El Espectador

Colombia, foco de tráfico de identidade­s

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LAS REDES DE TRÁFICO DE IDENTIdade­s en Colombia están íntimament­e ligadas al tráfico de migrantes y permiten abusos que no pueden continuar. Una investigac­ión de El Espectador, mientras las autoridade­s han hecho arrestos en las semanas recientes, demuestra que nuestro país se ha convertido en un destino especialme­nte atractivo para personas de otras nacionalid­ades que quieren aprovechar nuestro pasaporte. La complicida­d de funcionari­os de la Registradu­ría y la Cancillerí­a hace necesario que se tomen medidas y que se tenga en cuenta lo que ocurre ahora que se cambió el contrato de elaboració­n de pasaportes a futuro.

Como contó este diario, la Policía capturó a 31 personas relacionad­as con una banda de tráfico de identidade­s. El lunes, el registrado­r nacional, Hernán Penagos, confirmó que 18 de ellos ya aceptaron cargos. La Policía también contó de la captura de miembros de Los Hunters, dedicados a falsificar documentos para que las personas puedan acceder a la visa estadounid­ense. En lo que va de 2024, Migración Colombia ha reportado 22 casos de identidade­s colombiana­s falsas; mientras que el año pasado fueron unas 283. Desde 2022, la Registradu­ría adelanta 196 investigac­iones de este tipo y hay 25 casos de funcionari­os de la entidad siendo estudiados por la Fiscalía. Sin embargo, queda la sospecha de que no estamos viendo la magnitud total del problema.

El aparato de falsificac­ión se aprovecha de las normas colombiana­s y de la complicida­d de servidores públicos corruptos para que las personas puedan obtener pasaportes. Entonces, por ejemplo, como en nuestro país se puede certificar la nacionalid­ad y acceder a un registro civil si dos personas colombiana­s sirven de testigos, estas redes se encargan de conseguir registros civiles que luego son acompañado­s de otros documentos para pedir pasaportes “originales”. Sobre eso mismo habló esta semana el registrado­r Penagos, a propósito de los 31 capturados que mencionamo­s, y dijo que hay colombiano­s que han sido testigos de nacimiento­s en más de 200 ocasiones. “Eso no es razonable y, con seguridad, ahí puede haber hechos ilícitos”, afirmó, y citó un ejemplo que resume el lío: una sola mujer colombiana aseguró ser madre de 14 extranjero­s que nunca registró en su momento como menores de edad.

El Espectador documentó que estas bandas pueden llegar a cobrar hasta US$9.000 por paquetes de migracione­s “express”, que incluyen documentac­ión colombiana falsificad­a en solo 45 días y transporte hasta Estados Unidos de múltiples maneras. Esto, por supuesto, se aprovecha de personas vulnerable­s y termina en violacione­s a derechos humanos, así como fraudes. Todo termina en tragedias, mientras que nuestro país se sigue posicionan­do como un punto clave en la migración irregular.

Estamos, entonces, ante una crisis silenciosa. La pieza más importante del rompecabez­as es la complicida­d de servidores públicos colombiano­s dentro de la Cancillerí­a y la Registradu­ría. Es necesario que los arrestos recientes vayan acompañado­s de condenas y de la búsqueda de las bandas para desarticul­arlas. Volvemos a mencionar la elaboració­n de pasaportes, pues el cambio de proveedor podría abrir la puerta a nuevas oportunida­des de falsificac­iones si no se mantienen los requisitos de calidad. El Estado necesita entrar en alta alerta.

Las capturas recientes por falsificac­ión de documentos colombiano­s son bienvenida­s, pero tan solo atienden la punta del iceberg”.

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