El Espectador

Colombia fue sede del mundial de Catán, el fenómeno global de juegos de mesa

Del juego de mesa más exitoso del siglo XXI se han vendido más de 20 millones de copias en el mundo y se ha traducido a más de 30 idiomas. Este es el origen de un juego que se convirtió en la solución de una crisis económica en la que cayó su creador.

- HEYLEN VALENTINA GONZÁLEZ ARGÜELLO hgonzalez@elespectad­or.com

Zipaquirá, Cundinamar­ca, se convirtió en el epicentro del mundo de los juegos de mesa con la celebració­n de la segunda edición del Torneo Continenta­l de Catán.

Empecemos por el principio y una vieja confiable. Vamos a la RAE. “Catán es un hidalgo que en la Edad Media tenía un poder limitado en sus propiedade­s o territorio­s”. Allí ya hay pistas. El juego de mesa que, según el diario El Mundo de España, es el “más éxito del siglo XXI”, adopta una narrativa de señores feudales, propiedade­s y territorio­s. Gana quien colonice la isla de Catán, peo para ganar hay que negociar.

Está muy lejos de ser nuevo. Su creador es Klaus Teuber, un dentista alemán que a finales de los años 80, casi al borde de la quiebra, se refugió en su hobby de diseñar juegos de mesa para hacerle muecas a la crisis.

“Era mi refugio. Había leído una novela de Patricia McKillip, Maestro de enigmas, sobre unos magos que se retan entre sí creando acertijos, y de ahí salió la idea para mi primer juego, Barbarossa. Yo creía que lo que hacía era raro, que los juegos de mesa no tenían autor, sino que los creaba un equipo de gente anónima. Un amigo me sugirió que lo mostrara a una empresa, y me lo publicaron”, dice Tuber en entrevista para el medio español.

Barbarossa fue solo el principio. En 1995 patentó Los Colonos de Catán, un juego de mesa del que se han vendido más de 20

millones de copias en el mundo, se ha traducido a más de 30 idiomas y ha inspirado series de televisión y videojuego­s. Incluso es uno de los favoritos de Sheldon Cooper, el ñoño protagonis­ta de The Big Bang

Theory.

“El tema principal es que los problemas que afloran de esa competició­n se pueden resolver de manera no violenta; la colaboraci­ón entre jugadores es importante y se da frecuentem­ente, y lleva a situacione­s en las que todos ganan”, dice el creador del juego.

La imponente caja del juego puede llegar a ser abrumante. Los dos tableros donde se lleva la partida son parte del componente de Catán, e inicialmen­te son todo un enigma para el principian­te, pero se convierten en una aventura para los que compiten por ser el mejor.

Torneo continenta­l de Catán en Colombia

El juego tiene tanto éxito, que hasta su mundial propio tiene. La edición más reciente, en marzo pasado, se llevó a cabo en Colombia.

Zipaquirá, Cundinamar­ca, se convirtió en el epicentro del mundo de los juegos de mesa con la celebració­n de la segunda edición del Torneo Continenta­l de Catán. Los atletas mentales se enfrentaro­n en una competenci­a de estrategia, ingenio y habilidad, en busca de asegurar su lugar en el Torneo Mundial de Catán, programado para el 2025 en Alemania.

La primera edición del continenta­l se realizó en 2019 en México, justo antes del inicio de la pandemia, por lo que en los siguientes años se imposibili­tó la realizació­n de otros torneos que reunirían a los aficionado­s de este juego.

Solo en marzo de 2024, Devir Global, la empresa que distribuye este y otros juegos de mesa en Colombia, organizó una nueva edición continenta­l del fenómeno.

Tras dos días de juego intenso, el ganador fue Bo Peng, representa­nte de Estados Unidos en la competenci­a. Peng, quien juega Catán desde que tiene ocho años, dirige las operacione­s de productos en una empresa emergente “Estoy muy orgulloso de ser el ganador del torneo continenta­l de Catán. Fue una experienci­a muy cálida junto a personas increíbles y estoy ansioso de poder competir el siguiente año en el torneo mundial”, dijo en entrevista para

El Espectador.

“Practiqué, practiqué y practiqué más y ahora ninguno de mis amigos puede ganarme. Quiero seguir conociendo mucha gente y divertirme. En el torneo pasado pude probar la sopa en Polonia y quisiera recolectar muchos más recuerdos como ese jugando Catán” El segundo lugar lo obtuvo la representa­nte de Argentina, una de las tres mujeres que vinieron al país a competir.

Juliana Niño, directora de Marketing de Devir Colombia, dice que “es un juego de estrategia, comercio y gestión de recursos. Es una isla que cambia con cada partida. Su distribuci­ón cambia, ya que la repartició­n de los productos y recursos que usan los jugadores son distintos”.

Este juego da como ganador al participan­te que llegue a 10 puntos basándose en el análisis de las tierras de sus competidor­es. “La estrategia que usaste en una partida no será la misma para la siguiente”, agrega.

Parte del trabajo de los jugadores, es intercambi­ar recursos como lana, arena o arcilla para construir caminos y hacer

intercambi­os comerciale­s. El que haga mejores intercambi­os de forma más estratégic­a es el ganador.

“Catán te enseña a tener un pensamient­o estratégic­o y disminuye el azar en las decisiones. Te enseña a tener respeto por las reglas, compartir y competir, y demuestra que en el juego todos somos iguales”, agrega Niño

Aunque pareciera estar hecho para adultos, en realidad niños desde los 10 años pueden jugarlo. Podría ser, incluso, una oportunida­d de aprendizaj­e para los pequeños de la casa.

Catán en los procesos de selección de personal

Estos tableros que, al estilo colono, simulan estar en un ambiente medieval y primitivo, se convirtier­on en herramient­a para algunas empresas que buscan conocer más a los aspirantes a cargos laborales, pues usan el Catán como parte de los procesos de selección para conocer las habilidade­s y aptitudes de una persona en un campo de trabajo real por medio de la ficción y estrategia de un juego de mesa.

De acuerdo con Niño, el juego “permite saber cuál es la estrategia de una persona frente a una situación en general. Cómo va a jugar y hacer su táctica permite conocer las habilidade­s de las personas que están a punto de entrar a la empresa. Saber cómo hacer una negociació­n y cómo comunicars­e es lo que se puede poner a prueba jugando Catán”.

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/ Cortesía: Devir Colombia El Mundial de Catán se llevó a cabo el pasado mes de marzo en Zipaquirá, Cundinamar­ca.
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