¡Todos somos Hebe de Bonafini!
Este fin de semana Argentina despidió a Hebe de Bonafini, cofundadora del movimiento de las Madres de la Plaza de Mayo. A lo largo de más de 40 años Hebe se convirtió en la lideresa por excelencia en pro de los derechos humanos, de la memoria, de la verdad y de la justicia.
En una Argentina censurada y silenciada por los dictadores y sus aliados, Hebe fue la voz de la resistencia, de la valentía, del dolor de las madres por sus hijos secuestrados o desaparecidos, pero con la esperanza de reencontrarlos. Según fuentes nacionales, 30.000 personas fueron desaparecidas.
Hebe, junto con 13 mujeres, dio voz y visibilizó a sus hijos perdidos y el mundo conoció su valentía. Su primera protesta ocurrió el 30 de mayo de 1977. Desde el principio se identificaron con sus pañuelos blancos en la cabeza, hechos con telas de pañal para recordar y abrazar a sus hijos. A pesar del riesgo constante y de las amenazas, ellas semanalmente, todos los jueves, desde las 15:30 hasta las 16 horas, marchaban al frente de la Casa Rosada, alrededor del Monumento de la Pirámide de Mayo, considerado por los argentinos un símbolo de libertad.
Un día, ante la represión física e emocional de las autoridades competentes, les dijeron “que caminaran” y fue entonces que se agarraron del brazo y empezaron a caminar de a dos en dos, lo que ya denotaba que la Plaza de Mayo sería el lugar de encuentro con la historia de sus hijos y el lugar para denunciar sus prolongadas ausencias y todo lo que pasaba en los escombros de la dictadura militar argentina, por medio del silencio forzado, de las torturas, de los asesinatos y de los innumerables crímenes de Estado, con la implementación del Plan Cóndor, que era parte del repertorio del sistema represor.
El Movimiento de las Madres de la Plaza de Mayo, liderado por Hebe, desvelaba ante los organismos internacionales y la prensa extranjera todo lo que el gobierno de Videla ocultaba y negaba. Ninguna prisión, maltrato o persecución fue suficiente para que dejaran de realizar estos encuentros marcados con la esperanza de encontrar vivos a sus hijos o simplemente decirles que no habían sido olvidados y que estaban más presentes que nunca en esta Argentina dolorida.
Hebe de Bonafini tuvo divergencias con algunas madres o abuelas de la Plaza de Mayo, pues para ella, aunque sus hijos no hubieran sido encontrados vivos, el pañuelo blanco debería ser una señal de que la lucha continúa, un símbolo de vida y no de muerte.
Querida Hebe, que tu partida sea una oportunidad para reencontrar a tus hijos y a los millares que adoptaste como si fueran tuyos y a estas madres y abuelas que nunca se cansaron de tanto esperar. Que Mercedes de Sosa y tantos otros se unan contigo para cantar a todo el mundo: “Solo le pido a Dios”, bajo la consigna de “Argentina nunca más”. Hebe, tu lucha no fue en vano. ¡Todos somos Hebe! *Profesora Universidad Externado de Colombial.