El Espectador

Ola invernal en Bogotá: no cesan las emergencia­s por las fuertes lluvias

Las vías que llevan de la capital a los municipios de La Calera y Choachí fueron cerradas por deslizamie­ntos o altas probabilid­ades de remoción en masa. Según el Ideam, las lluvias se pueden extender hasta febrero de 2023.

- CRISTIAN CAMILO PERICO MARIÑO cperico@elespectad­or.com @cristian_perico

Las afectacion­es por la extensa temporada de lluvias en Bogotá se han vuelto habituales. Desprendim­ientos de tierra, encharcami­entos por el mal estado del sistema de alcantaril­lado y hasta caídas de árboles son algunas de las secuelas que pareciesen rutinarias. El fenómeno de La Niña en la capital ha dejado más de 1.357 familias afectadas.

Por ejemplo, la vía que comunica a La Calera con Bogotá, específica­mente entre los kilómetros 4 y 8, ha sido una de las más perjudicad­as. El pasado 12 de noviembre una avalancha, ocasionada por las fuertes lluvias, arrastró con lo que se encontró a su paso, llevándose algunas viviendas, vehículos y a tres personas.

Entre las víctimas está Javier Velilla, cuyo cadáver no ha sido encontrado a pesar de la extensa jornada de búsqueda manual. De acuerdo con las autoridade­s, se espera que su cuerpo sea hallado en medio de los trabajos de restauraci­ón en la zona, pero el panorama no es alentador.

A pesar de las labores que se adelantan en ese punto para reducir el riesgo por las lluvias, las constantes precipitac­iones obligan a mantener las alarmas prendidas. En la tarde de este martes, 29 de noviembre, desde la empresa Perimetral Oriental de Bogotá, consorcio encargado del estado de algunas de las vías que comunican los departamen­tos de Cundinamar­ca, Boyacá y Meta, se notificó, nuevamente, el cierre total de la vía a La Calera, entre el sector de Patios hasta Tilatá, como medida preventiva ante las fuertes lluvias.

Este miércoles las restriccio­nes se mantuviero­n, y el consorcio notificó que el paso estará reducido a un carril, debido a la alta probabilid­ad de nuevos deslizamie­ntos que podrían crear afectacion­es materiales e incluso pérdidas humanas. Frente a este escenario, desde el Instituto Distrital de Gestión de Riesgos y Cambio Climático (Idiger) notificaro­n que siguen realizando monitoreo para identifica­r alteracion­es en toda la ciudad.

“Hemos atendido llamados de emergencia por tres deslizamie­ntos: en el barrio El Dorado y El Rocío, de la localidad de Santa Fe, y en el barrio Mariscal Sucre, en Chapinero. Estos lugares están siendo atendidos por las entidades del sistema”, indicó la entidad.

No es la única zona en riesgo

A la fecha, y de acuerdo con la base de datos que maneja el Idiger, existen puntos críticos que podrían sufrir repercusio­nes por la ola invernal. Estos se dividen en dos tipos de alertas: por deslizamie­ntos y por inundacion­es.

Las localidade­s con mayor peligro de derrumbes son Ciudad Bolívar, con 77 sitios; San Cristóbal, con 40, y Rafael Uribe Uribe, con 35. El listado lo completan Usme (24), Sumapaz (18), Usaquén (17), Santa Fe (17), Chapinero (13), Suba (8) y La Candelaria (2).

No obstante, este no es el único riesgo latente en la ciudad. Existen sectores, que lejos de la amenaza de la montaña, tienen probabilid­ades altas de inundacion­es o desbordami­entos de ríos, como el Bogotá y Salitre, por mencionar algunos.

En la capital hay 62 lugares con mayor alerta divididos en siete localidade­s: en el primer lugar está Bosa, con 17, seguida por Fontibón (15) y Engativá (11). En la misma lista, pero con menos sitios, están Suba (7), Kennedy (5), Tunjuelito (4) y Ciudad Bolívar (3).

Sin embargo, es importante mencionar que, según Guillermo Escobar, director del Idiger, en este momento no se ha evidenciad­o un incremento sustancial de los caudales de los afluentes que pasan por la ciudad o en cercanía de la misma.

“Los niveles de los ríos Bogotá, Tunjuelo y Fucha no presentan ningún tipo de alerta por niveles de alto caudal. En el mismo sentido, las quebradas de las diferentes localidade­s no han generado desbordami­entos ni emergencia­s. Se mantiene el monitoreo permanente en el Canal Molinos y las quebradas Morací, Puente Piedra, La Sureña y La Chorrera, ubicadas en las localidade­s de Usaquén y Chapinero”, puntualizó Escobar.

Vía Bogotá-Choachí

La Calera no es el único punto que preocupa. Este miércoles 30 de noviembre fue cerrada la vía Bogotá-Choachí por movimiento­s en masa. Hace dos semanas, desde El Espectador realizamos un recorrido por esta ruta, muy cerca del sector del Verjón, y ya se evidenciab­a parte del riesgo, a pesar de que para esa época no era mayor como lo es ahora.

Según el Sistema Distrital de Gestión del Riesgo y Cambio Climático del Idiger y la Secretaría de Movilidad de Bogotá, hay derrumbes en seis puntos de esta carretera: a la altura de los kilómetros 1, 2, 2.7, 3, 4 y 5.7. Entre las intervenci­ones que adelantan las entidades distritale­s se encuentran la remoción de desprendim­iento de material vegetal y el volcamient­o de arbustos y rocas.

Ahora bien, el recuento de los árboles caídos no se limita exclusivam­ente a esta zona. En 10 localidade­s se ha presentado la baja de 31 individuos arbóreos en la última semana. Si bien no han ocasionado afectacion­es a la integridad de la ciudadanía, sí en la movilidad.

Las localidade­s donde se han registrado estas afectacion­es son Santa Fe (9), Suba (5), Chapinero (4), Engativá (4), Usaquén (3), Rafael Uribe Uribe (2), Usme (1), Kennedy (1), Mártires (1) y Candelaria (1).

De acuerdo con las autoridade­s, en estos puntos hacen presencia la Unidad de Mantenimie­nto Vial, el Jardín Botánico de Bogotá (encargados del corte preventivo), la Secretaria Distrital de Ambiente, el Instituto de Desarrollo Urbano y las alcaldías locales.

El clima no pinta nada favorable para que este tipo de incidentes se reduzcan. Desde el Instituto de Hidrología, Meteorolog­ía y Estudios Ambientale­s afirman que existe un 86 % de probabilid­ades de que las lluvias se extiendan hasta febrero de 2023.

Por lo tanto, el llamado desde el Idiger apunta a que la ciudadanía tome conciencia para prevenir cualquier tipo de tragedia y las administra­ciones locales refuercen sus planes de acción para evacuar a quienes están en zonas de riesgo y ya recibieron actas de evacuación.

Con lo ocurrido en las últimas horas en la capital, es importante resaltar la necesidad de soluciones inmediatas que eviten tragedias o afectacion­es por futuras temporadas invernales, pues resulta imposible creer que cada que llueve en Bogotá se tengan que cerrar vías y alertar comunidade­s para que un deslizamie­nto no haga estragos.

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