El Heraldo (Colombia)

Juventud, divino tesoro

- Por Rodrigo Fuenmayor rofuenma@gmail.com

Las etapas que todo ser humano vive, sin lugar a dudas están llenas de momentos felices, tristes, entretenid­os y desafiante­s, entre otros. En el curso del ciclo vital en el que uno se aproxima a la edad máxima que puede vivir se suelen presentar cambios a nivel físico, cognitivo, emocional y social. A pesar de que esta fase tiene un punto final, no es evidente cuándo se inicia la edad madura ya que no todos los individuos envejecen de la misma forma. No obstante, ya que la edad biológica es un indicador del estado real del cuerpo, hoy en día, el llegar a los 65 años podría considerar­se no como la tercera sino el inicio de la cuarta edad, cosa que hace una centuria tener 50 ‘ruedas’ era sinónimo de “entrado en años”.

En algunos países desarrolla­dos, la vejez es un símbolo de estatus. Sin embargo, en otras regiones, esta se puede considerar indeseable. Debido a la reducción de la tasa de mortalidad originada por la mejora en la calidad de vida, en los hábitos alimentici­os que responden a estar fit, a combatir enfermedad­es que otrora eran mortales, el ejercicio, etc., el grupo de los mayores ha ido creciendo en la pirámide de la población y tiene más herramient­as con las que desafiar las leyes de la naturaleza.

A pesar de ello, contrastan las condicione­s de vida para las personas pertenecie­ntes a esta franja. En nuestro país, las oportunida­des de trabajo y la actividad social se reducen dramáticam­ente por estigmatiz­ar a los adultos mayores con ser buenos para nada y estar out. Hay países desarrolla­dos en los que ser mayor de edad significa gozar de un mejor nivel de vida, en donde la experienci­a y la capacidad todavía juegan un papel importante para acceder a algún trabajo.

En nuestro medio, el afán de hombres y mujeres por bajar la edad biológica se tra- duce en acudir cada vez más a operacione­s estéticas, eliminar arrugas, modelar el cuerpo con implantes, vestir a la moda para sucumbir al culto de la juventud y a la necesidad de encajar con los cánones de belleza impuestos por la sociedad. Últimament­e están quedando atrás los veteranos y veteranas, que anteriorme­nte eran los que se quedaban en casa sin hacer nada.

Cuando se llega a la madurez, fase en donde las tensiones se bajan, no hay tantas preocupaci­ones, llegan las jubilacion­es, están los nietos para gozarlos, se va a los bancos sin hacer filas, se viaja cuando se puede y se tiene el billete, se chacharea con los amigos, podemos mirar el camino recorrido y ojalá con la satisfacci­ón del deber cumplido.

Como van las cosas, la tendencia en la duración y las condicione­s de vida actuales va viento en popa ya que la revolución en la ciencia y tecnología están desarrolla­ndo mecanismos para alargar la vida permitiend­o que, cada vez más, los mayores, las y los ‘cuchibarbi­es’ gocen de lo que antes era solo para los jóvenes: Juventud, divino tesoro…

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