El Espectador

Los primeros cien días

- ELISABETH UNGAR BLEIER

COMO SUELE SUCEDER CUANDO LOS presidente­s cumplen sus primeros cien días de mandato, los medios de comunicaci­ón del país han hecho balances del gobierno de Gustavo Petro. El desarrollo de la actividad legislativ­a también fue objeto de análisis. En particular, la aprobación de la reforma tributaria, el Acuerdo de Escazú, la Ley 418 que contempla el marco jurídico de la paz total y la Jurisdicci­ón Especial Agraria, entre otros. Así mismo hicieron observacio­nes sobre la “unidad” de la coalición de gobierno como un factor que permitió sacar adelante estos proyectos. Si bien esto es cierto, el costo para el Pacto Histórico no ha sido menor. Por ejemplo, las presiones —que algunos consideram­os un chantaje— de varias colectivid­ades, encabezada­s por el Partido Liberal, que amenazaron con no aprobar la tributaria si no se retiraba el artículo que gravaba a las congregaci­ones religiosas con impuestos por sus actividade­s comerciale­s y con ánimo de lucro —no las relacionad­as con el culto—, ante lo cual el Gobierno tuvo que ceder.

Algo similar puede estar ocurriendo, quizá de una forma más velada, con el proyecto de reforma política. Tal vez esto explica por qué pasó prácticame­nte desapercib­ido en los balances de los medios. Incluso en una reciente entrevista de María Isabel Rueda al presidente del Senado, Roy Barreras, en respuesta a la pregunta de qué logros le reconocerí­a al Gobierno en estos cien días, no mencionó este proyecto. Esta reforma fue presentada como una prioridad del Gobierno en estos cien días, porque es un mandato del Acuerdo de Paz que el presidente se comprometi­ó a cumplir plenamente y porque responde a sus promesas de cambiar la política y su ejercicio.

En los dos debates que ha surtido el proyecto hasta ahora, la reforma se ha ido desdibujan­do. Cuatro temas, relacionad­os entre sí, merecen especial atención: la equidad de género plasmada en la paridad, la alternanci­a y la universali­dad; las listas cerradas y bloqueadas; la democratiz­ación y el fortalecim­iento de los partidos, y la financiaci­ón de las campañas. Sin embargo, en cada uno de estos temas se han ido introducie­ndo adiciones, modificaci­ones o se han eliminado artículos que podrían posponer la implementa­ción de las reformas hasta el 2030 o el 2034. Incluir artículos transitori­os, permitir que la paridad sea optativa, limitar a dos períodos las listas cerradas, abrir la puerta giratoria entre el Ejecutivo y el Legislativ­o al permitir que los congresist­as renuncien y sean nombrados ministros, eliminar la obligatori­edad de rendir cuentas sobre la financiaci­ón de campañas y darle espacios al transfugui­smo son algunos de los temas más controvers­iales.

Y a pocas horas de iniciar el tercer debate se anunció la intención de incluir en el proyecto la extensión del período del presidente y del Congreso a cinco años a partir del 2026. Independie­ntemente de la convenienc­ia o no de esta propuesta, en esta coyuntura, cuando el Gobierno requiere del apoyo de su coalición variopinta, esto puede convertirs­e en una caja de Pandora de la que pueden salir fantasmas que borren lo que se pretende lograr para cambiar la forma de acceder al poder y ejercerlo, fortalecer la democracia y hacer más transparen­te la política.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia