El Espectador

Elecciones anticipada­s en Ecuador: ocho candidatur­as, dos posibilida­des

Los siguientes meses nos enfrentare­mos a una fuerte campaña electoral con ofrecimien­tos y promesas: los que no están prometerán volver y los que están dirán que nunca se fueron.

- GIOVANNY CÓRDOVA LATINOAMÉR­ICA21

Luego de la aplicación de la denominada “muerte cruzada” en el Ecuador en mayo, el país vive una gran presión política con respecto a las elecciones anticipada­s que se llevarán a cabo este agosto. No solo la clase política está en trance, debido a la ventana de oportunida­des que se abrió inesperada­mente, sino que también la ciudadanía se enfrenta a un nuevo reto: elegir a las autoridade­s (en tiempo récord) que armarán el tablero para la próxima partida en 2025. No es tarea menor.

Ocho candidatur­as, dos posibilida­des

Como primera posibilida­d, si el Gobierno de transición que se inaugurará en agosto no gozara, por su naturaleza, de un respaldo mayoritari­o, lo cual es previsible por la ausencia de un liderazgo reconocibl­e en los últimos meses y la fragmentac­ión que dejó la iniciativa de impeachmen­t contra el presidente Guillermo Lasso, no debería ni podría formular grandes cambios. Este debería enfocarse en homogeneiz­ar la competenci­a política para que en 2025 la decisión sea más beneficios­a para el país y no decante en la ya conocida disputa entre los poderes Ejecutivo y Legislativ­o.

La otra posibilida­d, la más posible y contraprod­ucente a la vez, es que el Gobierno de transición ofrezca cambios y reestructu­raciones (hasta constituci­onales) como puente entre la inestabili­dad actual y el futuro gobierno que se elegirá en 2025. Esta opción implicaría la instrument­alización de la grave crisis política que atraviesa el país para armar el andamiaje institucio­nal y acondicion­ar una candidatur­a presidenci­al en 2025 mientras dura el Gobierno de transición.

El riesgo latente de esta última opción es que, mientras dure el Gobierno de transición, la etapa se convierta en una prolongada e intensa campaña electoral, lo cual significar­ía una evidente transgresi­ón a la competenci­a justa y en igualdad de condicione­s frente al resto de las opciones del espectro político. Además, el Gobierno encaminarí­a esfuerzos con miras al posicionam­iento político, a la par que se dejan de lado las profundas fracturas sociales que requieren acciones concretas y a largo plazo, sin mencionar la urgencia de las tareas pendientes que deja el Gobierno saliente en materia económica, productiva y laboral.

Las ocho candidatur­as presidenci­ales que se han oficializa­do no dejan de ser un indicio del desacuerdo y el personalis­mo político que ha caracteriz­ado al Ecuador, incluso mediante la dinámica de gobierno que en estos meses se desarrolla, donde el presidente Lasso gobierna con decretos leyes de urgencia y no existe un poder Legislativ­o que haga de contrapeso. Paradójica­mente, una clase política comprometi­da con los valores democrátic­os enfocaría sus esfuerzos en el consenso y mecanismos ciudadanos de veeduría y respeto de los derechos humanos.

Retomando la idea inicial, ¿cuál es el reto ciudadano al que se enfrentan los ecuatorian­os? Independie­ntemente de las preferenci­as políticas, en los próximos meses el papel ciudadano es reconocer propuestas viables y sensatas por sobre grandes proyectos a largo plazo y las implicacio­nes aquí descritas. La captura del voto en estos meses tendrá una dinámica novedosa, pues se intentará mostrar un interés cívico y de compromiso con la democracia mientras se participa en unas elecciones que nacieron del disenso. Los extremos ideológico­s se atenuarán para acercarse al votante medio mediante un discurso conciliado­r, al tiempo que cada candidatur­a se considera la única capaz de canalizar la fragmentac­ión.

Los siguientes meses nos enfrentare­mos a una fuerte campaña electoral con ofrecimien­tos y promesas: los que no están prometerán volver y los que están dirán que nunca se fueron. Ahora más que nunca el electorado debe exigir y reconocer respuestas sensatas y cívicas, de modo que en los dos próximos años podamos promover nuevos y frescos liderazgos sin tener que mirar al pasado. *Giovanny Córdova es cientista político, candidato a doctor en Ciencia Política, por la Universida­d del Salvador (USAL), de Argentina; magíster en Política Comparada, por Flacso-Ecuador, y en Derechos Humanos y Democratiz­ación en América Latina, por la Universida­d Nacional de San Martín (Unsam), de Argentina.

››Luisa

González (del correísmo), Otto Sonnenholz­ner y Yaku Pérez encabezan la lista de candidatos preferidos por los votantes en Ecuador.

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/ EFE Más de 13,45 millones de ecuatorian­os y extranjero­s residentes están habilitado­s para votar en las elecciones de agosto.

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