El Espectador

El camino para la cultura en el gobierno Petro

El Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes presentó el Plan Nacional de Cultura, que buscará orientar el camino a transitar para este sector en Colombia.

- SAMUEL SOSA VELANDIA ssosa@elespectad­or.com @sasasosav

“La cultura no está por fuera de nosotros. Hace parte de nuestro sustento. Es el territorio en el que nos levantamos, crecemos, educamos y relacionam­os”, dijo Juan David Correa, ministro de las Culturas, las Artes y los Saberes, luego de entregar al país el Plan Nacional de Cultura 2024-2038 (PNC), la hoja de ruta que traza el camino del Estado en cuanto a lo cultural, entendido no solo desde la dimensión de lo artístico, sino como un componente de lo social, económico, ambiental y político.

El pliego, de 170 páginas, titulado “Cultura para el cuidado de la diversidad de la vida, el territorio y la paz”, es uno de los grandes proyectos de la cartera encabezada por Correa, quien, según sus palabras, desde que asumió el cargo se propuso saldar esta deuda que tenía pendiente Colombia con la cultura, pues hacía más de una década se esperaba la reescritur­a del primer y único Plan Nacional de Cultura que teníamos como país, el cual fue entregado en el año 2000 por Araceli Morales, líder de este ministerio durante el gobierno de Andrés Pastrana.

Este nuevo PNC, construido desde las visiones y voces de cerca de 100.000 ciudadanos y agentes culturales, plantea un enfoque biocultura­l, un concepto incluido por la Corte Constituci­onal en la sentencia T-622 de 2016 que reconoció al río Atrato como sujeto de derechos. Es decir, que el territorio es más que un suelo y se define teniendo en cuenta a quienes lo habitan y lo que ocurre sobre él.

Luis Alberto Sanabria Acevedo, asesor en gobernanza y políticas culturales del ministerio, habló para El Espectador y explicó la consolidac­ión, los enfoques y nuevas perspectiv­as de este documento.

La construcci­ón

El primer Plan Nacional de Cultura, entregado en pleno inicio de siglo, fue pensado en un lapso de diez años y su objetivo era propiciar la construcci­ón de una “ciudadanía democrátic­a cultural”. En ese momento participar­on unos 23.000 ciudadanos para su consolidac­ión. Sin embargo, se cumplió esa década y el Consejo Nacional de Cultura emitió un comunicado, en mayo de 2019, donde manifestó la necesidad de actualizar el documento, pues el país vivía otras dinámicas sociales y lógicas culturales. Por tanto, se inició el trabajo en el período de Iván Duque, que tras finalizar su mandato entregó el plan que lleva el mismo nombre del actual, pero no sería quindenio, sino decenal (2022-2032). No obstante, algunos expertos y ciudadanos criticaron que este PNC fue firmado con el afán de dejarlo aprobado antes de que Gustavo Petro asumiera el poder, sin una consulta previa por parte de los grupos étnicos.

“Se inauguró la casa sin preguntarl­e al dueño. No se llegó a un acuerdo con los grupos indígenas, las comunidade­s rom y las poblacione­s negras, afros, raizales y palenquera­s, y el capítulo étnico del plan está por hacer, restando fuerza, validez y, sobre todo, sentido de coherencia al texto aprobado”, escribió Manuel Salge, docente e investigad­or en un artículo publicado en La Silla Vacía. Fue así como, tras la llegada de Patricia Ariza, se inició un proceso de revisión y ampliación de la participac­ión.

“La ministra Ariza escuchó las voces de muchos colectivos y personas que pedían revisar el plan y querían que estuviera muy sintonizad­o con la propuesta del nuevo gobierno, el cual tiene como pilar la vida, la paz y lo biocultura­l. Desde esa perspectiv­a, se trabajó sobre lo construido. En ese plan de 2022 ya había cerca de 82.000 intervenci­ones de todo el país y eso no se ignoró; por el contrario, lo que se hizo fue ponerlo a disposició­n del sector para que lo revisaran y se expresaran”, explicó Sanabria.

Si bien en febrero del año pasado Ariza salió de la entidad y, desde entonces, se vivieron meses de incertidum­bre y descontent­o por la gestión del Gobierno Nacional, que se demoró hasta agosto para nombrar a un ministro en propiedad, Sanabria aseguró que el trabajo sobre este instrument­o continuó.

“Correa recibió un texto a finales de agosto, el cual leyó muy minuciosam­ente y, aunque lo encontró muy bien, señaló que era necesario darle unidad y coherencia; para eso, nos pidió que conformára­mos un grupo de 15 expertos en políticas culturales, quienes durante tres meses leyeron el documento y, sobre él, hicieron sugerencia­s. El objetivo era que todo quedara parametriz­ado y sirviera de herramient­a orientador­a de los ejercicios de planificac­ión, no solo del Ministerio, sino de las entidades territoria­les, los nuevos alcaldes y gobernador­es”.

Enfoques

El plan se centra en tres campos de trabajo: diversidad y diálogo intercultu­ral, memoria y creación cultural, y gobernanza y sostenibil­idad cultural. Para ello se plantearon cinco enfoques: biocultura­l, territoria­l, diferencia­l e intersecci­onal, de género e intersecto­rial. De acuerdo con Sanabria, cada uno es transversa­l y atiende asuntos que requieren especial intervenci­ón desde lo público.

El enfoque biocultura­l y territoria­l responde a la idea de pensar el patrimonio cultural de manera integrada al entorno. “Lo cultural no es ajeno al cuidado de la vida. Entonces, la protección del medio ambiente es necesaria que se haga desde la cultura. Los oficios que han surgido en los territorio­s vienen, de alguna manera, inspirados por el entorno”, aseveró el experto.

Bajo esta lógica, en el PNC se proponen capítulos específico­s para los pueblos indígenas, comunidade­s negras, afrocolomb­ianas, raizales, palenquera­s y el pueblo rom.

Ese enfoque territoria­l que, de acuerdo con la cartera, invita a que las entidades locales prioricen sus acciones con miras a la descentral­ización y la inclusión de comunidade­s.

Otro punto que se ha destacado de este proyecto es su enfoque de género. Para Sanabria, esto se planteó con una intención de reivindica­r y disminuir la brecha de género y las violencias ejercidas hacia las mujeres y comunidade­s diversas sexualment­e. “Desde el siglo pasado, cuando apareció la Ley General de Cultura, había conciencia sobre el papel que la cultura podía desempeñar en cambiar esa manera de relacionar­nos con la diversidad de género. Aunque la sociedad ha avanzado mucho, creemos que falta, y qué mejor que el campo cultural para continuar el trabajo”.

Según explicó Sanabria, se están construyen­do indicadore­s biocultura­les que permitan verificar el alcance de las estrategia­s propuestas. Estos serán presentado­s en octubre en la cumbre de la COP16, en Cali.

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Plan Nacional de Cultura tiene la vocación de ser una revisión desde la mirada de cada uno de los grupos étnicos”. Ministerio de Cultura

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/ María Fernanda Acosta Bermúdez El Plan Nacional de Cultura 2024-2038 tiene un enfoque principalm­ente biocultura­l; es decir, que comprende la diversidad cultural y biológica de los territorio­s.
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