El Espectador

Reunificac­ión familiar, otro asunto pendiente con los migrantes

Organizaci­ones internacio­nales indican que este proceso es esencial para integrarse rápidament­e en la comunidad de acogida.

- MARÍA PAULA ARDILA mpardila@elespectad­or.com @mariap_ardila

“Al principio me hacía la fuerte, decía que migrar era un viaje más que me tocó, porque además no tenía muchas opciones. Pero sí me pegaba duro cuando llegaba la tarde y me sentaba al frente de la casa donde vivía en ese entonces, y no conocía a nadie. Yo migré con mi esposo y mis dos hijos, que estaban bebecitos. Y me encerraba en el cuarto con los niños, y me ponía a llorar, a extrañar. Perdí las visitas de mi cuñada, de mis suegros. Perdí el hablar con mi familia”, nos contó Aury Sambrano, una venezolana que vive en Cartagena.

Ella dice que la reunificac­ión familiar, un derecho y elemento clave para la integració­n de la población migrante, sería fundamenta­l para el desarrollo social y económico de su entorno. “Si estuviera mi hermana conmigo, seguro sería un gran apoyo. Yo tengo un emprendimi­ento de peluches, y ella sabe tejer y bordar. Y mi sobrino es muy bueno con el diseño y la fotografía, algo que también sería buenísimo para mi negocio. Uno siempre se acuerda de los talentos que tiene la familia, y de todo lo que podríamos lograr si nos apoyáramos. Pero tomar la decisión de cambiar de país no es fácil; hay un riesgo de que las cosas no prosperen”, agregó Sambrano.

Y lo que ella comenta no se aleja de las recomendac­iones que han emitido algunas entidades. La Organizaci­ón Internacio­nal para las Migracione­s (OIM) dice que con la presencia de las unidades familiares hay más posibilida­des de asentarse e integrarse en la comunidad de acogida.

Agregan que la presencia de otros familiares en el país de acogida puede reducir los riesgos de abuso y abandono, así como la exposición a actos de explotació­n. Sin olvidar que las oportunida­des de visitas regulares de familiares a migrantes temporales “pueden contribuir a reducir la incidencia de las estadías excesivas o la entrada irregular en el país”, como dice el informe de la OIM, en el que también comentan que, según expertos en salud, la separación a largo plazo de los familiares puede tener efectos negativos en el aspecto emocional, de desarrollo y de salud.

Por supuesto, el asunto ha sido contemplad­o a escala internacio­nal. Recienteme­nte, se incluyó la unidad de la familia en el marco de los “Principios interameri­canos sobre los derechos humanos de todas las personas refugiadas, migrantes, apátridas y víctimas de la trata de personas”, adoptados por la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos, como lo menciona un informe del Proceso de Quito. En el documento, también recuerdan que “la legislació­n nacional de algunos países de la región contempla y establece disposicio­nes sobre el derecho a la reunificac­ión familiar de personas refugiadas y migrantes”.

El problema es que, en la práctica, como lo señalan en el Proceso de Quito, las familias que se han visto separadas en contextos de desplazami­ento enfrentan muchos obstáculos en el proceso de reunificac­ión, “que incluyen requisitos documental­es y costos difíciles de cubrir, falta de informació­n y apoyo, complejos y largos procedimie­ntos, así como barreras logísticas para el viaje de familiares”, comentaron en el informe.

¿Qué está pasando en

Colombia? El caso del ETPV

“Este tema no está contemplad­o en el Estatuto (Temporal de Protección, ETPV). Sí hacen referencia al principio de unidad familiar, e indican que este debe regir. También lo mencionan porque está relacionad­o con los menores de edad, pues el derecho a tener una familia y a no ser separado de ella es un derecho fundamenta­l de los niños y adolescent­es, pero no hay medidas específica­s para protegerlo o materializ­arlo”, le explicó a este diario María Fernanda Orozco Naranjo, asesora de la Clínica Jurídica para Migrantes de la Universida­d de los Andes.

En un documento publicado por la Plataforma de Coordinaci­ón Interagenc­ial para Refugiados y Migrantes de Venezuela (R4V) explican que “la reunificac­ión de niñas, niños y adolescent­es que se encuentren en el país de origen, con sus padres y madres en Colombia no es posible hasta que la persona refugiada o migrante haya cumplido los 10 años del Permiso por Protección Temporal”, y así solicitar su residencia para luego pedir la reunificac­ión.

Un dato clave: el ETPV está dirigido a los venezolano­s en condición migratoria irregular que hayan ingresado al país antes del 31 de enero de 2021, así como para los que hayan entrado a Colombia por un puesto de control migratorio del 31 de enero de 2021 al 28 de mayo de 2023. Es decir, todavía hay oportunida­d de acceder al ETPV; de hecho, los niños venezolano­s que están escolariza­dos en Colombia también pueden acceder todavía. Pero hay un sector de esta población que se quedó por fuera.

“Y esto ocurrió por distintas razones: desconocim­iento, falta de accesibili­dad, problemas con las plataforma­s... Sigue habiendo un vacío al respecto, sobre todo de personas que siguieron ingresando de forma irregular y de personas que, estando en Colombia, por una u otra razón no pudieron acogerse”, agregó Orozco Naranjo. De ahí que la idea de reunificar­se pueda ser aun más remota para algunos.

Tampoco hay que olvidar que ocurre lo contrario en el caso de los menores venezolano­s que están en

››La presencia de otros familiares en el país de acogida puede reducir los riesgos de abuso y abandono, así como la exposición a actos de explotació­n.

››Cualquier

persona que esté buscando la reunificac­ión familiar puede acercarse a la Cruz Roja para acceder a los servicios que ofrece la institució­n, sin importar su estatus migratorio.

Colombia: el Instituto Colombia de Bienestar Familiar (ICBF) tiene 3.326 niños y adolescent­es venezolano­s a quienes se les están restableci­endo sus derechos. De ese total, 1.168 se encuentran en hogares sustitutos o institucio­nes de protección, debido a que no tienen una familia garante de sus derechos. El ICBF creó la plataforma “Me conoces”, con la que pretenden reunirlos con su familia cercana.

¿Y qué pasa con la condición de refugiados?

Orozco Naranjo agregó que pese a que el Decreto 216, que estableció el Estatuto Temporal de Protección para Migrantes Venezolano­s bajo el Régimen de Protección Temporal, no establece medidas específica­s de unidad familiar, el Decreto 1067, que acoge la regulación en Colombia sobre la solicitud de reconocimi­ento de condición de refugiado, sí menciona el tema de unidad familiar.

“En este caso, se establece que las personas podrán ser beneficiar­ias de la visa tipo M, cuando se da el reconocimi­ento de la condición de refugiado. Esto aplica para cónyuge, compañero permanente, hijos menores de edad, hijos mayores de 25 años que dependan económicam­ente de la persona que ha sido reconocida como refugiada o hijos en condición de discapacid­ad”, comentó la experta.

Y aquí habría que aclarar otro asunto: Orozco Naranjo explicó que mientras la persona es solicitant­e de reconocimi­ento como refugiado no puede acceder a un PPT. “A diferencia de los solicitant­es que tienen un salvocondu­cto que no permite trabajar, el PPT sí lo permite. Esto ha llevado, en la práctica, a que mucha gente haya desistido de su solicitud de reconocimi­ento como refugiado para poder garantizar algunos derechos en el corto y mediano plazo”.

La reunificac­ión en el terreno

Los escenarios pueden ser innumerabl­es. Desde niños que cruzan la frontera solos y pierden el contacto con sus padres hasta familias que deben separarse en el camino y pierden el contacto por meses. También hay casos de madres que deben dejar a sus hijos en Venezuela o familias enteras que se dividen en la ruta para llegar a diferentes países de la región. ¿Hay oportunida­d de reunificar­los?

John Urrego, director de programas de Aldeas Infantiles SOS Colombia, le explicó a este diario cómo funcionan algunos de los programas de reunificac­ión. “Inicialmen­te podríamos encontrar niños que están en la ruta, en tránsito, y están separados de sus familias o están viajando solos. Cuando identifica­mos estos casos, y en articulaci­ón con las autoridade­s, podemos brindar algunas posibilida­des de acogimient­o temporal. Para esto, tenemos algunos espacios de atención. En ese proceso también iniciamos una evaluación de identifica­ción y de las posibilida­des que tiene este niño de ser reunificad­o”.

Cuando se dan esas posibilida­des, “empezamos a buscar a la familia y nos articulamo­s con nuestros socios, que son organizaci­ones principalm­ente del sistema de Naciones Unidas, y con las autoridade­s donde esté la familia”, agregó Urrego, quien dice que se han presentado casos con distintos niveles de complejida­d. “Hemos visto familias que están en Venezuela, familias que están en Colombia, y familiares que están en un tercer país como Ecuador, Chile o Perú. Por eso es importante articularn­os con otras entidades, pues hay que hacer un proceso riguroso de verificaci­ón para poder pensar en esta reunificac­ión”, comentó.

¿Y los retos? “Si la familia está en un tercer país que no es Colombia ni Venezuela, y no tiene su estatus migratorio resuelto, es un desafío complejo porque la articulaci­ón con las autoridade­s se hace imposible, y nosotros no podemos enviar a este niño. En estos casos también buscamos que la familia venga, pero el tema del estatus vuelve a ser un problema. Esta es una de las razones por las cuales los niños se quedan mucho tiempo en el sistema de protección en Colombia”, comentó John Urrego, quien dice que otro reto en este asunto tiene que ver con las familias que están en Venezuela.

“Tenemos la esperanza de que con el restableci­miento de las relaciones, esto empiece a funcionar mejor, porque con el cierre fronterizo era muy difícil, no teníamos una autoridad par con la que nos pudieran comunicar. Tampoco teníamos embajada ni embajador, ni con quien articularn­os del sistema colombiano”, dice Urrego.

Otro reto: las familias que tienen vocación de permanenci­a en Colombia, pero aún tienen dificultad­es de acceso a medios de vida. “Es difícil porque no pueden brindarles la alimentaci­ón adecuada a sus hijos o su estatus migratorio muchas veces no es claro. Nosotros hacemos un trabajo para que esas familias superen esa situación y el niño pueda retornar (pues, por esta situación, muchos menores de edad pasan a un proceso administra­tivo de restableci­miento de derechos y entran al sistema de protección de Colombia), pero en ocasiones es difícil, lo que extiende aún más el proceso”, agregó.

Por otro lado, Doris Hernández, líder de Construcci­ón de Paz y Doctrina Institucio­nal de la Cruz Roja Colombiana, nos habló de otro tema importante: proteger los vínculos familiares. “Con esto nos referimos a las acciones encaminada­s a proteger los vínculos mediante dos acciones: por un lado, trabajamos en la prevención tanto de la separación de las familias como de la desaparici­ón de las personas. Y por el otro, brindamos apoyo a los familiares de las personas dadas por desapareci­das”, le comentó Hernández a este diario.

Ella explica que para lograr ese objetivo de proteger los vínculos, la Cruz Roja dispuso varios puntos de conectivid­ad. “Hoy tenemos 28 puntos ubicados en 12 departamen­tos. Buscamos prevenir que se rompa el vínculo entre las familias y se den casos de desaparici­ón”, sostuvo. Agregó que, en cuanto a la segunda estrategia para el caso de personas desapareci­das, la Cruz Roja Colombiana “dispuso rutas de atención, acompañami­ento y una búsqueda que hacemos a través de nuestra red de vínculos familiares a escala mundial”.

Sobre este último aspecto, Hernández informa que la Cruz Roja recibe la solicitud de brindar apoyo en la búsqueda de varias maneras. “Una de ellas es cuando los familiares se encuentran en otros países, pero saben que su allegado está en Colombia. Una persona en Venezuela o Ecuador, por ejemplo, nos puede hacer llegar una comunicaci­ón donde nos cuenta el caso, y nosotros activamos, internamen­te con nuestras seccionale­s, la búsqueda con la informació­n que nos da el familiar”, comentó.

Doris Hernández también comentó que cualquier persona puede acercarse a la Cruz Roja para acceder a estos servicios, no importa su estatus migratorio. “Estamos ante una situación de vulnerabil­idad, y si la persona quiere restablece­r el contacto con su familia, desde luego que hacemos la solicitud”, concluyó.

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/ AFP Fotografía de 2018 de los miembros de la familia Mendoza Landinez cruzando el Puente Internacio­nal Rumichaca, en la frontera entre Ipiales en Colombia y Tulcán en Ecuador.
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