¿Se cocina algo grande?
Néstor Lorenzo, el entrenador de la selección, habla de acostumbrarse a ganar y lo está logrando. Su era por ahora no registra derrotas y, por el contrario, ha logrado tres victorias frente el mismo número de campeones del mundo. Alemania, Brasil y España han sido víctimas del equipo de todos.
La especialidad del argentino es solucionar problemas. Es tan claro a la hora de corregir a su equipo, que hace ver como si los problemas fueran planeados también. El viernes frente a España tuvo un primer tiempo en el que se defendió bien, lejos de su arco, sin sufrir demasiado, pero proponiendo poco.
Los cambios que hizo para el segundo tiempo le dieron la victoria y la sensación de que pudo ser mejor. Ya había hecho algo similar ante Brasil y Venezuela en eliminatorias, y lo hizo en varios partidos de jornadas FIFA.
Que si Colombia depende de Luis Díaz o no es anecdótico. Mientras esté el guajiro hay que aprovecharlo, porque junto a James Rodríguez son los futbolistas que están en otra categoría, la de los distintos por buenos. No se le puede juzgar a Colombia por la jugadota del de Liverpool para la asistencia de gol a Muñoz del viernes. Además, es una jugada en la que intervinieron activamente James con su pase a Díaz y el propio Muñoz con su gran definición.
Lo cierto, más allá del invicto y de las victorias frente a campeones del mundo, es que pareciera que se está cocinando algo histórico para la selección, y todo parte de una propuesta simple en ataque y paciente en defensa, pero que sobre todas las cosas es consistente. Eso se ha logrado con base en una fortaleza mental propia de un líder que supo ser alumno aventajado de José Néstor Pékerman y futbolista de Carlos Salvador Bilardo en la final del Mundial de Italia 90.
Vendrán las derrotas. Es cierto que hay que mejorar en los primeros tiempos. Es una incógnita saber cómo jugaría este equipo sin Díaz y/o James, pero cada día trae su afán.
Por lo pronto hay que enfrentar a Rumania y cobrar así sea de manera simbólica una deuda histórica que viene de los mundiales del 94 y 98. Sería una buena manera de firmar el libro de los favoritos para la venidera Copa América en Estados Unidos, que dicho sea de paso, es lo que se puede ganar, porque un Mundial parece imposible de lograr.
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lo pronto hay que enfrentar a Rumania y cobrar así sea de manera simbólica una deuda histórica que viene de los mundiales de Estados Unidos 1994 y Francia 1998.