Japón: no son señales de humo
A COMIENZOS DE MAYO EL PRIMER ministro de Japón visitó por primera vez Latinoamérica. Solamente incluyó dos países: Brasil y Paraguay. El primero de estos es muy significativo en la medida en que alberga la mayor concentración de descendientes japoneses, lo que les da un carácter especial a esas relaciones bilaterales y por supuesto se trata de un socio comercial importante. En Asunción, donde fue recibido por el presidente Peña, hubo una solicitud expresa para fortalecer las relaciones entre Mercosur y Japón, toda vez que Paraguay ostenta la presidencia
pro tempore del bloque. Otro factor que no fue explícito y que podría explicar la elección de este segundo destino en el viaje es el hecho de que Paraguay es el único país de la región que reconoce a Taiwán. Toda vez que China ha logrado desplazar a Japón de la posición privilegiada que mantuvo en el pasado en nuestro continente, los intereses y conflictos japoneses con Beijing le agregan otro sentido a la gira.
Pero lo más destacado de esta visita fue el discurso pronunciado en la Universidad de São Paulo, en el que Kishida expuso los lineamientos de la política exterior de Japón con
Latinoamérica y el Caribe. Para describir su visión, utilizó repetidamente la palabra “camino”, cuyo sentido hizo más explícito al final de su discurso cuando trajo a colación los famosos versos de don Antonio Machado: “Caminante, no hay camino, / se hace camino al andar”. Se abstuvo de mencionar los cuatro versos siguientes: “Al andar se hace el camino, / y al volver la vista atrás / se ve la senda que nunca / se ha de volver a pisar”. Pero lo interesante fue la insinuación que hizo de un poema, sin nombrarlo, de Takamura Kotaro (18831956), un poeta muy popular en Japón que no ha gozado de la misma fama en el exterior.
El poema al que aludió el primer ministro es “Dotei” (viaje o itinerario, camino por el que se marcha, literalmente), que le dio nombre al poemario publicado en 1914. Sus dos primeros versos son muy ilustrativos:
“Boku no mae ni michi wanai, boku no ushironi-dô wa dekiru”, que podría traducirse así: “Delante de mí no hay camino; avanzo y dejo atrás un camino”. Al igual que Machado, el camino hay que hacerlo. Sin embargo, se aparta del pesimismo de don Antonio sobre el pasado (“la senda que nunca se ha de volver a pisar”). Takamura, al contrario, reivindica la travesía, el recorrido, que crean un legado con vida propia.
Bajotalperspectiva,Kishidadirigiósumirada 150 años atrás, repasó la aventura de los inmigrantes japoneses a Centroamérica y Suramérica, los años de la posguerra y la constante cooperación entre las partes. Y propuso que bajo tutela de la “dignidad humana” —entendida como el resultado de una sociedad justa, equilibrada, sin pobreza— se cimienten los nuevos caminos que solucionen los problemas generados por el cambio climático, por las guerras, por los desequilibrios sociales, las migraciones. En otro plano, solicitó apoyo en asuntos como la modificación de organismos internacionales como la ONU y su Consejo de Seguridad.
Kishida ofreció la cooperación de su gobierno con toda la región, pero fue claro al declarar que “la clave para lograr frutos tangibles de nuestras cooperaciones está en manos de los países de América Latina y el Caribe”. Una llamada clara a que seamos propositivos.
El primer ministro fue enfático en afirmar que no existe un único camino. Los caminos que nos anima a emprender no serán iguales y cada protagonista recorrerá su propia ruta. Ahora, atendiendo este llamado, valdría la pena que Colombia tomara la iniciativa de abrir el camino, de la mano de Japón, hacia un comercio justo que corrija los tremendos desequilibrios que le ha traído al mundo el comercio libre impulsado después de la Segunda Guerra Mundial, con la intención de fortalecer la paz y el desarrollo.
Coda. Los tiempos en Oriente y Occidente tienen pulsos diferentes que merecen una debida interpretación. Tenemos una cita pendiente con Japón con un retraso inédito de casi dos años: la designación de un embajador en Tokio. Ojalá el despertador resuene pronto.