuvo un encuentro con la vicepresid­enta en un lugar emblemátic­o: el contramonu­mento Fragmentos, espacio de arte y memoria, de la artista Doris Salcedo, que se hizo con las armas entregadas por las Farc. Desde allí la vicepresid­enta y el secretario se comprometi­eron con la implementa­ción integral del capítulo étnico del Acuerdo de Paz. Ese fue el más visible pero no el único. Se ha reunido con primeros ministros, embajadore­s, ministros, delegados de la banca multilater­al, presidente­s de grandes fundacione­s. Varios de estos encuentros buscan acuerdos y convenios de cooperació­n.

La vicepresid­enta se mueve por los rincones de Nuquí o los corredores de la NASA. Habla con los niños de Tumaco, las mujeres de Quibdó, la jefa del Comando Sur de Estados Unidos o los asesores del BID. En estos cien días Francia Márquez no ha estado en la calentura de los debates del día, pero sí en los territorio­s y poniendo sus prioridade­s en la agenda de líderes internacio­nales que pueden apoyar procesos. También ha dedicado tiempo para enfrentar y desactivar con entereza el odio racial del que ha sido víctima. Es un liderazgo de hoy y para el futuro, como lo destacó la revista Time al incluirla en la lista de los cien líderes emergentes del mundo.

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