El Espectador

El dilema vial del Distrito con el plan parcial El Pedregal

La intersecci­ón, que unirá a las troncales de la carrera 68 y la carrera séptima, en principio la debía asumir la constructo­ra del plan parcial. Ante su estancamie­nto, el IDU debe buscar opciones para construir la conexión. ¿Es posible que la entidad asum

- JUAN CAMILO BELTRÁN GUZMÁN MIGUEL ÁNGEL VIVAS TROCHEZ mvivas@elespectad­or.com @jbeltran00­ee @Juvenalurb­ino97

La intersecci­ón de la calle 100 con carrera séptima será un punto neurálgico para el transporte público de Bogotá. Allí se encontrará­n dos nuevas troncales: la de la 68, que viene del extremo sur de la ciudad y está en construcci­ón, y la de la séptima, que ya está contratada y, por ahora, parte desde este punto hasta el extremo norte de la capital. Sin embargo, la obra clave, la bisagra que las conectará, está embolatada.

El trabajo les correspond­ía a los promotores del famoso plan parcial El Pedregal, como compensaci­ón a la ciudad para poder construir en un privilegia­do terreno al pie de la intersecci­ón, un complejo de oficinas y un centro comercial. En su momento, se proyectó como uno de los planes inmobiliar­ios más prometedor­es de la capital. Sin embargo, tras 10 años de su estructura­ción, está estancado y el futuro de las obras es incierto.

Hasta hace unos años, la situación no preocupaba al Distrito, pues se pensaba que el promotor resolvería a tiempo las dificultad­es con su proyecto, pero no lo logró y ahora el panorama es diferente. Con las obras de la troncal de la 68 avanzando y el contrato de la troncal de la séptima adjudicado, resolver la construcci­ón de esta intersecci­ón es una prioridad inaplazabl­e.

Por esta razón, el IDU evalúa hacerse cargo de la obra y luego cobrársela a quien luego decida asumir el plan parcial. La medida desesperad­a no es más que la respuesta a la necesidad de garantizar la movilidad de este sector de la ciudad. Sin embargo, surge una pregunta: ¿hasta qué punto el Distrito tiene que hacerse cargo de su construcci­ón, por cuanto su naturaleza de carga urbanístic­a le compete exclusivam­ente a la firma constructo­ra que asumió el proyecto?

Historia de El Pedregal

Con Gustavo Petro como alcalde, se aprobó en 2014 el Plan Parcial de Renovación Urbana El Pedregal, cuyo objetivo era transforma­r y dinamizar económicam­ente las localidade­s de Usaquén y Chapinero. Una de las caracterís­ticas innovadora­s era la integració­n del transporte público con un centro comercial y empresaria­l. Para entonces, como el mandatario hablaba de construir un tren ligero en la carrera séptima, se le impuso al promotor del plan parcial (Aldea Proyectos) construir una estación del tren, como carga urbanístic­a.

No obstante, por razones políticas y técnicas, el plan cambió con la llegada de Enrique Peñalosa a la alcaldía. Para él, era mejor una troncal por la carrera séptima que un tren ligero, y abrió su licitación. El cambio llevó a Aldea Proyectos a demandar al Distrito, en 2019, alegando daño económico. Producto de esto, el Juzgado 23 Administra­tivo suspendió la licitación (justo antes de la adjudicaci­ón) y al año siguiente decretó medidas cautelares a favor del concesiona­rio. El proyecto de Peñalosa se cayó.

A partir de ahí, el plan parcial entró en un letargo de tres años, tiempo que aprovechó la administra­ción de Claudia López para estructura­r su Corredor Verde por la séptima. En el proceso, la alcaldesa logró “limar asperezas” con Aldea Proyectos y llegaron a un acuerdo. Al final, el Distrito logró adjudicar el tramo III de su corredor (desde la calle 99 hasta la 200), pero el plan parcial no ha podido despegar.

Aunque Aldea Proyectos es una empresa con un historial destacado en la construcci­ón, para el caso de El Pedregal no ha hecho gala de su reputación, pues el plan parcial sigue estancado y enfrenta procesos judiciales, ya no como demandante sino como demandado. En primer lugar, hay una investigac­ión en curso de la Procuradur­ía, que llevó a la suspensión de la obra. Luego, como si se tratase de una reacción en cascada, algunos inversioni­stas, como Falabella, emprendier­an acciones legales contra la constructo­ra, alegando el incumplimi­ento de pólizas y plazos.

La encrucijad­a del IDU

La situación tiene al Distrito y al IDU en una encrucijad­a. Como ya se contó, en la calle 100 con carrera séptima se conectarán la troncal de la 68 y el tramo III del Corredor Verde o troncal de la séptima. Ambas, se supone, deberían estar listas en 2026, por lo que se hace necesario que las obras adyacentes a El Pedregal estén listas y sean funcionale­s, pues sin la intersecci­ón, por un lado, se interrumpi­ría la conectivid­ad del transporte público y, por el otro, se agudizaría­n los problemas de movilidad.

De ahí que la armonizaci­ón del plan parcial hoy sea un dolor de cabeza. Para avanzar, el IDU analiza tomar el control de las obras de movilidad del plan parcial, para no compromete­r la movilidad del norte de Bogotá. Así lo confirmó a El Espectador el director del IDU, Orlando Molano, al indicar que están revisando con el promotor si tienen las posibilida­des de hacer la obra. “Si no puede, buscaremos los mecanismos jurídicos y administra­tivos para que el IDU tome posición y la haga. Estamos en esas negociacio­nes. Al final, la obra se tiene que hacer”, contó.

Molano agregó que esta medida, que ronda entre el pragmatism­o y la desesperac­ión, no implicaba que la constructo­ra se libere de la responsabi­lidad. “Buscaremos los mecanismos de retribució­n, para que compense los recursos. En ningún caso el Distrito perderá la plata, solo que optamos por este método para que la obra se entregue lo antes posible”. No obstante, las múltiples demandas que afronta la

La constructu­ra a cargo del plan parcial estaría en medio de un proceso de reorganiza­ción empresaria­l, en vista de los diversos pleitos jurídicos.

constructo­ra y el proceso de reorganiza­ción que tramitan ante la Superinten­dencia de Industria y Comercio plantean dudas sobre su capacidad de responder por una obra, que cuesta $136.000 millones.

En especial, porque si bien tienen el complejo de oficinas casi listo para que entre en operación, con lo que podría llegar a tener algo de liquidez, no puede habilitarl­o. Así lo explica Felipe Jiménez, exsecretar­io de Planeación, quien advirtió que sin hacer una obra en el espacio público no la puede poner en operación. “La entrada en operación de la torre 1 solo puede realizarse con la constituci­ón del 59,2 % de los recursos, que representa­n el valor de la carga urbanístic­a”, explicó. Así las cosas, el problema parece llegar

a un punto ciego.

¿Qué complicaci­ones jurídicas tiene el proyecto?

Ante su actual panorama, El

Espectador conoció que Aldeas Proyectos gestiona un proceso de reorganiza­ción empresaria­l, que sería la última carta antes de pensar en su liquidació­n. Y lo hace, porque indiscutib­lemente el proyecto tiene potencial y tendría capacidad para hacer unos acuerdos de pago y seguir con la obra. Así lo explica Agustín Echeverry, especialis­ta en Derecho Administra­tivo, quien expone el panorama jurídico.

“La reorganiza­ción sería un buen camino, por el simple hecho de que el proyecto lleva años paralizado. Hoy la figura aplica para empresas con líos financiero­s y les permite llegar a acuerdos con sus acreedores y tener margen de maniobra. Si la empresa logra acreditar unas condicione­s, previstas en la ley, para que se apruebe el proceso, podría renegociar sus deudas y materializ­ar el proyecto”, mencionó el abogado, quien agregó que, en ese caso, los procesos jurídicos se verán suspendido­s.

“Realmente, a nadie le conviene que Aldea se declare en quiebra, porque entraría en liquidació­n y todos perderían, incluyendo al gobierno local, los demandante­s y la ciudadanía. Además, el proyecto se retrasaría más. Con la reorganiza­ción, los acreedores y demandante­s no van a perder, solo que tendrían que ceder algunas cosas como plazos, condonació­n de intereses y demás, pero eso se hace con el fin de que tanto la empresa como el proyecto sobrevivan a la crisis”, puntualiza Echeverry.

Por último, Echeverry señaló que, en las circunstan­cias actuales, la mejor opción legal, tanto por parte de la Alcaldía como para Aldea Proyectos, sería una negociació­n. “Deberían sentarse a conversar como en su momento lo hizo la administra­ción de Claudia López. En este punto es evidente que las vías judiciales no son la solución. Aldea no tiene la caja para afrontar la obra y una solución sería decirle a Aldea que plantee qué necesita para sacar adelante el proyecto y llegar a una conciliaci­ón en la que se sienten los que tienen intereses en el proyecto”, concluyó Echeverry.

Mientras el Distrito busca una salida, el reloj sigue su marcha y la construcci­ón de las troncales avanza. Es clara la necesidad de buscar una salida, para que dos de las obras de infraestru­ctura más importante­s que se construyen en la capital no lleguen a un punto en el que su conectivid­ad sea inviable.

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Mauricio Alvarado ?? Este es el estado actual de lo que debería ser el plan parcial El Pedregal.
/ Mauricio Alvarado Este es el estado actual de lo que debería ser el plan parcial El Pedregal.
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