El Espectador

La vaca de la discordia en Antioquia

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EL DEBATE PÚBLICO ENTRE EL presidente de la República, Gustavo Petro, y el gobernador de Antioquia, Andrés Julián Rendón, sobre la colecta para terminar obras esenciales abre el debate sobre qué pueden hacer las entidades territoria­les cuando la nación se queda sin recursos. Aunque es incorrecto por parte del mandatario de los colombiano­s sugerir que las donaciones pueden infiltrars­e con facilidad por parte de la criminalid­ad, la Gobernació­n de Antioquia también necesita considerar los impactos en política pública que implica pedir donaciones para terminar carreteras. No podemos caer en una administra­ción pública mediante plebiscito, donde quienes más dinero tienen definen qué se construye y qué no.

El Gobierno Nacional anunció hace unas semanas que no puede aportar los recursos para terminar proyectos claves en Antioquia. Los dos más importante­s son el tramo 2 de las vías de conexión del túnel del Toyo, así como un proyecto de conexión con el Pacífico. En total, según datos de la Gobernació­n de Antioquia, se necesita $1 billón para terminar esas construcci­ones. La negativa por parte de Bogotá implica, de nuevo según la Gobernació­n, que después de mitad de año toque interrumpi­r las construcci­ones. En un video publicado el día de ayer, el gobernador Rendón dijo que el riesgo latente es que estemos ante un elefante blanco. Por eso la solución fue abrir una “vaca” para que cualquier persona aportara a las arcas del departamen­to. El resultado ha sido abrumador: al cierre de esta edición se habían recolectad­o más de $1.270 millones en solo dos días de convocator­ia.

Esto llamó la atención del presidente Petro. También ayer, en su cuenta de X, escribió: “Le solicito al gobernador de Antioquia suspender la cuenta de “la vaca” innecesari­a para vías, dado que puede ser infiltrada por dineros sucios del narcotráfi­co incorporad­os a las donaciones”. También agregó que “le propongo más bien implementa­r con el Gobierno Nacional el cobro de valorizaci­ón por las obras ya efectuadas y destinar un porcentaje de esa valorizaci­ón a las vías de

‘‘Estigmatiz­ar

a los donantes no es la manera, pero sí despierta dudas que esta sea la estrategia usada para recaudar fondos”.

Antioquia”.

La primera objeción hace referencia a un comunicado del Clan del Golfo, donde el grupo criminal dijo haber aportado $10 millones a la “vaca”. En respuesta, el gobernador Rendón pidió al presidente no estigmatiz­ar a los más de 5.000 donantes y que tanto la Gobernació­n como Bancolombi­a tienen los mecanismos para filtrar el origen de los recursos. Estamos de acuerdo. Si existe la vigilancia efectiva, no puede sembrarse el manto de la duda sobre una actividad cívica.

Cobrar una valorizaci­ón tampoco tiene mucho sentido. Ante la falla del Gobierno Nacional, se pretende cargar al contribuye­nte antioqueño. Pasaríamos, entonces, de una colecta voluntaria a una nueva obligación con el Estado. En momentos de economía resentida no es lo correcto.

Dicho lo anterior, la colecta deja varias dudas: ¿por qué priorizar unas obras por encima de otras solo porque las personas con más dinero pueden aportar para su construcci­ón? ¿Por qué recurrir a donaciones cuando hay vías institucio­nales mejor regladas para hacerlo? Y, lo más importante: ¿por qué rendirse en el objetivo de un diálogo productivo con el Gobierno Nacional? Es tiempo de construir puentes más allá de la vaca.

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