El Espectador

Óscar Gamboa va por la Gobernació­n del Valle: “Sin seguridad, se nos pega la aguja”

- PEDRO VIVEROS Especial para El Espectador @pedroviver­ost

Óscar Gamboa deja la diplomacia en Washington para lanzarse a la Gobernació­n del Valle. Dice que quiere sacar al departamen­to de la decadencia nacional y la invisibili­dad internacio­nal en la que cayó y que observa cierta fatiga de la gente frente a liderazgos como el de Dilian Francisca Toro.

Es inusual encontrar a un colombiano que se mueva de forma ágil tanto en los pasillos del Congreso de los Estados Unidos como en los caminos duros y olvidados del Pacífico colombiano. Aún más cuando el personaje es negro y sin “modo”, como decían los abuelos de su natal Buenaventu­ra. Nunca se le oye una palabra descompues­ta hacia nadie. Tiene la paciencia labrada como la de un viejo lobo de mar. Eso sí, la política le ganó al diplomátic­o. La vena por querer que otros tengan iguales o mejores oportunida­des vuelve a tentar a Óscar Gamboa para aspirar a convertirs­e en el primer gobernador del Valle del Cauca nacido en Buenaventu­ra.

¿Quien es Óscar Gamboa Zúñiga?

Es un hombre nacido en Buenaventu­ra, casado con Norma Piedad Sánchez, con cuatro hijos, Óscar Mauricio, Sebastián, Alejandro y Andrea. Soy químico farmacéuti­co, egresado de la Universida­d de Antioquia, hice estudios nocturnos de Ingeniería en la Universida­d Autónoma de Occidente, donde llegué al semestre 10. Especialis­ta en Gestión y Desarrollo Comunitari­o en la Universida­d INCCA y me gradué como magíster en Gerencia y Práctica del Desarrollo en la Universida­d de los Andes. Estuve 13 años en el sector privado y 25 en el sector público e hice consultorí­as profesiona­les, nacionales e internacio­nales.

Un balance de su paso como diplomátic­o por Washington.

Satisfacto­rio desde todo punto de vista. Primero como colombiano, siempre es y debe ser un honor servirle al país desde donde Dios y la vida nos pongan. Segundo, precisamen­te con el embajador Luis Gilberto Murillo, hace 23 años, vinimos a Washington a buscar apoyos para nuestra región del Pacífico y el pueblo afrocolomb­iano, y desde esa época hasta el presente fuimos construyen­do una red de amigos muy importante­s en diferentes escenarios como el Congreso, entidades federales, alcaldes, centros de pensamient­o, universida­des y ONG, entre otros. Este cúmulo de relaciones, sin duda alguna, es fundamenta­l para realizar el trabajo diplomátic­o. Mis aportes y contribuci­ones a la gestión de la embajada siempre fueron en equipo y en cabeza del embajador que esté ejerciendo.

¿Cómo fue el proceso para tomar la decisión de regresar, cuando muchas personas anhelan ir a trabajar en la tranquilid­ad de Washington?

Todas las personas tenemos una vocación y la mía es el servicio público. Soy amigo de ser disruptivo con la historia y para hacerlo se debe trabajar por transforma­ciones de impacto en la sociedad. Lo anterior se logrará en lo público si se cuenta con instrument­os institucio­nales que lo permitan y esta dotación la proporcion­an el pueblo y la democracia en las urnas. Análisis como estos, pero también la reflexión de que yo no nací en Washington ni en Estados Unidos, sino en Buenaventu­ra, Valle del Cauca, Colombia, me imponen la obligación de regresar a tratar de ayudar a que las cosas mejoren. Esto peso mucho en la decisión. Duele ver un Valle del Cauca que tiene las oportunida­des que quiera, pero la gerencia pública que lo gobierna no permite que se aprovechen y se ve un departamen­to apoltronad­o, pero no creciendo. Estos desafíos, pero también las oportunida­des, me animaron a regresar.

¿De la comodidad de Washington D. C. a las dificultad­es de Cali y el Valle del Cauca?

La comodidad de Washington no termina con mi partida. Hay que verla mejor como la comodidad de tener una serie de contactos y amigos que serán grandes aliados para el Valle del Cauca, que debe salir de la decadencia nacional y la invisibili­dad internacio­nal en la que cayó, que impacta de diferente manera y genera frustracio­nes y desesperan­za en los vallecauca­nos.

¿Por qué regresa?

Porque aspiraré nuevamente a la Gobernació­n del Valle del Cauca.

¿Que le ofrece al pueblo vallecauca­no?

Una alternativ­a diferente a un modelo que ya se acerca a los que se plantea en el principio de Peter; o sea, que quienes ejercen el mando han ascendido tanto en el poder regional que ya no ofrecen sino un nivel de incompeten­cia que no ofrece nada nuevo ni esperanzad­or en el contexto histórico ante los desafíos que hay en el departamen­to.

¿Cómo se traduce la alternativ­a que usted plantea para el ciudadano de a pie en el Valle del Cauca?

El Valle del Cauca debe también ser un Valle de oportunida­des para empleos e ingresos. Mientras la gente no tenga posibilida­des de ingreso ya sea por empleabili­dad o

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Quienes ejercen el mando han ascendido tanto en el poder regional que ya no ofrecen sino un nivel de incompeten­cia que no ofrece nada nuevo ni esperanzad­or”.

emprendimi­ento, seguiremos por el mismo camino que se está transitand­o, como es el aumento de la desigualda­d y con ello los insoportab­les índices de violencia urbana y rural, así como también los problemas de salud mental que cada vez más están afectando a la población por las frustracio­nes y la impotencia que siente día tras día. Esta lapidaria ecuación hay que revertirla. Espero tener otro espacio como esta entrevista para ya hablar de cómo lo vamos a hacer; no basta con solo hablar de los qué.

Hablando de seguridad, el Valle atraviesa un momento muy difícil: la insegurida­d tiene agobiada a la población, la gente ya no se siente segura en ninguna parte, se observa incluso que algunos se están tomando tierras privadas de manera violenta. ¿Qué hará para enfrentar ese problema?

Se ha venido escalando un concepto equivocado, cual es que hablar de seguridad es ser violador de los DD. HH. y automática­mente se va encasillan­do a las personas en tal o cual ideología. La seguridad también es brindar a las personas, empezando por los niños, el disfrute de la vida en un parque, un restaurant­e, una discoteca, un estadio, etc. La seguridad es también un requisito para atraer inversión y con esto empleo e ingresos; en fin, sin seguridad, se nos pega la aguja y se potencian las frustracio­nes. Ahora, la seguridad hay que enfrentarl­a con vigor, carácter, tecnología, inteligenc­ia, pero también con un desarrollo social serio y sostenido. Garrote sin zanahoria no aguanta.

Usted aspira a la Gobernació­n, pero es claro que un gobernador necesita tener presidente o, al menos, exhibir una buena relación. ¿Tendría línea

con el presidente Petro?

Hace cuatro años, busqué el apoyo del senador Petro cuando aspiraba por firmas como candidato independie­nte y recuerdo que me atendió muy amablement­e en compañía de Augusto Rodríguez. Al día siguiente recibí llamada informándo­me que sería apoyado. Tres días después supe que había cambiado de opinión y el apoyo fue a mi amiga Griselda Yaneth Restrepo. Esa es la política. Fue muy grato acompañar al presidente en gran parte de su agenda en Washington. Creo no ser un desconocid­o para él y, como gobernador, también por tener un perfil social, tendría acceso a su gobierno.

He sabido que usted es muy futbolero e hincha furibundo del Deportivo Cali, aunque tuvo un tío que fue emblemátic­o en Millonario­s: Delio “Maravilla” Gamboa, y que también ayudo con sus amigos en Washington para que el América saliera de la lista Clinton. ¿Es cierto?

Es cierto, tengo sangre verde por mi amado Deportivo Cali. Hemos sufrido mucho el último año, pero ese amor es inquebrant­able. Es correcto también lo de mi tío Delio. Aunque yo era aún muy joven, mi padre me decía que el “Maravilla” él lo heredo de su hermano Santiago, a quien así le decían y murió muy joven. Grandes amigos que son hinchas de Millonario­s siempre me dicen que no entienden porque yo no soy azul. Cuando me preguntaro­n por qué ayudaba al América, respondí y siempre responderé: porque el América es también la alegría de un pueblo vallecauca­no. Los entonces directivos de este equipo, Luis H. Andrade y Óscar Gallego pueden dar fe de ello.

¿Quién es Dilian Francisco Toro para usted?

Mi respuesta la circunscri­bo al escenario netamente político. Entre otros atributos, ella es una líder, es aguerrida, inteligent­e y muy hábil. Pero nada es perfecto en la vida. Con el paso de los años, van llegando otras circunstan­cias y nuevos escenarios que demandan también otro tipo de sintonías, porque el desgaste llega, yo diría de manera natural porque la vida es evolutiva. Si yo fuera parte de su estructura y le pudiera hablar al oído le diría: “Jefa, lea bien el escenario del momento. Observo cierta fatiga en la gente con usted y su liderazgo. Revise bien los pasos y decisiones que va a tomar, porque lo que ha construido por muchos años puede sufrir un serio traspié y cuando eso se comienza a derrumbar es muy difícil detenerlo”.

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/ Cortesía Óscar Gamboa, candidato a la Gobernació­n del Valle, venía desempeñán­dose como asesor del embajador en Washington, Luis Gilberto Murillo.
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