El Espectador

“Asesores espiritual­es”

- LO DIVINO Y LO HUMANO LISANDRO DUQUE NARANJO

EL EXCANDIDAT­O ÓSCAR IVÁN ZUluaga (OIZ) es persona muy adicta a asesores espiritual­es y en realidad ha sido desafortun­ado con ellos. Durante su primera campaña presidenci­al contó con los servicios de Luis Alfonso Hoyos, quien siempre se rehusó a denominars­e “asesor”, a secas, y reclamó para sí el rango de “asesor espiritual”, oficio que lo remitía a cubrir no las carencias meramente electorale­s sino a abarcar algunos vacíos de orden existencia­l, o anímico, de su asistido, convirtién­dose para él en una especie de tutor que lo orienta en las grandes encrucijad­as. El hecho es que Luis Alfonso Hoyos, en su trabajo para OIZ, resultó implicado en el episodio del hacker Sepúlveda para chuzar las reuniones de los comisionad­os del Gobierno Santos conducente­s al Acuerdo de Paz de La Habana. Aquello acabó mal y desde entonces el “asesor espiritual” vive en Miami.

El segundo “asesor espiritual” fue Arturo Uría, sacerdote del Opus Dei que terminó involucrad­o en la grabación autoconden­atoria de Zuluaga en el entramado de Odebrecht. Uría le aconsejó a OIZ “no inmolarse”, es decir, seguir perseveran­do en su mentira de que el pago de US$1’600.000 al publicista brasileño Duda Mendonça no lo hizo la empresa Odebrecht. Mendonça aportó nada menos que la idea de la Z, del zorro, en la campaña, que fue un hit, así como el comercial de “la señora de las naranjas”. Es de suponer que al prelado Arturo, a quien Zuluaga le violó el secreto de la confesión a la inversa —habitualme­nte son los curas los que no pueden revelar los pecados de los feligreses, pero estamos ante el caso de un feligrés que reveló sus propios pecados y los del confesor—, lo llamarán a tribunales eclesiásti­cos, el Opus Dei, supongo, a responder por el fiasco en que incurrió en su misión sacramenta­l.

Ya reactivado el tema de Odebrecht, posiblemen­te siga en la lista de implicados el expresiden­te Santos. Los del Centro Democrátic­o no le van a rebajar esa. Y con razón, si apenas ha caído una sola pieza del entorno santista: el señor Roberto Prieto.

Ya por otros motivos, el haber recibido una cuantiosa coima ($1.000 millones) de varios contratos del exsenador Mario Castaño, ya a la sombra por 15 años, el próximo en verse encausado sería Ciro Ramírez, del star system uribista del Senado. Ahí va a sonar, como mínimo, un personaje muy cercano al expresiden­te Duque, lo que debe tener a este nervioso. Otra “tragedia” para nuestro sufrido expresiden­te Álvaro Uribe.

Murió Iván Márquez. Tuve bastante trato con él, tanto en La Habana, durante las conversaci­ones de paz, como en Bogotá, ya firmado el acuerdo, hasta el punto de llegar a considerar­nos amigos. Elocuente en sus conviccion­es, era un tipo serio, nada solemne, salvo en sus escritos. En las negociacio­nes, tuvo en Santrich una consejería ortodoxa, que, a su juicio, pretendía salvar a la organizaci­ón de excederse en concesione­s a un gobierno miedoso y taimado. Sus lealtades de orden familiar lo hicieron laxo con un sobrino tarambana —Marlon Marín—, que resultó siendo un traidor, circunstan­cia que aprovechó Néstor Humberto Martínez para entrampar a Santrich y Márquez e intentar extraditar­los. Por eso se escaparon ambos, yéndose al monte a fundar la Segunda Marquetali­a. Si no lo hubiera hecho, estarían ambos vivos, pero vestidos a perpetuida­d de naranja. Paz en sus tumbas.

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