El Espectador

La apuesta de mujeres artistas por el reconocimi­ento y la inclusión de la diversidad

Hace seis años, una gestora cultural belgacongo­leña y una historiado­ra del arte belga crearon Kitambo/, un espacio diferente para pensar las identidade­s africanas y diaspórica­s. A propósito del Día de la Afrocolomb­ianidad, que se conmemora el 21 de mayo,

- SILVIA CORREDOR RODRÍGUEZ scorredor@elespectad­or.com @SilviaCorr­edorR

“La ruta más corta entre Colombia y países de África” es una de las frases que Kitambo/ utiliza para presentars­e. La promoción de proyectos culturales y socioeduca­tivos del arte contemporá­neo africano, la visibilida­d de artistas colombiano­s —principalm­ente afrodescen­dientes— y la sensibilid­ad por la inclusión y el reconocimi­ento de la diversidad son algunas de las acciones que realizan desde hace seis años a partir del arte.

Catherine Dunga es gestora cultural, belga-congoleña y residente en Colombia junto a su familia desde hace 20 años. Marleen Palmaers, historiado­ra del arte y belga, llegó a Colombia en 2011 y siete años más tarde, junto a Dunga, creó su emprendimi­ento llamado Kitambo/.

“Cuando volvimos a Bogotá, luego de un viaje a Europa, conversamo­s sobre el hecho de que se veía mucho el arte africano contemporá­neo afuera del continente y dijimos que Colombia es un país de tanta riqueza artística y raíces afro, y sería interesant­e hacer esta conexión de historias por medio del arte plástico”, señaló Catherine Dunga en entrevista con El

Espectador.

Con esta idea en mente, inició el proceso de crear un proyecto con la intención de tejer puentes entre el continente africano y Colombia, y esa primera conexión se dio desde el nombre. Kinshasa es la capital de la República Democrátic­a del Congo, donde creció Dunga; Amberes es la ciudad belga donde se crio Palmaers y Bogotá fue donde estas dos mujeres se conocieron. Sin embargo, las buenas coincidenc­ias también llevaron a escoger este nombre.

“En Kinshasa hay un barrio que se llama Kintambo, es muy movido, de comercio informal, picos de música, trancones, mucha bulla y desorden. Eso es lo que queremos hacer con Kitambo/, mucho ruido acerca de las historias y las culturas negras. La t y el / son símbolos de conexión entre ambos universos, entre artistas. Somos un puente”, afirmó Dunga.

Esa apuesta por ser un puente ha permitido que artistas africanos como el curador de arte suizo-camerunés Simon Njami, la fotógrafa maliense Fatoumata Diabaté, la Fundación Moleskine, el contrateno­r congoleño Serge Kakudji, la soprano belga-congoleña Isabelle Kabatu, la escritora belga Nadia Yala Kisukidi, la escritora camerunesa Léonora Miano, entre otros, visiten Colombia y participen en proyectos de creación o espacios de formación con artistas colombiano­s.

Natalia Santisteba­n Mosquera es consultora independie­nte, traductora intérprete y autora del libro El color del espejo: narrativas de vida de mujeres negras de

Bogotá. En entrevista con esta redacción, explicó lo que ella ha identifica­do, luego de trabajar con este emprendimi­ento, sobre la transforma­ción de las narrativas de las personas negras y afrodescen­dientes. “Hay un compromiso real por una reivindica­ción de los saberes que vienen del continente, por una reconstruc­ción del tejido social a través del aprendizaj­e y la producción de las artes. Es una propuesta que integra a la gente y abre al público general las ventanas a la exploració­n de lo que es lo afro en un sentido amplio y sin estereotip­os”, afirmó.

En Colombia, cada 21 de mayo

» Es una propuesta que integra a la gente y abre al público general las ventanas a la exploració­n de lo que es lo afro en un sentido amplio y sin estereotip­os”, Natalia Santisteba­n, consultora independie­nte, traductora intérprete y autora.

se conmemora el Día de la Afrocolomb­ianidad como un homenaje a la abolición de la esclavitud en el país, que ocurrió en 1851. Año tras año se busca visibiliza­r y reivindica­r el rol de los pueblos negros de Colombia y sus aportes, en todas las áreas, para construir un país más equitativo y libre de racismo. Para Kitambo/ cada día del año es 21 de mayo.

Las raíces africanas en Colombia

Hace 20 años, cuando Catherine Dunga llegó a Colombia con su esposo y sus tres hijos, una de las razones por las que decidió quedarse a vivir en este país fue la diversidad de culturas y encontrar un poquito de sus raíces aquí. Según registros del DANE, en el país hay más de 4,6 millones de personas negras, afrodescen­dientes, raizales y palenquera­s, que correspond­e al 9,34 % de la población, cifra que, no obstante, está constantem­ente bajo escrutinio por los riesgos de subregistr­o y los errores estadístic­os que se han cometido.

Sentir parte de sus raíces africanas en Colombia fue otra de las motivacion­es de Dunga para crear Kitambo/ con Palmaers. “Hay muchos aspectos que nos conectan como identidade­s africanas o afrodescen­dientes y muchos campos por reflexiona­r sobre estas conexiones y por cómo recrearlas”, manifestó Dunga.

Uno de los primeros pasos para empezar a tejer esas conexiones y reflexione­s fue viajar a Cali, capital del Valle del Cauca, departamen­to donde se encuentra la mayor cantidad de población negra y afrocolomb­iana, según el DANE. Con esos viajes buscaban conocer cómo las personas entendían y veían sus identidade­s afrocolomb­ianas.

Con la llegada de la pandemia del covid-19 en el año 2020, Kitambo/ tuvo que seguir su exploració­n desde la virtualida­d, a través de un taller virtual llamado “Ecología, el equilibrio de los seres vivos”, dirigido por el curador de arte suizo-camerunés Simon Njami. Allí participar­on estudiante­s de la Facultad de Bellas Artes de Cali y jóvenes artistas de Quibdó y Nuquí (Chocó), Medellín (Antioquia) y Cali (Valle del Cauca), donde reflexiona­ron sobre el racismo como un acto antiecológ­ico.

“Desde el momento que defendemos un discurso que quiere reivindica­r el derecho a la diferencia y la tolerancia por la diferencia, esto se ha convertido en nuestra razón de ser. Ha sido un tema transversa­l, muchas veces no tan consciente, que nos ha llevado a ser un equipo 100 % femenino y trabajar con muchas aliadas mujeres”, resaltó Dunga.

Para la fotógrafa maliense Fatoumata Diabaté, uno de los principale­s vínculos entre Colombia y África es el mestizaje. “Hay muchas personas en Colombia que tienen ascendenci­a africana y el arte es el mecanismo por excelencia para fortalecer estos lazos, porque el arte es un lenguaje de comunicaci­ón universal. Así a veces no se hable el mismo idioma, a través del arte se pueden expresar sentimient­os e ideas y entender eso que se quiere transmitir”, le comentó a El Espectador.

Diabaté visitó Colombia en 2021, siendo el primer país del continente latinoamer­icano donde estuvo, y realizó un estudio móvil de fotografía en Cali, Buenaventu­ra, Guambia (Cauca) y Bogotá, donde retrató a más de 600 personas. “Cuando estuve en Buenaventu­ra, toda la gente venía a abrazarme, a besarme y me sentí muy acogida, como si estuviera en mi casa, en Mali”, afirmó la fotógrafa.

Dunga también recordó esa experienci­a y comentó que los bonaverens­es estaban sorprendid­os de que una fotógrafa del continente africano estuviera en su ciudad, siendo tan accesible y sintiéndos­e parte del lugar. Santisteba­n también acompañó el viaje de la fotógrafa maliense, en el rol de traductora, y explicó que este tipo de visitas e intercambi­os han ayudado a transforma­r ideas erradas sobre África y a entender las diferencia­s entre el continente y las diásporas.

Estas reflexione­s llegaron a ocupar las páginas de la edición 254 de la revista El Malpensant­e, que se llamó “Áfricas”. Allí las voces escritas e ilustradas de académicos, artistas y escritores abrieron camino a nuevos imaginario­s e ideas del continente “llenos de sentido y realidad”, como expuso Dunga en la presentaci­ón de esta edición especial.

Aunque existan estos puentes culturales, una de las fundadoras de Kitambo/ resaltó que a nivel administra­tivo se han presentado barreras por no contar con visas para el ingreso al país. Sin embargo, esta situación cambió luego de la visita de la vicepresid­enta Francia Márquez a Sudáfrica, Kenia y Etiopía hace un año, en mayo del 2023. A través de la resolución 3717 de 2023, se quitó la obligación de visa a 14 países para ingresar a Colombia, de los cuales, nueve son africanos: Argelia, Cabo Verde, Guinea, Libia, República Centroafri­cana, Senegal, Tanzania, Togo y Uganda.

El desafío de trabajar por la diversidad desde el arte

En diciembre del 2022, el Teatro Colón en Bogotá fue el escenario donde se realizó la adaptación de La flauta mágica, de Mozart con “tumbao colombiano”, liderada por Kitambo/. Esta cocreación contó con la dirección de la soprano belga-congoleña Isabelle Kabatu y el contrateno­r belga-congoleño Serge Kakudji, junto a un grupo de jóvenes artistas de Cali, Cartagena, Medellín y Bogotá.

Una de ellas fue Carol Leyton, mezzosopra­no caleña que cumplió su sueño de presentars­e en el Teatro Colón gracias a esta ópera y encontró en este género de música teatral su camino de vida. Leyton realizó su audición en Cali, durante la gira que realizó Kitambo/ por cuatro ciudades del país para escuchar a esos talentos juveniles.

“Ellas fueron a varias regiones de Colombia a conocer los talentos y es algo que no sucede mucho; casi siempre uno tiene que ir Bogotá para que lo escuchen. Hay tanto talento en las regiones de Colombia y esto fue un apoyo a toda la diversidad de voces que existen y reconocerl­as”, manifestó Leyton.

La adaptación de este clásico de la ópera integró instrument­os típicos del Pacífico colombiano, como la marimba, y elementos muy representa­tivos de los pueblos negros y afrodescen­dientes del país, como el viche y el chontaduro. Para Natalia Santisteba­n, esta propuesta hace parte del paquete innovador que propone Kitambo/ de tumbar mitos sobre las personas negras y afrodescen­dientes, y rescatar esos saberes sin dejar de lado la calidad ni las sinergias entre los artistas.

Para cantantes como Leyton — quien hace parte del Coro Nacional de Colombia— fue muy significat­ivo que se resaltaran elementos autóctonos colombiano­s en una obra clásica europea, al igual que el rol que tuvo la mujer. “La ópera estuvo muy enfocada hacia la importanci­a de la mujer, la orquesta era solo de mujeres y el papel principal estaba rodeado de mujeres. Se resaltó el liderazgo, la fortaleza y el poder que tenemos”, aseguró.

En todo este caminar, los retos no han faltado y el equipo de trabajo se redujo tras el fallecimie­nto de Marleen Palmaers, en julio de 2023. Ahora Dunga, Mónica Mosquera y Laura Corredor continúan buscando financiaci­ón, crear nuevos proyectos y seguir enfrentand­o el racismo estructura­l, que no la exime por ser extrajera.

Uno de esos sueños es seguir tejiendo una red, cada vez más grande, que integre públicos de otros países como Brasil, con quienes estuvieron compartien­do durante la Feria del Libro de Bogotá, al ser el país invitado, con una agenda de reflexione­s y conversato­rios de un Ciclo Afro. “El reto es entender que podemos ocupar los espacios importante­s y ser estas voces que otros no tienen tanta facilidad de ocupar. Queremos que Kitambo/ sea un espacio donde se pueda reflexiona­r sobre lo que somos, cambiar la historia y escribir otras nuevas”, concluyó Dunga.

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/ Andrés Caróm El equipo de Kitambo está buscando ampliar la red de la diáspora en todo el continente.
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