Reculadores…
El país recuerda perfectamente la suspensión del uso del glifosato en Colombia. Razones de salud pública justificaban la decisión del gobierno a pesar de que era quizá la única forma de detener, al menos, el crecimiento de los cultivos de coca. Aunque hubo fuertes críticas contra la medida, el gobierno se mantuvo en sus argumentos y aparentemente se cumplió con la prohibición. Los resultados no se hicieron esperar, el área cultivada aumentó de tal forma que los reportes sobre el tema indican que la superficie con matas de coca alcanza ya las 160 mil ha, que igualan las de los peores años durante el imperio del narcotráfico. Igualmente las toneladas de coca producida en el país son de nuevo las mayores del mundo, doblando las producciones de Perú y Bolivia, nuestros tradicionales competidores.
Las declaraciones del mindefensa esta semana muestran la capacidad de rectificación de nuestro gobierno. Anuncia que se reiniciará el uso del glifosato, aclarando que este se suministrará a los cultivos ilícitos solamente a través de bombas de “espalda”, y que la aspersión por medio de avionetas de fumigación continúa prohibida. Es más, hizo claridad, el “venenoso” herbicida nunca había dejado de usarse en el país. Desconcierta sobremanera esta desfachatada contradicción que deja la sensación de que no importan consideraciones científicas con o sin fundamento, y que lo que valen son los intereses políticos del momento. Había que complacer ayer a las Farc y hoy el mundo necesita acciones concretas contra los cultivos.
Hablando de lo mismo, pero de otra cosa, en esta semana también se presenta como algo nuevo la licencia ambiental de Caño Cristales. La Anla, en su sabiduría, concede la licencia a la compañía interesada en exploración de crudo y, luego de críticas, debates y manifestaciones, anuncia que revoca la decisión debido a la aparición de hechos sobrevinientes, antes desconocidos, que obligan a meter el réver y devolver la decisión.
Capítulo aparte merecen las actuaciones de nuestro flamante presidente de Ecopetrol, en debate en el Congreso, con respecto al tema del caño en cuestión. Ante las críticas de un conocido profesor universitario que advierte los severos inconvenientes que se presentarán cuando se inicien actividades petroleras en la zona, el Dr. Echeverry se burla del profesor y de sus argumentos. Echeverry, ilustre economista, encumbrado funcionario público, profesor universitario, director de Planeación nacional, exministro de Hacienda y un sinfín de importantes cargos del Estado, hace sarcásticos comentarios sobre las pocas condiciones de su contradictor profesor y pide que le echen otro gallo con más bagaje para que él pueda dignarse a entrar a considerar oposiciones.
Sorprende que el presidente de Ecopetrol, experto teórico en economía y finanzas públicas, con ninguna experiencia en el sector real y menos en el de hidrocarburos en el que solo aparece ahora con los barriles eficientes, desprecie olímpicamente a su colegadocente y se atreva, con alto riesgo, a descalificarlo. Craso error previo a una rectificación que le dejó mal parado por boconcito.
Resumen, en una semana dos reculadas monumentales que demuestran garrafales errores del gobierno con la excusa de que solo el que hace se equivoca, no importa si se hace bien o mal, siempre está la opción de recular.