Fico vuelve
SERÍA NUEVAMENTE UNA ALTERNAtiva, si alguna se permite y si la llegada de la extrema izquierda no fue una toma inalterable del poder. Todos suponemos que habrá elecciones libres el 29 y aun ahora, para las de mitaca de octubre próximo, se toman precauciones ante muy conocidos peligros.
Federico Gutiérrez, dueño ya de buen caudal electoral, suponemos que habrá pulido una que otra de sus personales características, especialmente de corte regional. Ese tono campechano, muy delicioso entre paisas, habrá adquirido la cadencia más universal del castellano y, aunque pulcro y juvenil, una despuntada de cabello no le estaría mal.
El cambio que él ofrece es uno que no se desapega de las tradiciones más entrañables de nuestro país. Cambio, sí, de malas costumbres y conocidas corruptelas. Existe, bien lo sabemos, un quietismo de mansas injusticias sociales, que desde luego deben romperse: la reforma laboral en curso tiene capítulos que han de aplicarse hacia una liberación de la esclavitud que genera el trabajo para los más pobres y los más indispensables operarios.
Un hombre como Fico habría llevado al país por caminos renovadores, superadas inexperiencias con ayuda de especialistas, tal y como si se hubiera servido el actual Gobierno de Ocampo, Alejandro Gaviria o Cecilia, valgan como ejemplo. En todo caso, sin los traumatismos desafiantes que estamos viendo. Cuantos propiciaron la llegada del actual líder hoy se deshacen en frases no escuchadas de desagrado, frente al desorden, la inseguridad y el crimen desatados en las fechas que corren. La aparente pasividad de un gran hombre, el exmagistrado Iván Velásquez, ha desconcertado a la opinión, quien solamente ahora parece reaccionar, en la medida en que le es posible. Esto, porque no todo es posible ante el invariable déspota de izquierda, como se le denominó en la Alcaldía de Bogotá. ¿En dónde quedó la imponente majestad del espigado canciller, desautorizado cual más en el episodio Benedetti?
Federico va ahora por la Alcaldía de Medellín, lo que al parecer le urge, en su amor por la Villa de la Candelaria, que a todos los nacidos en ella nos apasiona (bien que estoy bogotanizado). No sé qué pasaría si salvada la ciudad del jovencito Quintero, antes virtual promesa, digo, si tras una buena y nueva gestión metropolitana del alcalde Gutiérrez, vuelve a sonar para la Presidencia. ¿Bastará con retirarse un año de la Alcaldía?
Sea como fuere, si de atravesarse a la reelección de Petro se trata (¡con una elección de Roy, Pizarro o Irene!), hay que advertir que el candidato ha de ser único, porque si florecen de nuevo las ambiciones de tibios y troyanos (escribo tibios, no tirios) las mayorías se rompen; esto, en elecciones limpias y seguras y con un buen registrador. Ya el expresidente Pastrana ha pedido la sustitución del actual.