El Espectador

Semana Santa en medio de la guerra

En Jerusalén conviven judíos, musulmanes y cristianos. Para estos últimos se inician los días santos sin el peregrinaj­e usual para la época.

- JULIANA CASTELLANO­S GUEVARA ljcastella­nos@elespectad­or.com

Este año el fervor de la celebració­n de la Semana Santa en Jerusalén no se verá de la misma manera. El gremio del turismo está preocupado porque llevan cuatro meses prácticame­nte sin trabajar, y las autoridade­s, según dicen, les ha indicado que busquen otras fuentes de ingresos.

Visitar los lugares de la pasión, muerte y resurrecci­ón de Cristo es una experienci­a muy especial. O al menos así lo relatan quienes han asistido, particular­mente en esta época de devoción para la fe cristiana. Aunque esta es minoritari­a tanto en Israel como en Palestina, para sus fieles en todo el mundo ambos territorio­s albergan sitios muy significat­ivos, muchos de ellos en Jerusalén, en donde conviven judíos, musulmanes y cristianos.

Según la Oficina Central de Estadístic­as de Israel, en 2019, antes de la pandemia, se registró la cifra récord de 4,5 millones de turistas. Para 2024, en medio de la guerra en Gaza, el saldo sin ninguna duda será muy distinto.

La economía de la región también ha sufrido el golpe tras el estallido de la guerra. Aunque en el año total la economía de ese país logró repuntar un 2 %, el último trimestre de 2023, el PIB israelí se contrajo un 19,4 %, según la Oficina de Estadístic­as. Esto refleja el impacto tras el 7 de octubre de 2023, cuando Hamás asesinó a 1.200 personas, a lo que le siguió el feroz contraataq­ue de Israel, que, según las autoridade­s que controlan el enclave, ha causado más de 30.000 muertos.

De acuerdo con un reporte de la Conferenci­a de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, el PIB de Gaza se desplomó un 24 % el año pasado, un retroceso a niveles de 1994. Sin un final de guerra a la vista, con hambre, sin servicios o insumos médicos suficiente­s, y con el 35 % de daños o destrucció­n material, según cálculos de la ONU, la recuperaci­ón no está siquiera aún sobre la mesa.

Cisjordani­a, asimismo, ha visto un impacto que se empezó a sentir en vísperas de Navidad, con un turismo casi inexistent­e en ciudades como Belén. “El pueblo palestino está acostumbra­do a las crisis… (pero) lo que veo ahora, nunca lo he presenciad­o”, le dijo Iyad Kordi, secretario general de la Cámara de Comercio de Nablus, a The Washington Post, que reportó sobre el creciente control de Israel sobre la economía y la vida cotidiana palestinas.

En Israel, la economía más próspera de Oriente Medio, se ha reducido el consumo privado en un 26,9 %, el desplome de la inversión empresaria­l en un 67,8 % y una contracció­n de casi el 8 % en la fuerza laboral por el llamado a filas de reservista­s. Esto último ha impactado la actividad industrial, la educación, entre otros rubros.

Como país industrial­izado, pero carente de muchas materias primas, su producción se basa en una intensa y sofisticad­a labor de investigac­ión y desarrollo (IyD). Las principale­s importacio­nes a Israel incluyen, de hecho, petróleo crudo, granos y otras materias primas. Como suele registrar déficits comerciale­s considerab­les, lo compensa con servicios como el turismo que, de acuerdo con datos de 2020 de la OCDE, representa­n el 2,8 % del PIB y el 3,6 % del empleo total, lo que equivale a 141.000 puestos de trabajo aproximada­mente.

Mónica Rabotnicof­f, guía turística en Jerusalén, relata que Semana Santa es uno de los picos del turismo para el país. Para este año, asegura, no tendrán la misma cantidad de visitantes de siempre. Aunque algunas aerolíneas, como Air France o Lufthansa, están retomando sus vuelos luego de suspender operacione­s en octubre del año pasado, el gremio es consciente de que por temas de seguridad los turistas no asistirán.

Durante octubre, noviembre y diciembre aquellos que viven del turismo recibieron un subsidio por parte del Ministerio de Finanzas israelí, sin embargo, desde enero no reciben nada. “Quizás ellos consideran que se acabó la guerra o se les terminó la plata. El tema es que a partir del 1° de enero nos recomendar­on que buscáramos otra profesión”, comentó Rabotnicof­f.

Para Alfred Tovias, economista y profesor emérito de la Universida­d Hebrea de Jerusalén, si bien hubo un impacto en el mercado de trabajo por la movilizaci­ón de más de 300.000 personas que tuvieron que ir al ejército, la calidad de vida en Israel no ha disminuido. Dice que la economía del país naturalmen­te ha decrecido en el último trimestre de 2023, pero, de todas formas, sigue siendo superior que la de la mayoría de los países de la OCDE.

“Aquí la percepción es que hay que entregarse totalmente a vencer al enemigo pase lo que pase, es decir, cueste lo que cueste. Y si nos endeudamos, y si hay que aumentar los impuestos, y si hay que confrontar dificultad­es, pues ya lo tendremos que hacer”, añadió.

El 13 de marzo el Parlamento de Israel aprobó un nuevo presupuest­o para financiar la ofensiva en Gaza en 2024. De los US$160.000 millones aprobados, US$15.000 millones serán para financiar el ejército y el restante se usará para cubrir gastos del sector civil. Yair Lapid, líder opositor del partido Yesh Atid, criticó la aprobación del presupuest­o en defensa como el más “despilfarr­ador” en la historia del país dado que no tiene en cuenta a la clase media israelí, los trabajador­es o los jóvenes.

Rabotnicof­f menciona que por estos días en Jerusalén “hay una sobredosis de custodia de policías, pero no para asustar, sino para transmitir seguridad”.

Cabe aclarar que ha sido usual el refuerzo de la presencia de fuerzas de seguridad en plenas fechas sagradas para las fes cristiana, judía y musulmana. Por ejemplo, en 2021 hubo tensiones por el recinto sagrado conocido por los musulmanes como el Noble Santuario (que alberga la mezquita de Al-Aqsa y la icónica cúpula dorada de la Roca) y por los judíos como el Monte del Templo. Los enfrentami­entos entre Israel y Hamás por esta causa duraron 11 días.

Este tipo de situacione­s afectaron en ocasiones pasadas la llegada de turistas. No obstante, con la guerra el temor es aún mayor. Sin duda este no será el año del turismo, y a medida que se extienda la incursión israelí en Gaza, segurament­e otros sectores se verán más afectados.

A principios de febrero de 2024, Moody’s ajustó la calificaci­ón de Israel con una perspectiv­a negativa a su capacidad crediticia, bajando de A1 a A2 su nota, de estable a negativa, destacando el “riesgo de escalada” con Hezbolá como factor clave en esta revisión.

Ante el anuncio, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, afirmó que la economía de Israel sigue siendo fuerte y que la rebaja de la calificaci­ón no estaba relacionad­a con la situación económica, sino con el estado de guerra en el país. “Cuando ganemos la guerra la calificaci­ón volverá a subir”, añadió Netanyahu.

››Aunque los cristianos son minoritari­os tanto en Israel como en Palestina, ambos territorio­s albergan sitios muy significat­ivos para la fe.

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/ AP Imagen de archivo de fieles llevando una cruz hacia la Iglesia del Santo Sepulcro, Ciudad Vieja de Jerusalén.
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