Así emprenden las mujeres colombianas dentro y fuera del país gracias a la Fundación Encausa
Hace 10 años, Aura María Lopera Leal creó esta fundación para apoyar a las mujeres cabeza de hogar a salir adelante con sus emprendimientos y tener una alternativa económica. Con tres sedes en Colombia y una en Miami, Lopera también acompaña a la población de su país que ha migrado a Estados Unidos en búsqueda de mejores oportunidades.
Aura María Lopera Leal es una paisa que estudió Comunicación Social, se especializó en Comercialización Sostenible y trabajó por varios años en responsabilidad social empresarial. Durante esa temporada, realizó un sinnúmero de eventos que aportaban soluciones a diferentes poblaciones del país como mujeres, niños y adultos mayores; sin embargo, siempre quedaba la sensación de querer hacer algo más.
“Decidí que todos esos recursos y esfuerzos debían canalizarse y llegar directamente a las personas y no solo un día o en una fecha en específico, sino todo el año”, señaló Lopera en entrevista con El Espectador. Así fue como decidió darle vida, hace 10 años, a la Fundación Encausa, que, desde su mismo nombre, le apunta a canalizar, orientar y encaminar el apoyo a las poblaciones más vulnerables del país.
A través de alianzas con empresas privadas y organizaciones, Lopera comenzó a crear programas de apoyo para ofrecer soluciones sostenibles —mas no inmediatas— en donde las personas se sientan comprometidas y parte de la construcción de un nuevo proyecto de vida.
Se inició en el Eje Cafetero, luego en Cartagena y por último en Medellín, en donde se encuentran las tres oficinas de la Fundación. “En Cartagena está la oficina principal, porque nos dimos cuenta de que era una de las ciudades con más índice de pobreza y un contraste muy grande”, explicó. Aunque estos sean los focos principales, desde allí, su equipo de trabajo se desplaza a toda la costa Caribe, el centro del país y el suroccidente.
En esta primera década de trabajo, ha logrado apoyar a más de 10.000 negocios liderados por mujeres cabezas de hogar, mujeres privadas de la libertad y pospenadas, al igual que a personas con discapacidad, personas cuidadoras, población desplazada, de la tercera edad o de la comunidad LGBTIQ+.
Hace dos años creó la Escuela de Emprendimiento Encausa, con la que asesora y forma a la población colombiana migrante en Estados Unidos para crear negocios sostenibles y competitivos. En el último año, desde Miami, en el estado de Florida, Lopera ha venido trabajando con más de 500 personas migrantes de Colombia y Latinoamérica.
Un empujón a la autonomía económica de las mujeres
“Desde que tengo mi peluquería, mi vida ha cambiado porque tengo un negocio propio y he aprendido a que mi emprendimiento sea sostenible”, comentó Mariana Jiménez, una mujer de Montes de María que con apoyo de la Fundación fortaleció su emprendimiento en su barrio y encontró una alternativa económica.
Al igual que Mariana, cientos de mujeres en varias partes del país han acudido a la Fundación Encausa para recibir asesorías en formación para el empleo o para crear negocios sostenibles. Con estos dos enfoques, Lopera ha buscado que mujeres cabeza de familia, principalmente, puedan tener alternativas económicas para salir adelante junto con sus seres queridos.
Según relató la directora de Encausa, la mayor parte de las mujeres con las que han trabajado también han sido víctimas de desplazamiento forzado, a causa del conflicto armado interno y algunas han afrontado situaciones de violencia intrafamiliar. A partir de este panorama, las orientan para combatir el hambre en sus casas y tramitar los dolores y heridas emocionales que han dejado la violencia que han vivido.
“Hemos podido desarrollar habilidades blandas y psicosociales, construir planes de vida con ellas para que se reorganicen y hacer esos duelos emocionales para trabajarlos y aminorarlos”, resumió Lopera.
Para las madres cabeza de hogar, se han buscado alternativas de negocio en sus casas para poder tener facilidad en el cuidado de sus hijos y evitar gastos y situaciones adicionales por estar lejos. Desde la costura hasta la comida han sido algunos de los proyectos que han construido junto a las protagonistas, quienes participan en la creación de su negocio.
Cuando se crea la idea, se pasa a la materialización, donde la Fundación, a través de aliados, provee insumos, maquinarias o puentes con proveedores para consolidar el negocio. “Les enseñamos cómo canalizar estas ayudas, distribuirlas y cómo hacer que estos materiales sean duraderos y no se vayan a despilfarrar”, explicó la directora de la Fundación.
Con las mujeres también se construye un plan de negocios, aprenden cómo manejar un presupuesto y a acondicionar el lugar —ya sea su casa o un local—, al igual que un plan de compras. Luego de un proceso de capacitación que puede tomar meses, se entregan los insumos y se pone en marcha el negocio, el cual es acompañado durante tres meses
Desde que tengo mi peluquería mi vida ha cambiado, porque tengo un negocio propio y he aprendido a que mi emprendimiento sea sostenible”,
Mariana Jiménez, Montes de María.
por la Fundación, para garantizar sostenibilidad.
“Cuando pasan esos tres meses, vemos que el negocio es sostenible y los vamos soltando. Ellas también aprendieron educación financiera con nosotros, saben que hacer créditos en la calle, el ‘gota a gota’ o prestar plata de intereses para subsistir en su negocio es un completo fracaso. Nosotros les enseñamos a tener una vida crediticia con las entidades que ayudan a que estos emprendimientos puedan ser sostenibles”, resaltó Lopera.
La Fundación Encausa también ha trabajado con mujeres en cárceles, principalmente de Cartagena y Barranquilla, al igual que con mujeres que han pagado sus condenas y salen en búsqueda de oportunidades. Aura María enfatizó durante la entrevista en lo importante que es aportar al acceso de un trabajo digno para estas mujeres, que muchas veces también son víctimas de violencia por estigmatización y señalamientos por haber estado en la cárcel, y que tampoco tienen experiencia ni conocimientos técnicos certificados recientes.
Para contrarrestar estas situaciones, han realizado talleres de confección, peluquería, modistería, venta, diseño y manejo de redes sociales, pues han sido temas que las mismas mujeres han solicitado. De esta forma, salen con capacidades y conocimientos adquiridos para la búsqueda de un trabajo —o la creación de un emprendimiento—, permitiendo que sea más sencillo empezar de nuevo.
Aunque el trabajo ha estado centrado en mujeres, también se han tejido alianzas para apoyar al resto de la familia. Por ejemplo, en la cárcel de mujeres en Cartagena, a través de un privado, entregaron kits escolares a los hijos de más de 180 reclusas.
Muchas de estas acciones se han realizado de forma presencial; sin embargo, a raíz de la pandemia del covid-19, en 2020 la Fundación abrió programas virtuales para continuar acompañando los procesos con los que venían trabajando para que no fracasaran ni se desmotivaran. El confinamiento también abrió la posibilidad de tejer redes con países como Perú o México, y en ciudades como Miami. Ahora, hay una sede satélite de la Fundación en Perú enfocada en trabajar con la niñez.
Creando redes más allá de las fronteras
El modelo de trabajo de la Fundación Encausa llamó mucho la atención en Miami, donde desde el 2020 se buscó replicar el modelo. A partir de la gran cantidad de hispanohablantes en la ciudad, producto de la migración, Aura María Lopera decidió crear la escuela de emprendedores allí.
“Es algo que estamos trabajando para una población migrante muy importante de nuestro país y países vecinos que necesitan las herramientas que nosotros hemos venido desarrollando”, resaltó. Lopera enfocó su trabajo en las pequeñas y medianas empresas (pymes), pues identificó que son la columna vertebral de la economía estadounidense, según datos de la Oficina del Representante Comercial de los Estados Unidos. Los primeros pasos fueron manejar capacitaciones con el consulado de Colombia en Miami y la Cámara de Comercio Colombo Americana.
“Encontramos que muchas personas, al migrar, dejaron empresas, emprendimientos o micronegocios en su país de origen o los cerraron por venirse a Estados Unidos a hacer oficios varios. Con estos espacios iniciales nos dimos cuenta de que había personas que tenían toda la capacidad y herramientas para reiniciar sus negocios en este país”, afirmó.
La Fundación comenzó a empaparse de las ayudas y normas de funcionamiento de los negocios en este país para incorporar a la población migrante a la economía formal. Esto con el fin de brindar asesoría clara sobre los recursos que ofrece el Estado al sector social y económico al que se le estén apostando. Por ello, la Escuela ofrece dos etapas de formación: una enfocada en conceptos fundamentales de la gestión empresarial, gestión de recursos y marketing, que se realiza totalmente en línea a través de talleres virtuales. La segunda, enfocada en el desarrollo del producto y estrategias internacionales, que se dicta de forma presencial.
Todo esto ha estado acompañado de un análisis del mercado para crear y fortalecer emprendimientos realmente atractivos para los clientes. Por ejemplo, Lopera explicó que el sector belleza, con peluquerías, spas, barberías y el trabajo de las uñas, es uno de los más apetecidos. También las lavanderías, la renta de bodegas para depósitos y los negocios de comida colombiana, principalmente, y panaderías. Las confecciones y los trabajos manuales también son apetecidos, gracias a la herencia artesana que tenemos como colombianos.
“Ser empresario no es fácil, ser microempresario menos y ser emprendedor todavía más difícil, pero es muy gratificante. Somos muchos más los que queremos apoyar y las personas se dejan guiar más por la bondad que por otro tipo de sentimiento; soy fiel creyente de eso”, afirmó Lopera.
Tanto en Colombia como en Estados Unidos, el principal reto de los emprendimientos respaldados por la Fundación Encausa es seguir trabajando en la calidad y la eficacia para ser competitivos en las industrias. Muchos han logrado darles mejor calidad de vida a sus familias, salir adelante e incluso pagar los estudios que alguna vez vieron truncados por falta de oportunidades económicas.
Con estos espacios iniciales nos dimos cuenta de que había personas que tenían toda la capacidad y herramientas para reiniciar sus negocios en este país”.
Aura María Lopera.