¡Viva la U!
EN EL AÑO 2011 HICE PARTE DEL MOvimiento estudiantil que se agrupó a nivel nacional para protestar contra la reforma de la ley 30 propuesta por el gobierno Santos. En el marco de esa gran convergencia pude conocer la Nacional de Colombia. Debo decir que me conmovió el amor con el que sus estudiantes la habitan. Era su casa, y el hogar que debía tener las puertas abiertas.
Producto de ese cariño he venido siguiendo el proceso de elección a rector. En días pasados la comunidad universitaria eligió al profesor Leopoldo Múnera como su candidato predilecto a la rectoría con un 34 % de margen en las votaciones. A pesar de que la consulta no tiene carácter vinculante, se esperaba que la voluntad se respetara en el Consejo Superior Universitario, órgano que decide. Lamentablemente, no fue así: quien resultó electo fue el profesor José Ismael Peña, quien apenas reunió el 8 % de los votos. Las reacciones no se han hecho esperar: la comunidad universitaria salió a cuestionar la legitimidad de Peña y a indagar sobre los mecanismos que lo llevaron a ser elegido. Lo que ha venido después ha sido vergonzoso. Reuniones secretas para acordar un ganador distinto a Múnera, fórmulas matemáticas para desconocer la consulta, procesos de estigmatización contra el profesor Leopoldo.
Hay que decir que acá el quid del asunto es muy sencillo: existen quienes ven en la universidad un lugar que sirve al país en tanto despacha mano de obra titulada en detrimento de la imaginación, calidad y saber; y existen otros que creemos que la universidad debe ser laboratorio crítico de la sociedad. Dos visiones antípodas que seguirán en tensión. Generalmente cuando esto pasa, la democracia decide. Pero, en este caso, la democracia fue aplastada. Preocupante.