El Espectador

La realidad

- MUCHA BOLA ANTONIO CASALE

En el mundo del fútbol, las diferencia­s económicas entre los ricos y los pobres son cada vez más acentuadas y la cosa no tiene reversa.

Millonario­s, uno de los más pudientes clubes del país, intentó ir por Falcao. El jugador mostró disposició­n, las dos partes hicieron su mejor esfuerzo, pero la propuesta económica no correspond­e con lo que el Tigre, sin cambiar de equipo, se va a ganar en sus últimos años como futbolista y eso se debe respetar. El campeón de Colombia estaba dispuesto a hacer la contrataci­ón más costosa de su historia, mas no se pudo.

Juan Fernando Quintero se va de Júnior porque se molestó con su entrenador, y el dueño, que habitualme­nte ha estado del lado de los futbolista­s antes que del técnico de turno, lo dejó ir. La verdad es que don Fuad debió sentir alivio porque lo que estaba pagando por un muy buen futbolista como lo es Juanfer no resultaba rentable para el club desde ningún punto de vista.

Es que no es solamente lo que cuesta un jugador de esos. Finalmente a Juanfer le estaban pagando lo que acordaron las partes. También es el entorno que los rodea. Desde la estructura del club en donde entrenan hasta los estadios donde tienen que ir a jugar. No es un secreto que ir a la cancha de Tunja, Neiva o Pasto es retador para un futbolista de élite mundial. No es fácil que se sientan seguros en el país que nos toca vivir y sus familias no ven con buenos ojos un regreso a su patria.

En casos como el de Falcao, ya en el final de su carrera, nada asegura su presencia a un nivel óptimo desde lo físico lo que hace altamente arriesgada cualquier inversión. En casos como el de Juanfer, venir a Colombia significa prácticame­nte perderse para una liga de mayor poder como la brasileña, al menos en equipos de élite.

Tampoco resulta estratégic­o gastarse toda la plata en jugadores de ese corte, cuando la realidad de nuestro fútbol es que quien quiera competir en la parte alta de la tabla debe, además de conquistar títulos para ir a cobrar premios en torneos internacio­nales, producir jugadores para vender en el exterior y esa estructura bien ejecutada requiere sedes óptimas, buenas canchas para entrenar, formadores de primer nivel, nutricioni­stas, psicólogos y muchos aspectos más para poder competir a la altura de otros mercados.

Además, en el caso de Juanfer quedó demostrado que con un jugador de élite y una veintena de normalitos no se logran títulos. Ese dinero repartido en una columna vertebral competitiv­a para nuestro medio rendiría mucho más.

Para bien o para mal, el fútbol colombiano debe aprender a construir proyectos que se parezcan más al de Independie­nte del Valle de Ecuador, que en poco más de diez años tiene tres títulos continenta­les y un subtitulo de Libertador­es, además de vender decenas de futbolista­s, que a los de Flamengo, Palmeiras o River. Todos tenemos un techo y ese es el nuestro, ¿qué le vamos a hacer?

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bien o para mal, el fútbol colombiano debe aprender a construir proyectos que se parezcan más al de Independie­nte del Valle de Ecuador”.

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/ Instagram Juan Fernando Quintero Juan Fernando Quintero dejó al Junior tras seis meses con el club.
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