El Espectador

Sí a la pensional

- GONZALO HERNÁNDEZ*

ANOTÉ HACE TIEMPO LA CONTRADICC­IÓN de que el sistema pensional de Colombia no pensiona.

El problema fundamenta­l no está en la ausencia de un sistema de pilares, en el umbral que separaría la administra­ción pública de la privada o en la forma en que los fondos de pensiones cobran sus comisiones, aunque todo esto ciertament­e debe ser revisado. El verdadero desafío está en que los cotizantes del sistema pensional difícilmen­te llegan a representa­r el 50 % de la fuerza de trabajo, por cuenta del desempleo y porque cuando hay empleo hay informalid­ad. La inestabili­dad laboral, además, les impide a millones de los cotizantes cumplir con los requisitos para una pensión. Al final, solo 1 de 4 colombiano­s en edad de jubilación cuenta con una pensión.

Sin una estrategia de desarrollo productivo basada en una nueva industrial­ización con generación de empleo formal, estabilida­d laboral y una base más amplia de contribuci­ón —con más ciudadanos aportando al sistema de seguridad social—, las reformas sociales siempre gravitarán alrededor de los problemas de fondo sin atenderlos del todo; la seguridad social será más asistencia­lista, y la presión fiscal sobre el Presupuest­o General de la Nación será mayor. Por eso preocupa con razón la sostenibil­idad fiscal del gasto social. No sobra agregar que lo ideal sería que se avanzara en una visión integral de las reformas sociales (pensional, salud y laboral) en lugar de los trámites parciales en el Congreso de la República. Ya sé, una ilusión.

De todos modos, de las reformas sociales del Gobierno, la pensional tiene que ser apoyada y tiene posibilida­des de éxito. Debió ser la siguiente en la secuencia de reformas impulsadas ante el legislativ­o luego de la reforma tributaria. Así lo hizo saber en su momento el exministro Ocampo. Lamentable­mente hoy para el Gobierno, en términos políticos, la ponencia alternativ­a va ganando liderazgo.

Sobre lo fundamenta­l, de varios puntos destaco que: 1. La reforma tiene viabilidad fiscal; 2. El pilar solidario propuesto por el Gobierno elimina la pobreza extrema de los adultos mayores (no es una exageració­n), gracias a un ingreso básico de jubilación de aproximada­mente 223 mil pesos mensuales para la población más pobre; 3. Se otorgan beneficios y posibilida­des de un ingreso cuasipensi­onal para cotizantes que no alcanzan a cumplir con los requisitos de semanas; 4. Elimina las ineficienc­ias de la competenci­a del sector público y privado, permitiend­o que el primero administre el componente de prima media y el segundo un componente complement­ario de ahorro individual; 5. Reduce el tamaño de las pensiones más altas; y 6. Crea un fondo de ahorro, reconocien­do, como dije en alguna ocasión, que cada peso que llega al componente de prima media viene de la mano con un compromiso de pagar una pensión en el futuro. Este compromiso debe estar blindado y el ahorro solo debe ser gastado en pensiones.

Si hubiese la oportunida­d de incluir un solo artículo más, se la daría a un impuesto de renta pagado por las pensiones más altas: una contribuci­ón para financiar el pilar solidario. Esta medida de hecho simplifica­ría las discusione­s sobre las desigualda­des de diferentes regímenes y ciertament­e sería justa para financiar con progresivi­dad el gasto social dirigido a los más pobres.

* Exvicemini­stro técnico de Hacienda y Crédito Público. Profesor titular de Economía de la Universida­d Javeriana.

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