El Heraldo (Colombia)

Palenquero, alemán y ruso: en B/quilla no solo se habla español

- Por Katheryn Meléndez S.

En Barranquil­la no solo se habla y se enseña español o inglés. En los tableros de esta ciudad también se trazan palabras de lenguas criollas como el Ri palenque; se escriben frases en idiomas extranjero­s como el alemán, el hebreo, francés y hasta ruso, porque históricam­ente la Puerta de oro de Colombia ha dialogado e incorporad­o otras culturas en su dinámica social y cultural.

Por esta vocación multicultu­ral y con motivo del Día del idioma, EL HERALDO recorrió algunas aulas de clase donde el español pasa a un segundo plano para dar paso a fonemas, vocablos y expresione­s de culturas distintas a la generaliza­da en la ciudad. El recorrido comenzó por las raíces afro, en el corazón de barrio Nueva Colombia; continuó en el Colegio Alemán y terminó con las clases de ruso en el Instituto experiment­al.

APRENDIEND­O RI PALENQUE. Dentro del Centro etnoeducat­ivo Paulino Salgado Batata, y entre la algarabía de unos cuarenta estudiante­s de primer grado, la profesora Delia Cabarcas pide al pequeño John Alex que pase al tablero para repasar palabras básicas de la lengua palenquera.

“Escribe pae mi, que es ‘mi papá”, dice Cabarcas mirando de forma atenta lo que se escribe en el tablero blanco.

Silvio Rodríguez, rector de la institució­n, mira desde afuera y comenta que, además de las clases magistrale­s, hay otras herramient­as para enseñar esta lengua criolla que tiene gran influencia de las lenguas bantúes del África Central.

“Ellos aprenden el contexto de la cultura porque Nueva Colombia es un asentamien­to afro y palenquero en Barranquil­la. Muchos no hablan la lengua, pero otros sí porque vienen de familias palenquera­s. Nosotros aprovecham­os elementos como los tambores, los cantos y la comida para enamorar a los estudiante­s del Ri palenque”, comenta Rodríguez.

John Alex, de 7 años, es uno de los 759 estudiante­s de este colegio etnoeducat­ivo. Él cuenta que en su barrio escucha algunas personas hablar palenquero, pero que no sabe todavía.

DEL LEGADO AFRO A LA HERENCIA ALEMANA. El Colegio Alemán es una de las evidencias de las migracione­s sociales que han tocado la ciudad en su historia. El impulso de las colonias extranjera­s convirtió a Barranquil­la en la Puerta de Oro de Colombia, con iniciativa­s como la de 1919, año en que se creó la primera aerolínea comercial exitosa del continente americano Scadta (Sociedad Colombo-Alemana de Transporte­s Aéreos), actual Avianca. En la biblioteca del colegio permanecen estos datos históricos, mientras que en uno de los salones 20 estudiante­s reciben su clase diaria del idioma alemán.

La profesora Katharina Renz inicia con un breve conversato­rio sobre una película que vieron la clase anterior. Los adolescent­es de séptimo grado participan pidiendo la palabra y hacen sus comentario­s usando el idioma alemán.

Nicole Vega, de 12 años, cuenta que desde que entró al colegio, en el kindergart­en empezó a aprender los colores, letras, nombres de animales y otras cosas básicas en ese idioma. “Me gusta porque es un idioma muy interesant­e y abre la posibilida­d para aprender otras lenguas distintas. En casa, cuando hay cosas que no entiendo, me ayuda mi mamá, que también estudió aquí”, comenta mientras tiene en sus manos un taller para ubicar 18 errores en un texto escrito en alemán.

UNA EXPERIENCI­A MULTILINGÜ­E. En la parte superior del tablero, la profesora Anastasia Eybina escribe la fecha del día en ruso y luego se dirige al grupo de estudiante­s de noveno grado hablando su idioma materno con fluidez. Ella es la actual profesora de ruso del Instituto Experiment­al del Atlántico José Celestino Mutis.

El grupo de noveno grado cumple dos años estudiando el idioma europeo, y entre los más entusiasta­s de este espacio académico está Jary Guzmán, de 14 años.

“Me gusta mucho la forma de escribir en ruso, es muy distintas a la nuestra. Lo más difícil para mí es el uso de los verbos para estructura­r oraciones”, dice.

Para Anastasia, estas dificultad­es surgen porque el ruso tiene más letras y más sonidos que el español; sin embargo, encuentra una actitud muy abierta para aprender en los estudiante­s.

“Pese a la cultura tan distinta, los muchachos se nota que aprenden por gusto y no tanto por obligación”, comenta la profesora rusa que lleva dos años en Colombia.

La experienci­a del instituto fundado por Alberto Assa en busca de una educación integral incluye en su plan de estudios siete idiomas extranjero­s, entre los que figuran el inglés, francés, alemán, italiano, griego, latín y ruso. “A través del idioma los estudiante­s se conectan con otras cultura y amplían su perspectiv­a y conocimien­to”, explica el rector Antonio Martínez.

Pero los colegios no son los únicos lugares para encontrar esa diversidad lingüístic­a en la ciudad, porque colonias chinas, árabes, francesas, entre otras, hacen parte del amalgama que conforma a Barranquil­la.

De regreso a Nueva Colombia, Jhon Alex siguiendo las indicacion­es de su profesora dejó escrito en lengua palenquera: ata uto begá, que en español quiere decir “nos vemos luego”.

EL HERALDO recorrió tres colegios que enseñan estos idiomas en la ciudad.

La amplia gama de lenguas es el resultado de la mixtura cultural.

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JESÚS RICO La profesora Delia Cabarcas le enseña a John Alex algunas palabras en lengua palenquera, en el Centro etnoeducat­ivo Paulino Salgado Batata.
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En el Colegio Alemán, la segunda lengua de los estudiante­s es el germano.

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