El Espectador

La comedia americana

- HERNANDO GÓMEZ BUENDÍA *

LA PRUEBA REINA CONTRA DOnald Trump es Donald Trump. Basta oír un discurso o mirar su hoja de vida para saber que es racista, mentiroso, estafador, violador, golpista y responsabl­e de miles de muertes en Estados Unidos, debido a su manejo de la pandemia.

Pero en lugar de un megajuicio por semejante concurso de delitos, el sistema judicial y los demócratas han convertido este prontuario criminal en una gran comedia de equivocaci­ones, así que Trump lleva trazas de quedarse sin castigo.

Primero lo acusaron de trabajar para Rusia, y dedicaron dos años a investigar­lo. El fiscal concluyó que no había “evidencia suficiente de un trabajo coordinado entre la campaña Trump y oficiales de inteligenc­ia extranjera”, aunque sí había evidencia de que “Putin le ayudó con su consentimi­ento”. El jefe del fiscal, funcionari­o de Trump, decidió no acusarlo. Y es que el cargo era increíble, porque ningún candidato a la presidenci­a de Estados Unidos habría dado semejante papayazo.

Después, Trump presidente chantajeó por teléfono al presidente de Ucrania para que le consiguier­a pruebas contra Biden a cambio de la ayuda militar: todos vimos el video. La Cámara acusó a Trump ante el Senado de mayoría republican­a, que lo absolvió por 52 votos contra 48.

Más obsceno todavía fue el intento de golpe de Estado del 6 de enero de 2020, que otra vez no quiso ver la mayoría del Senado.

Trump tiene ahora cuatro procesos penales con un total de 88 cargos y al menos dos procesos civiles por estafa y calumnia donde ha sido condenado a pagar US$537 millones: un angelito.

Pero resulta que los casos están enredados por legalismos y accidentes que no se habría inventado el mejor novelista:

-El caso de la actriz porno cuyo silencio compró con plata de campaña: está probado y el juicio debía comenzar mañana pero resulta que, según encuestas, el delito no le importa a ningún republican­o.

-El caso de los documentos clasificad­os que ocultó sin vergüenza: el caso le cayó a una jueza designada por Trump que le está dando largas, y Biden tenía documentos secretos que entregó de inmediato.

-El caso del intento de robarse las elecciones en Georgia. Es el más peligroso para Trump, porque no podría autoamnist­iarse, pero resulta que la fiscal tuvo un romance con el abogado jefe y esto ha pospuesto su inicio para quién sabe cuándo.

-Y el caso federal más serio por el intento de robarse las elecciones, pero resulta que la Corte Suprema de Justicia con sus seis republican­os (tres designados por Trump) ha anunciado volteretas para que no haya juicio antes del 5 de noviembre.

Trump está usando los juzgados para hacer campaña a costo cero, recolectar dinero que ha perdido en los pleitos… y aumentar su popularida­d cada que aparece otra prueba, porque tiene convencido­s a la mitad de americanos de que Biden los persigue.

La cuestión política es si ese cuento grotesco lo cree la mayoría de norteameri­canos: si Trump es reelegido, este 6 de noviembre se absolverá a sí mismo. La cuestión moral es si puede existir la justicia para un jefe o un exjefe de Estado. La cuestión sustantiva es la fragilidad del Estado de derecho, porque al final depende de cómo se comporten las personas.

* Director de la revista digital Razón

Pública.

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