Un cortometraje viejo muy nuevo
NADIE HA HECHO MÁSPOR EL CINE EN el país que Henry Laguado. Creador y director del Festival de Cine de Bogotá, ha dedicado buena parte de su vida a la gestión cultural, a la promoción de cineastas nacionales y a la proyección de cine internacional procedente de los más variados países.
Durante los cuarenta años de existencia del festival se han proyectado más de cuarenta mil películas procedentes de setenta y dos países distintos. Para no ir más lejos, el año pasado se inscribieron dos mil películas para la XL edición del Festival. Cifras que hablan por sí solas y que han posicionado al Festival de Cine de Bogotá como uno de los más importantes de América.
Pero además de su faceta como gestor cultural, Henry Laguado es también documeny cineasta. Ha dirigido y producido varios documentales sobre grandes artistas nacionales: Enrique Grau, Alejandro Obregón, Luis Caballero, David Manzur, Antonio Barrera, Manuel Hernández, Nadín Ospina, Ana Mercedes Hoyos, Carlos Jacanamijoy…
También produjo y dirigió un cortometraje en el año mil novecientos ochenta y tres, un año antes de la creación del Festival de Cine de Bogotá. Cortometraje que a la fecha no se ha mostrado al público y que se titula Bluyín. Protagonizado por Patricia Mils y por Juan Pablo Ramírez, sobrino de Eduardo Ramírez Villamizar, estuvo guardado en no se sabe qué anaqueles remotos y en los últimos meses se propuso su director restaurarlo y pasarlo de 35 mm a una versión digital.
Se trata de un corto que muestra las principales preocupaciones estéticas de Laguado como director y como amante de las artes: una preocupación por la belleza; por el ritmo de la narración; por el cuidado de todos los detalles, desde la escritura del guion hasta el momento de la postproducción, pasando por la escogencia certera de los escenarios y de los planos y se aprecia también una sensualidad sugerente y sutil en la historia y en las escenas rodadas. Esa misma sensualidad, tan mal comprendida por cierto puritanismo nacional, que le hizo decir en su momento al crítico Hernando Salcedo que Laguado era el cineasta más pervertido que tenía el país.
Con esta breve muestra, aprecia el espectador la concepción que del cine tiene Laguado: lo entiende como un arte total; es decir, un arte que congrega a todas las artes (la pintura, la narración, la música…) y en donde cada imagen debe ofrecer un sentido por ella misma y como tesela de ese mosaico que es la composición final, el cortometraje o la película en el caso del cine. Nada, a su juicio, debe sobrar, nada puede ser gratuito en la composición de la historia o del escenario.
Tras más de cuarenta años de haber sido filmado, el cortometraje se mostrará al público en la edición de este año del Festival de Cine de Bogotá. Y aunque han pasado décadas desde que se concibió y se produjo, no ha perdido vigencia ni vigor.