“El que se conoce es dueño de su vida y podrá elegir mejor”
La autora del libro “Sé un algoritmo irrepetible” habló sobre su enfoque en el juego de la rayuela como estructura para fomentar la creatividad y el autodescubrimiento del lector. Mencionó la importancia de la inteligencia emocional y la creatividad, y compartió detalles de su trabajo en laboratorios creativos y de “storytelling” con diversas organizaciones, promoviendo el autoconocimiento y la identidad cultural.
Acaba de publicar “Sé un algoritmo irrepetible”, un libro que habla de hacer de la creatividad como un superpoder...
“Sé un algoritmo irrepetible” es un proyecto que realicé hace un año para una editorial de Bilbao, en el País Vasco, llamada Alt Autores. Fue una experiencia maravillosa en la que compartí un poco de mi camino entre Colombia, Italia y España, trabajando con personas de todas las edades. Acabamos de lanzar el libro en Colombia con Panamericana. De hecho, en la Filbo 2024 reunimos a gente con diversos intereses e historias para hablar de un tema que nos concierne a todos los seres humanos: la creatividad.
El libro utiliza el juego de la rayuela como estructura. ¿Por qué eligió este formato y cómo cree que facilita el proceso creativo y el autodescubrimiento del lector?
Durante más de 14 años llevé a cabo en Barcelona una serie de laboratorios para niños, adolescentes, personas de la tercera edad, además de trabajar con personas sordas. La rayuela es un juego presente en muchas culturas del mundo. Representa la vida, con sus ascensos y descensos, sus reinicios y sus momentos de tocar el cielo con las manos. Utilicé este juego como estructura para que el lector vaya saltando de casilla en casilla hasta llegar al cielo. Esta propuesta aborda todas las habilidades blandas: la responsabilidad, el autocontrol, la autoestima, el compromiso y la cooperación. Habilidades que son importantes, especialmente para conseguir trabajo.
¿Qué la inspiró a escribir “Sé un algoritmo irrepetible”? ¿Hubo algún evento o experiencia específica que desencadenó la idea de este libro?
Sin lugar a duda, la gente que me rodea ha sido mi gran fuente de inspiración. Después de la pandemia empecé a notar unas angus-* tias recurrentes: “Dani, estoy bloqueado”, “Dani, no se me ocurre nada”, “Dani, tengo la mente en blanco”. Muchas personas también me pedían que intercediera con sus hijos adolescentes, preocupados por su afición a las redes sociales o a los videojuegos. En vista de todo esto comencé a estructurar este libro, dirigido a adultos mayores, pero con un enfoque importante en los adolescentes que terminan el bachillerato o comienzan sus carreras profesionales.
Lleva más de tres décadas investigando y trabajando en áreas como la inteligencia emocional y la creatividad. ¿Qué la llevó a especializarse en estos campos y cómo ha evolucionado su enfoque a lo largo de los años?
El tema de las inteligencias múltiples me apasiona profundamente. Cuando estaba en el colegio, a menudo lo pasaba mal porque se daba mucho énfasis a las ciencias exactas, y los mejores de la clase eran aquellos que resolvían ecuaciones, entre otras cosas. Sentía que el ser humano era mucho más que eso. En ese momento Howard Gardner publicó su primer libro sobre las inteligencias múltiples y mi vida cambió. Fue entonces cuando decidí que quería trabajar por el ser humano, por su integridad y su multidimensionalidad. Quería que las personas exploraran todas las posibilidades que la vida ofrece y que no se quedaran sin haber hecho algo que les gustara y les aportara bienestar.
¿Cómo ve el papel de la creatividad y la inteligencia emocional en un mundo cada vez más impulsado por la tecnología y la inteligencia artificial?
La inteligencia emocional es clave para la supervivencia de un ser humano. Son las velas que llevan el barco de nuestra vida y, dependiendo del manejo que le demos, tomaremos buen rumbo o no. Desarrollar la propia inteligencia emocional implica conectar con la emoción correspondiente en el momento adecuado, un aspecto fundamental porque es la base del autoconocimiento. Si me conozco, soy dueña de mi vida, y si soy dueña de mi vida, hago uso del verbo más importante: elegir. A la hora de navegar en las redes sociales, de decidir qué aplicaciones usar o no, la capacidad de ser coherente, de conocerme y de estar fuerte por dentro le da un rumbo a mi barco.
Ha trabajado con diversas organizaciones y entidades en laboratorios creativos. ¿Cómo se desarrollan estas colaboraciones?
Lo bonito de mi camino, aunque con las dificultades propias de ser autónoma, es el contacto con personas de diversas edades, nacionalidades y formas de pensar. Me han contactado diferentes organismos y organizaciones para trabajar en cárceles promoviendo el conocimiento, la lectura y la paz. En Europa he recorrido consulados colombianos, conociendo a nuestras comunidades. Acompañar y ayudar a fortalecer la identidad de nuestros compatriotas en el exterior ha sido maravilloso. Todo conduce al mismo punto: uno mismo. Descubrir nuestras leyendas personales y familiares nos permite conectarnos con la historia de los demás, de un país y del planeta.
Si tuviera que elegir un mensaje para las y los lectores, ¿cuál sería?
Perdonen el spoiler, pero voy a compartir uno de los finales de “Sé un algoritmo irrepetible” porque es fundamental para moverse en la vida: la fractalización. Esta idea viene de los “fractales”, como un brócoli o un caracol, que replican sus formas en diferentes dimensiones y tamaños. Cualquier cosa bella que uno haga o descubra debe fractalizarse. Mi mensaje principal es que todo lo bonito que hemos logrado debe transmitirse y contagiarse a todas las generaciones. Somos seres humanos en construcción, viviendo historias de amor o desamor en cada encuentro. Es crucial que todos pongamos nuestro granito de arena para replicar lo bueno, inspirando a los demás a hacer lo mismo. Lea la entrevista completa en la página web de El Espectador.