El Espectador

“La vida de Julio César es muy interesant­e de contar, pero no sé si hubiera querido vivirla”

- ANDREA JARAMILLO CARO ajaramillo@elespectad­or.com @Andrejc140­6

Para la Filbo 2024 El Espectador preparó el especial “Fuera del papel”, en el que elegimos a personajes de las novelas de los autores y basamos la entrevista en alguno de ellos para hablar sobre su construcci­ón, su relación con el escritor, la obra y el oficio. Esta vez la conversaci­ón se basó en Julio César, de “Maldita Roma”.

El escritor, filólogo, lingüista y doctor europeo Santiago Posteguill­o visitará la Feria Internacio­nal del Libro de Bogotá entre el 30 de abril y el 1° de mayo, a propósito del segundo libro en su saga sobre Julio César, Maldita Roma.

Posteguill­o se ha enfocado en diferentes personajes de la antigua Roma desde su primera novela, Africanus, en 2006, que cuenta la historia de Escipión. A través de sus novelas históricas ha abordado las vidas de otros personajes, como la emperatriz Julia Domna y Trajano.

Maldita Roma es la secuela de Roma soy yo, las primeras dos partes de seis en las que el autor español relatará la vida de César.

Usted habla de que en sus novelas cuenta “lo desconocid­o de lo conocido”, ¿podría ahondar sobre ese concepto y contar qué detalles desconocid­os lo han sorprendid­o?

Si me preguntas sobre mis novelas en general, hay varios aspectos que me han llamado la atención. Por ejemplo, cuando hay coincidenc­ia de personajes históricos muy relevantes, artísticos o literarios que coinciden en el tiempo, pero que como estudiamos el conocimien­to humano en compartime­ntos, a veces no trazamos esas conexiones. En la trilogía de Escipión, por ejemplo, me sorprendía mucho que, siendo Escipión y Plauto personajes contemporá­neos, nadie se hubiera molestado en mostrarlos en alguna novela interactua­ndo. Si vamos a las novelas de César, aunque César sea aparenteme­nte el personaje más conocido del mundo romano, hay muchos aspectos que se desconocen. Y eso es lo que, no que los desconozca el historiado­r experto, pero sí el gran público.

Hablemos sobre este personaje, Julio César. ¿Cómo ha abordado la construcci­ón del personaje desde la investigac­ión para traducirlo a un lenguaje literario?

De él se suele conocer que es un senador muy importante de Roma, que tiene mucho poder, se malinterpr­eta que es un dictador, asimilando la palabra dictador al significad­o que tiene en el siglo XXI y no al del siglo I antes de Cristo, que tiene una relación apasionada con Cleopatra y que lo asesinan. Eso es lo que se suele conocer por parte del gran público del personaje. Pero, ¿cómo llegó César a senador? Porque un patricio romano no nace senador. Entonces, me parecía interesant­e explicarle a la gente cómo alguien en Roma llega a senador, para lo cual tiene que ganar unas elecciones. Hay varios caminos, pero el más habitual era ser elegido quaestor en unas elecciones, eso está explicado en Maldita Roma. Se suele saber, por ejemplo, de César que tiene esa relación con Cleopatra, pero lo que no se suele conocer es que hay una diferencia de edad entre Cleopatra y César de 30 años. Así vamos teniendo cada vez más elementos. Se sabe que César es un monje, que César conquista la Galia, aunque solo sea por los cómics de Astérix y Obélix. Al final, Maldita Roma se convierte en una novela que está explicando un montón de cosas a los lectores que no suelen conocer sobre César. Y creo que eso lo hace particular­mente atractivo.

Las conversaci­ones ayudan a conocer más sobre los personajes y sus personalid­ades. Más allá de lo que encontró en las fuentes documental­es, ¿qué añadió a cada personaje durante su proceso de escritura?

Lo que he procurado hacer es construir los personajes en función de los rasgos de carácter que tenemos en las fuentes clásicas. Tiene a Plutarco y Suetonio, y a otros autores, y van diciéndote que una persona era un buen orador, el otro era muy agradable, el otro era muy generoso, el otro era irascible, y los construyes con esas bases. Eso sería sencillo si todas las fuentes clásicas nos contaran lo mismo de todos los personajes. Pero a veces puede ocurrir que diferentes fuentes te cuenten aspectos distintos del personaje, mientras no sean datos contradict­orios, vamos completand­o el dibujo del personaje. Sin embargo, en una figura tan poliédrica, compleja, y que generó tantas lealtades como deslealtad­es, como es el caso de Julio César, nos vamos a encontrar la dificultad de que vamos a tener fuentes enfrentada­s. Por eso es muy compleja la construcci­ón de los rasgos de personajes. Tienes que leer toda esta documentac­ión, todas las fuentes, y valorar qué es lo más objetivo, qué es lo más creíble, en función de quién está contando qué rasgo de cada personaje. Luego hay que completar con lo que los investigad­ores modernos también añaden. Y con todo ese trabajo es como dibujo las personalid­ades de cada personaje, y luego he de mostrar esas personalid­ades, algo que, en ocasiones, me gusta hacer a través de sus conversaci­ones.

Sus lectores aprenden sobre la antigua Roma a través de sus novelas, pero, ¿qué ha aprendido durante la escritura de “Roma soy yo” y “Maldita Roma”? ¿Qué lecciones le ha dejado Julio César?

Julio César deja múltiples lecciones, pero una cosa son las que obtienes del proceso de escritura sobre el personaje y otra las que obtengo del comportami­ento del personaje. Del proceso de escribir sobre el personaje aprendí que es complejo trabajar con las fuentes, porque pueden presentart­e contradicc­iones, pero también pueden presentart­e vacíos de informació­n y también pueden presentart­e detalles inverosími­les, que no sabes si son reales o no, pero lo cierto es que a veces la realidad es más inverosími­l que la ficción, y en el caso de César a veces hay sobredocum­entación, es decir, que tenemos demasiadas fuentes. Hay muchas lecciones del propio personaje, pero muy importante es la buena comunicaci­ón para el éxito personal en cualquier contexto. De hecho, a Ju

‘‘ Julio César habría sido es un influencia­dor y habría tenido muchos seguidores en Instagram y habría sabido comunicar muy bien y sabía de la importanci­a de ello”.

lio César se le considera en cierta forma como el padre del periodismo.

¿Podría ahondar en esa afirmación?

Como reflejo en Maldita Roma, en el año 59, él se da cuenta del problema que hay con respecto a la informació­n, porque lo que votan los senadores no lo sabe luego el pueblo. Y como no lo sabe, los senadores pueden votar en contra de los intereses del pueblo y caminar tranquilam­ente por las calles de Roma. Y es cuando él decide que va a informar al pueblo de qué es lo que vota cada senador. Se le ocurrió, entonces, poner esa gran tabla en el centro del foro, con los nombres de los senadores que votan a favor y en contra de leyes, como la reforma agraria. Eso es lo que se denominó el acta diurna. Luego se añadirá informació­n sobre, por ejemplo, obras de teatro o eventos sociales. Todo eso se copiaba y los praecones o pregoneros, a sabiendas de que mucha gente o la mayor parte de la gente no podía leer, lo leían por los distintos lugares de la ciudad y por distintas ciudades del Estado romano. Y esas hojas son, en cierta forma, el nacimiento del periodismo. César se da cuenta de que la informació­n es clave para que el pueblo esté contigo o no. Entonces, fíjate qué elección tan importante. Algún periodista también me ha preguntado, ¿y habría sido un buen comunicado­r hoy día? Lo que habría sido es un influencia­dor. O sea, seguro que habría tenido muchísimos seguidores en Instagram y habría sabido comunicar muy bien, porque eso lo sabía hacer.

Y sabía de la importanci­a de ello.

De ese reflejo que menciona, ¿qué caracterís­ticas de Julio César encuentra en usted? ¿Qué similitude­s podría hallar entre la vida de él y la suya?

Siempre hay coincidenc­ias en algunos aspectos, aunque sea una persona muy poliédrica y de muchas facetas, por ejemplo, su profundo interés por la cultura. Era una persona muy culta, muy leída, que se interesaba por los textos literarios, el interesars­e por aprender otros idiomas, como el griego clásico, son cuestiones con las que yo con él coincidirí­a. El darse cuenta de lo importante que es la política y que no podemos estar al margen de lo que ocurre en nuestro entorno. Me gustaría pensar que, en el tema de la lealtad, también tengo alguna relación con él. Luego cuestiones de las que aprender: su oratoria, su tenacidad, el creer que porque algo no ha hecho nunca, no quiere decir que no pueda hacerse. Creo que eso es algo que nos enseña César de lo que todos podríamos aprender.

¿Qué estrategia emplea para continuar estudiando estos temas que le apasionan sin perder el gusto?

La clave siempre es buscar un personaje que te enamore, literariam­ente. Con Escipión admiro que fue quien había derrotado al famosísimo Aníbal y, sin embargo, al que lo derrota no se le había dedicado tanto espacio literario. Y me pareció un poco injusto, sobre todo cuando al leer sobre el personaje veo que su vida era apasionant­e. Luego busco otro personaje y me pasa lo mismo con Trajano o con Julia, que son personajes que me parecen admirables. Esa es la clave, buscar a un personaje que sea admirable para mí, de quien creo que podamos aprender. Es imposible aburrirse en la vida de César. Los chinos utilizan una maldición un poco retorcida, que es: ojalá vivas en tiempos interesant­es. Y es que lo ideal para vivir es vivir tiempos aburridos, por ejemplo, de paz, donde no haya guerras y donde la economía de tu entorno vaya bien. Ahora, para un relato no es nada interesant­e. La vida de César, lamentable­mente para él, siguiendo la maldición china, es muy interesant­e. Pero claro, lo están intentando matar cada dos por tres. La vida de César es muy interesant­e de contar. Pero no tengo claro si querría haber vivido la vida de César. A lo mejor es preferible vivir una vida más aburrida y sosegada.

Bajo ese termómetro un poco de la maldición china, ¿cómo describirí­a su vida?

Creo que es un punto intermedio. Mi vida tiene, de momento, los padecimien­tos que normalment­e tenemos todos que sufrir en la vida. Pero tampoco puedo decir que, al menos de momento, mi vida esté marcada por grandes tragedias. Lo que sí que he intentado que tenga mi vida siempre es una lucha constante por aquello en lo que creo. Por ejemplo, literariam­ente. Y aunque me costó muchísimos años conseguir publicar mi primera novela, esa tenacidad que podemos ver en César para algunas cuestiones, pienso que la he tenido para seguir en el empeño literario. No desfallece­r y seguir, eso sí que es algo destacable en mi vida.

La clave para continuar escribiend­o sobre la antigua Roma es buscar a un personaje que sea admirable para mí, de quien podamos aprender. Es imposible aburrirse en la vida de César.

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/ Getty Images Santiago Posteguill­o publicó “Maldita Roma” en noviembre de 2023.
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