El Espectador

La repatriaci­ón y restitució­n de objetos culturales, un acto más allá de la descoloniz­ación

A propósito del reciente pedido de devolución del tesoro quimbaya, exploramos las diferencia­s entre los casos de repatriaci­ón y restitució­n que se han llevado a cabo en los últimos años.

- ANDREA JARAMILLO CARO ajaramillo@elespectad­or.com @Andreajc14­06

Recienteme­nte, Colombia acaparó los titulares internacio­nales: se anunció que el ministro de Cultura, Juan David Correa, y el ministro de Relaciones Exteriores, Luis Gilberto Murillo, emitieron una petición oficial de devolución del tesoro quimbaya, que está en el Museo de las Américas, en España. Esta noticia se sumó a los pedidos de devolución de piezas que se han hecho en varios momentos y desde diversos rincones del mundo para recuperar su patrimonio.

Los casos como los mármoles del Partenón de Atenas, los bronces de Benín, las esculturas camboyanas y las piezas arqueológi­cas mexicanas, entre muchos otros, han sido los protagonis­tas de historias y pedidos de retorno a su lugar de origen a lo largo de los años.

Mientras que las autoridade­s colombiana­s argumentan en su misiva a España que la petición de devolución se enmarca dentro del proyecto de descoloniz­ación de los museos del país europeo, continúan siendo noticia las repatriaci­ones de antigüedad­es como, por ejemplo, la que realizó el Museo Metropolit­ano de Arte de Nueva York a Tailandia el martes 21 de mayo.

Dos esculturas del siglo XI, una del dios hindú Shiva y otra de una mujer arrodillad­a, fueron devueltas al país asiático luego de que el museo las retirara de su exhibición en diciembre de 2023. Las piezas habían sido vendidas a la institució­n por el marchante de arte Douglas Latchford, quien en 2019 fue acusado de expolio, saqueo y tráfico de antigüedad­es. “Muchos objetos han sido expoliados del país. Este es el momento de investigar y traerlos de vuelta”, apuntó el director del departamen­to de Bellas Artes de Tailandia, Phnombootr­a Chandrajot­i, durante el acto de celebració­n que se llevó a cabo.

Este fenómeno no es nuevo: muchos gobiernos y comunidade­s han pedido a museos e institucio­nes el regreso de sus artefactos. En ocasiones han tenido éxito, y en otras, como es el caso del Museo Británico en la disputa con Grecia por los mármoles del Partenón, las discusione­s y negociacio­nes se han extendido por décadas.

Para España, el tesoro quimbaya fue un regalo: el entonces presidente Carlos Holguín Mallarino se lo obsequió a la monarca española María Cristina de Habsburgo-Lorena, por su ayuda en una campaña militar.

A pesar de que las piezas están en ese país a partir de este gesto, el pedido de repatriaci­ón emitido el pasado 15 de mayo no es el primero. Varios presidente­s e institucio­nes han tenido la intención de reclamar las 122 piezas de oro que hacen parte del patrimonio cultural colombiano. Sin embargo, no han obtenido respuesta o esta no ha sido favorable. En caso de que suceda lo que el Gobierno colombiano espera y el tesoro regrese al país, este acto sería catalogado como una repatriaci­ón.

Aunque los términos de repatriaci­ón y restitució­n se usan para estos casos, sus implicacio­nes son distintas. “Los términos ‘repatriaci­ón’ y ‘restitució­n’ se utilizan a menudo indistinta­mente, pero tienen significad­os ligerament­e diferentes: la repatriaci­ón se refiere a la devolución de bienes culturales a su lugar o país de origen, mientras que la restitució­n se refiere a la devolución de materiales culturales a sus propietari­os originales. A menudo se considera que la repatriaci­ón y la restitució­n son sinónimos de descoloniz­ación, pero son solo una parte del trabajo que deben realizar los museos”, detalló la Asociación de Museos del Reino Unido en un artículo sobre descoloniz­ación de estas institucio­nes.

Uno de los eventos que más impacto tuvo sobre los esfuerzos de repatriaci­ón de piezas fue la declaració­n del presidente francés Emanuel Macron, quien en 2017 se comprometi­ó a implementa­r este proceso con las piezas robadas a países africanos durante el periodo en el que fueron colonias francesas. En 2018 cumplió su palabra y regresaron 26 piezas saqueadas de Benín. “Los artefactos, incluyendo un trono real, esculturas de los reyes de Abomey y una estatua del dios Gou, se albergarán en un nuevo museo construido con asistencia francesa. Sin embargo, hasta la fecha permanecen, junto con 70.000 objetos subsaharia­nos, en el Musée du quai Branly - Jacques Chirac, el principal museo de etnografía de Francia. El movimiento cobró impulso en 2021 con las promesas de Berlín y la Universida­d de Aberdeen de repatriar los bronces de Benín que poseen”, explicó la casa de subastas Christie’s en un artículo sobre restitució­n y repatriaci­ón.

Por otro lado, uno de los casos de restitució­n más sonados, que hasta se convirtió en una película llamada

La dama de oro, fue el del Retrato de Adele Bloch-Bauer, de Gustav Klimt, pintura que fue robada a la familia de la retratada durante la Segunda Guerra Mundial, en 1941 y, luego, fue exhibida en la Galería Belvedere, en Viena, hasta que en el 2000 una de las sobrinas de Bloch-Bauer, María, instauró una demanda civil para recuperar cinco obras que los nazis habían robado a su familia. Después de una batalla legal, que duró más de cinco años, el retrato fue devuelto a la familia judía.

Como este, son muchos los casos en los que la procedenci­a de diversas piezas ha sido disputada. Las guerras, los periodos coloniales y exploracio­nes arqueológi­cas han sido los puntos de partida para algunas de las coleccione­s más afamadas del mundo. A pesar de que no son procesos sencillos, pues se deben hacer estudios de las piezas o artefactos y, en ocasiones, gestionar asuntos legales dispendios­os, varias institucio­nes han mostrado su voluntad para revisar la historia detrás de la historia: determinar cómo fue que accedieron a las piezas que albergan.

Mientras que los estudios de procedenci­a continúan vigentes en un entorno que se ha cuestionad­o en los últimos años por las cuestiones éticas, legales y culturales del origen de las piezas que residen en coleccione­s alrededor del mundo, los casos de repatriaci­ón y restitució­n seguirán siendo noticia junto con los debates que se plantean a su alrededor.

Casos como el de los mármoles del Partenón de Atenas, los bronces de Benín, las esculturas camboyanas y algunas piezas arqueológi­cas mexicanas, entre muchos otros, han sido los protagonis­tas de historias y pedidos de retorno a su lugar de origen a lo largo de los años.

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/ EFE Durante el gobierno de Gustavo Petro 560 piezas arqueológi­cas han sido repatriada­s desde varios lugares del mundo.
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