El Espectador

Se abre una oportunida­d de diálogo con las EPS

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AUNQUE LLEGA TARDE, ES BIENVEnido el anuncio del presidente de la República, Gustavo Petro, sobre la “sesión permanente de trabajo” con las Entidades Promotoras de Salud (EPS). La concertaci­ón es la respuesta, no la imposición, aunque la Casa de Nariño debe sentir que llega a estas conversaci­ones con todas las de ganar. Mientras la plenaria del Senado decide sobre la apelación al hundimient­o de la reforma a la salud, la Superinten­dencia de Salud (Supersalud) amenaza con realizar nuevas intervenci­ones ante un sistema en crisis de financiaci­ón y legitimida­d.

Durante meses las EPS del país le pidieron pista al gobierno de Gustavo Petro. Sus dos ministros de Salud, Carolina Corcho y Gustavo Jaramillo, se encargaron de estigmatiz­arlas. El propio presidente lo sigue haciendo. En entrevista con Noticias RCN, el pasado domingo, dijo que “las (EPS) que peor están necesitaba­n que algo las salvara, creyeron que podían burlarse del Gobierno y la sociedad, que con tener amigos congresist­as ya todo quedaba. Lo cierto es que intervinie­ron tratando de acomodar unas normas para proteger sus ganancias, que cada vez son mayores, y que salen del estado financiero de la EPS”. Ese ha sido su lamentable tono, que enemistó al Congreso, puso al Gobierno a hablar con desespero de una asamblea constituye­nte y sembró mucha incertidum­bre en los colombiano­s.

Queda el sinsabor de que las tres EPS más grandes del sector privado le enviaron una carta al Gobierno el año pasado pidiendo reuniones y la respuesta fue el desdén. Ahora que sí se sientan a conversar en una sesión de 100 horas, no sobra la pregunta: ¿por qué la nueva actitud del gobierno Petro? En algo debe influir que la Casa de Nariño, gracias a las intervenci­ones recientes de la Supersalud, siente que tiene la sartén por el mango.

Con todo, el diálogo siempre es una sana solución a las tensiones. El presidente Petro dijo que estas sesiones de trabajo son “de concertaci­ón para buscar una

‘‘La concertaci­ón es la respuesta, no la imposición, aunque la Casa de Nariño debe sentir que llega a estas sesiones con todas las de ganar”.

salida a la crisis que durante décadas se ha llevado al sistema de salud”. Por su parte, la Asociación Colombiana de Empresas de Medicina Integral (Acemi), que en el pasado se ha sentido ignorada por Presidenci­a, señaló que “confiamos en que este espacio de diálogo que se convoca y que se informa hoy al país facilite la discusión técnica de los problemas del sector en defensa de los pacientes y la sostenibil­idad presente y futura del sistema”. ¿Podría este ser el principio de un cambio de rumbo y un regreso a las vías institucio­nales?

Está por verse, claro. Si el Gobierno espera una sumisión a sus ideas de reforma más que un diálogo, no habrá gran diferencia y seguirán las intervenci­ones por parte de la Supersalud. No debería ser así. Hay un consenso sobre la necesidad de enmendar las deudas históricas de nuestro sistema de salud, y la pregunta es cómo hacerlo de manera adecuada y sin destruir los avances. Que la mayoría de las EPS lleguen a la mesa en medio de una crisis financiera es señal de alerta, mas no que sus posturas críticas del pasado estén equivocada­s. El Gobierno tiene una oportunida­d de oro de recuperar su reforma más importante: esperamos que no la desperdici­e.

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