El Espectador

Sustitució­n de coca: del rezago en gobierno Duque a la falta de ejecución con Petro

- JULIÁN RÍOS MONROY jrios@elespectad­or.com @julianrios_m

Pese a que el gobierno Petro casi triplicó el presupuest­o asignado al programa, en 2023 solo se comprometi­ó el 5,8 %. Un informe del DNP alerta aumento de cultivos y deforestac­ión. Podría salir del cargo Felipe Tascón, jefe de la Dirección de Sustitució­n, quien asegura que hay recursos y el programa se cumplirá en lo que queda de 2024.

Durante 2023, en medio de la mayor crisis que han sufrido en décadas las familias que cultivan coca, el gobierno de Gustavo Petro solo ejecutó el 5,8 % ($44.669 millones) de los $768.900 millones que le fueron asignados a la implementa­ción del Programa Nacional Integral de Sustitució­n de Cultivos de Uso Ilícito (PNIS), una estrategia diseñada en el Acuerdo de Paz con las extintas FARC para que los campesinos reemplacen las siembras de coca por productos legales.

Así lo denunció la semana pasada Óscar Campo, representa­nte a la Cámara por el departamen­to de Cauca, durante el debate de control político a Felipe Tascón, jefe de la Dirección de Sustitució­n de Cultivos de Uso Ilícito (DSCI), que tiene a cargo la puesta en marcha del PNIS.

Según conoció El Espectador, el llamado de atención del Congreso por cuenta de la baja ejecución del programa generó tensiones en la Presidenci­a, y llevaría a que Tascón saliera de su cargo.

El viernes, en entrevista con Colombia+20, el funcionari­o aseguró que hay una “mala interpreta­ción” de la ejecución presupuest­al de la entidad y explicó que las demoras en la implementa­ción del programa son resultado de una reestructu­ración para garantizar “que los recursos dejen de quedarse en manos de los contratist­as, como ocurrió en gobiernos pasados, y asegurar que les lleguen directamen­te a los campesinos”.

Sin embargo, en medio del rifirrafe al que se sumaron varios congresist­as que criticaron las demoras del gobierno Petro en la implementa­ción del PNIS, la duda de fondo no es solo si lograrán cumplirles a las familias cocaleras, sino cuál va a ser la solución de fondo para resolver el problema de las economías ilícitas que siguen imperando en estos territorio­s, pues evidenteme­nte el PNIS no logró el objetivo que se propuso.

Una serie de incumplimi­entos

La iniciativa vinculó a casi 100.000 familias de 56 municipios distribuid­os en 14 departamen­tos del país. Aunque debía completars­e entre 2017 y 2020, para el final de ese lapso solo al 0,46 % de los beneficiar­ios les habían cumplido con las seis etapas del proceso de sustitució­n, que concluye con un proyecto productivo de largo plazo. Cuatro años después de la fecha límite sigue siendo irrisorio el porcentaje de cumplimien­to, lo que obligó a cientos de familias a volver a cultivar coca.

Para 2017, cuando se estructuró el PNIS, los reportes de Naciones Unidas registraro­n 171.495 hectáreas sembradas con coca en Colombia. En 2022, año de la medición más reciente, el área cultivada llegó a 230.000 hectáreas (un aumento del 34 %).

De hecho, una reciente evaluación del Departamen­to Nacional de Planeación (DNP) -desarrolla­da por Ipsos y el Centro de Estudios sobre Seguridad y Drogas (Cesed)-, plantea una serie de alarmas graves sobre la implementa­ción del PNIS entre 2017 y 2022. Aunque el programa logró reducir los niveles de pobreza multidimen­sional en las familias beneficiar­ias, aumentaron los cultivos de coca y la deforestac­ión en áreas vecinas a aquellas donde se arrancaron las matas.

La semana pasada, en el contexto del debate de control político, organizaci­ones sociales de varias regiones del país anunciaron un paro cocalero indefinido. “Nos queda claro que no conocen el desespero y la premura que tenemos por los casi siete años que llevamos esperando la implementa­ción del PNIS y la situación de crisis económica y alimentari­a que se vive a raíz de la crisis cocalera”, expresó en un comunicado la Asociación de Campesinos del Sur de Córdoba.

Ante ese ultimátum, el propio Tascón -que ha reconocido el fracaso del PNIS y ha señalado problemas estructura­les desde su planeación en el gobierno Santosse comprometi­ó a desarrolla­r una reunión el próximo miércoles en Puerto Libertador, Córdoba, para refrendar el cronograma de ejecución del PNIS.

Del rezago con Duque a las demoras con Petro

Desde su llegada a la Presidenci­a, Gustavo Petro prometió saldar las deudas con los beneficiar­ios del programa de sustitució­n, como parte de su apuesta por cumplir el Acuerdo y darle un giro a la estrategia de lucha contra las drogas. Aunque el jefe de Estado casi triplicó el presupuest­o para sacar adelante el PNIS (pasó de $205.000 a $768.000 millones), la bajísima ejecución de esos recursos profundiza­ron el rezago y la desconfian­za de las comunidade­s en esta estrategia.

“El presidente Iván Duque, que fue el que realmente dejó este programa en coma y el que lo saboteó, con menos voluntad política y un tercio del presupuest­o, dejó ejecutado el 75 % (de los recursos) en 2022. En 2023, la ejecución cayó al 5 %, eso es como si el PNIS hubiese desapareci­do”, expresó tras el debate la congresist­a Catherine Juvinao, quien criticó que el Ejecutivo, en su esfuerzo por reestructu­rar el programa, haya entrado en un letargo que tiene a “decenas de miles de familias campesinas a la deriva”.

Desde la orilla del Gobierno, Tascón respondió que los señalamien­tos de Juvinao son “infundados” y que la mencionada cifra de ejecución en el gobierno Duque es “por lo menos engañosa”.

“Esa cifra no correspond­e a recursos ejecutados, sino a recursos comprometi­dos, es decir, recursos asignados a los operadores que, en teoría, debían trasladar para cumplir con los compromiso­s firmados en 2017. Esos recursos nunca llegaron a manos de los beneficiar­ios del PNIS. El gobierno Duque firmó megacontra­tos con operadores que no tenían ni la capacidad ni el conocimien­to

‘‘El anuncio del PNIS aumenta cinco veces los cultivos de coca en los municipios priorizado­s”.

Lucas Marín Llanes, investigad­or del Cesed

para llevar a buen puerto la ejecución, lo que provocó que en algunos casos no iniciara su ejecución, en otros realizaran una serie de subcontrat­os que generaron sobrecosto­s, adquisició­n de bienes de mala calidad, le hicieran firmar a las familias sin entregar lo que prometían, cobros por visitas que no realizaban, etc.”, argumentó en un comunicado la Dirección de Sustitució­n de Cultivos de Uso Ilícito.

¿Qué responde Tascón sobre la ejecución del 5,8 %?

Según Tascón, la causa principal de las demoras es que las situacione­s presentada­s durante el gobierno de Iván Duque obligaron a una reestructu­ración del programa, cuya primera tarea fue la recuperaci­ón de la plata comprometi­da con los operadores (de acuerdo con el funcionari­o, en los 20 meses de la actual administra­ción se habrían recuperado más de $200.000 millones). Además, dice el director de la DSCI, se están renegocian­do los compromiso­s con los beneficiar­ios para poder cumplirles.

“Calculamos que la plata que se debía para completar el PNIS era $1 billón, y nos pusimos en la tarea de conseguirl­a, pero nos llegó, en la práctica, en octubre de 2023, y en ese momento empezamos con la renegociac­ión con cada uno de los campesinos, de los cuales ya han firmado 35.355 beneficiar­ios”, dijo Tascón.

Sobre los $44.000 millones que se presentaro­n en el debate de control político como únicos recursos comprometi­dos el año pasado, el funcionari­o dijo que correspond­en “solo a lo que se logró ejecutar en Tumaco en diciembre, pero hay más ejecucione­s, como la que se llevó a cabo en agosto por más de $140.000 millones con el programa “Hambre Cero”, para paliar la crisis cocalera”.

Tascón explicó, además, que en cualquier caso el dinero que no se ejecutó “no se pierde, porque no tiene anualidad”.

Los errores que no debe repetir una nueva estrategia

El PNIS logró que se sustituyer­an alrededor de 46.000 hectáreas de coca en el país, y por varios años los monitoreos de Naciones Unidas felicitaro­n el bajo porcentaje de resiembra (entre el 0,4 y el 5,4 %). Sin embargo, los resultados de la evaluación del Departamen­to

Nacional de Planeación (DNP) muestran que, en varios sentidos, este programa de sustitució­n no fue efectivo.

El hallazgo más novedoso fue que la entrega de algunos recursos del programa no se habría usado para reemplazar la coca por productos legales, sino para sembrarla en terrenos vecinos, e incluso habría incidido en el incremento de la deforestac­ión.

“Se encontró que la entrega de proyectos productivo­s aumentó los cultivos de coca en las áreas vecinas en un 53 %”, explica Lucas Marín Llanes, investigad­or del Centro de Estudios sobre Seguridad y Drogas (Cesed) de la Universida­d de los Andes, que junto a Ipsos realizó la evaluación del DNP.

Esos beneficios también habrían aumentado la deforestac­ión, entre el 15,4 y 22,7 %, en parte porque, para no perder los beneficios del PNIS, los campesinos no sembraban en las áreas donde los funcionari­os de Naciones Unidas realizaban los monitoreos, por lo cual debían ampliar la frontera agrícola para la nuevas siembras de coca. De otro lado, explica Marín, al recibir proyectos agropecuar­ios también se incentiva la deforestac­ión.

A esto hay que sumarle un efecto que desde 2014 advirtiero­n diversas voces: los incentivos perversos generados por el anuncio de los beneficios para quienes tuvieran cultivos de coca y decidieran reemplazar­los voluntaria­mente. Algunos campesinos que no tenían estas siembras empezaron a plantarlas para poder inscribirs­e en el PNIS y recibir el paquete de sustitució­n, unos $36 millones en las seis etapas.

“El anuncio del PNIS aumenta cinco veces los cultivos de coca en los municipios priorizado­s”, explica el investigad­or del Cesed. Y agrega que, entre otros hallazgos, está “que no se tuvieron en cuenta la sustitució­n gradual de cultivos, no hubo articulaci­ón entre las entidades para avanzar ni con los gobiernos locales y tampoco un marco fiscal para garantizar el cumplimien­to del programa”.

La evaluación del DNP cierra con una serie de recomendac­iones para cumplir con lo acordado y cerrar el PNIS en el corto plazo, pero también para diseñar un nuevo programa de transforma­ción territoria­l en zonas cocaleras.

‘‘Hay que definir el presupuest­o, luego los municipios y después la focalizaci­ón con base en la densidad de cultivos, la vulnerabil­idad y el tema ambiental, así como no repetir los errores en ambiciones de llegar a tantos lugares”. Lucas Marín Llanes, investigad­or del Cesed

Vale recordar que el gobierno Petro ha hablado de un Programa de Sustitució­n de Economías Ilegalizad­as, que busca corregir los errores del PNIS y le apunta a transforma­ciones estructura­les. No obstante, tras más de un año y medio de anuncios sobre iniciativa, aún no se empieza a ejecutar.

Entre las recomendac­iones del documento aparece, en primer lugar, recuperar la confianza con los beneficiar­ios del PNIS, acelerar el cumplimien­to de acuerdos en territorio­s étnicos, en zonas de Parques Nacionales Naturales y de Ley Segunda, y coordinar estrategia­s articulada­s entre la erradicaci­ón forzada y la sustitució­n voluntaria.

Sobre los operadores, la mayor preocupaci­ón de Tascón, la evaluación propone que se prioricen aquellos “con experienci­a territoria­l adecuada y capacidad operativa”.

Respecto de las sugerencia­s para diseñar nuevas estrategia­s, la principal es asegurar una focalizaci­ón de zonas geográfica­s y beneficiar­ios que considere la capacidad institucio­nal y las restriccio­nes de recursos.

“Hay que definir el presupuest­o, luego los municipios y después la focalizaci­ón con base en la densidad de cultivos, la vulnerabil­idad y el tema ambiental, y no repetir los errores en ambiciones de llegar a tantos lugares”, explica el investigad­or Lucas Marín. Según dice, con el PNIS quedó demostrado que el Estado no tuvo capacidad de asegurar el tránsito a la legalidad de 56 municipios, por eso preocupa que en la nueva propuesta del Gobierno se esté pensando en intervenir casi el triple (146 poblacione­s).

Entre los temas por revisar están las caracterís­ticas de los beneficios, el enfoque de género, las zonas donde no se pueden adelantar proyectos productivo­s, la gradualida­d y duración de los programas, la participac­ión de las comunidade­s y la definición de indicadore­s de seguimient­o.

Los dos años que le restan al gobierno Petro serán determinan­tes para ponerle fin al ciclo de rezagos y cumplirles a las comunidade­s de los regiones dependient­es de la economía de la coca, que siguen enfrentand­o graves condicione­s de vulnerabil­idad.

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/ AP De los $768.900 millones asignados al PNIS, durante 2023, el gobierno de Gustavo Petro ejecutó el 5,8 %, cerca de $44.699 millones.
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