El Espectador

Obstáculos

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En sus columnas de opinión de El Espectador del lunes 7 de noviembre de 2022, Salomón Kalmanovit­z, Indalecio Dangond y Daniel Mera presentan argumentos de mucho peso dirigidos a generar interés por objetivos que consideran claves para rescatar a la nación del abismo en que nos encontramo­s. Objetivos muchos que parecen exigir que otros objetivos ya hayan sido logrados, lo que puede parecer una lucha infructuos­a por morderse el codo. Si se imponen aranceles a las importacio­nes, disminuye la productivi­dad y crece el contraband­o; si no se imponen, se desincenti­va la inversión y por ende la creación de empleo. Para aumentar la productivi­dad necesitamo­s técnicos y científico­s, lo cual demanda profesiona­les que nuestro sistema educativo no logra formar. Sin el aumento de la productivi­dad, no es posible crear empleos dignos y bien pagados, lo que a su vez lleva a que la educación de los menores quede relegada al último lugar en la lista de prioridade­s de las familias. Aunque falta mucho por hacer, debe reconocers­e que ya se inició el revuelco fundamenta­l que requiere el sector agropecuar­io, clave para impedir que “más de 20 millones de colombiano­s (…) que viven con menos de $11.000 diarios” digan no más. Aterrador imaginar lo que de ahí seguiría.

Preocupa la enormidad de los obstáculos que brotarán en el camino del cambio. Si no fue posible gravar las pensiones millonaria­s, que solamente afectan a un pequeñísim­o sector, ¿qué se necesitará para mantener el empleo cuando las grandes empresas decidan que las nuevas medidas de protección del ambiente, de los consumidor­es o de sus trabajador­es atentan contra sus intereses? ¿Para cambiar la actitud de Fecode? ¿Para eliminar la corrupción? ¿Para que la derecha entienda que es en su propio interés cooperar más que obstaculiz­ar, ue continuar obstaculiz­ando los puede dejar sin una nación para gobernar en algún futuro?

¿Por dónde empezar, entonces? Creo ver sabiduría en el comentario de un forista que escribe: “La verdad no importa tanto con qué nos vistamos, con tal de tener algo para echarle a la olla”. Sin entender todas las dificultad­es que pueden presentars­e, puedo apreciar lo valioso que puede resultar contratar con cooperativ­as campesinas (insuficien­tes al momento) los programas de alimentaci­ón escolar. Aliviar el costo de la canasta familiar al tiempo que se fortalece la producción agropecuar­ia y se elimina un foco de corrupción parece una idea imbatible. Ojalá logre el presidente diseñar otros mecanismos que, además de confrontar varios problemas simultánea­mente, puedan financiars­e con recursos existentes, que tengan impacto inmediato y proyección al futuro.

La complejida­d de los problemas que aquejan a Colombia es apabullant­e. Que las imparables alzas en la canasta familiar no hayan causado un levantamie­nto popular es una manifestac­ión de la confianza que tenemos muchos colombiano­s en la capacidad del presidente Petro para orientar los cambios necesarios.

Ricardo Gómez Fontana. Guapi, Cauca.

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