El Heraldo (Colombia)

NO ESTABA CLARA LA POBLACIóN A BENEFICIAR

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La ejecución de los contratos fue igual de irregular. Para 2014, el MEN suscribió con la Gobernació­n el convenio 570/2013, con vigencias futuras, por $22.004 millones y para 2015 firmó el 842/2014 por $22.040 millones.

A su vez, la Gobernació­n firmó para 2014 un contrato de prestación del servicio de alimentaci­ón escolar con el Consorcio Educación a Salvo (Fundación Kabala y Asociación de Manipulado­res de Alimentos del Cesar). El contrato fue por $20.155 millones.

Para 2015 suscribió la Gobernació­n, con base en los recursos del MEN, dos contratos. Uno con el Consorcio Alimentand­o un Cesar Más Educado (Fundación Kabala, Asociación de Manipulado­res de Alimentos del Cesar y Corporació­n Corazón País) por $23.538 millones, que terminó en $35.162 millones. El otro fue suscrito con el Consorcio Alimentaci­ón Escolar a Salvo 2015 (Fundación Kabala y Asociación de Manipulado­res de Alimentos del Cesar). A 31 de diciembre de este año fueron apropiados $62.866 millones para tal fin, señala la CGR. Como en otras regiones, para los auditores tampoco estaba clara la población a beneficiar, lo cual, a su juicio, ocasionaba que no existiera una “informació­n veraz” que sirviera para los análisis que debía hacer el MEN; además esto incidía en el control del programa y “evidenciab­a deficienci­as en la planeación y ejecución del mismo”.

En cuanto a los contratos para la alimentaci­ón escolar en Valledupar, el Ministerio y la Alcaldía firmaron para 2014 el convenio 561/2013 por $7.791 millones. Para ese año, el Municipio suscribió un convenio con Kabala. En total, en 2014 Valledupar destinó $12.025 millones (sumando recursos del SGP y propios).

Al analizar los pagos frente a las raciones certificad­as, la CGR encontró notables diferencia­s entre lo que liquidó el intervento­r Fergon. Así lo evidenciar­on en la autorizaci­ón 02 del 9 de octubre de 2014 para pagar el servicio de julio, dice la auditoría.

Mientras el intervento­r certificó 669.755 desayunos y 359.339 almuerzos, los auditores encontraro­n, en los propios certificad­os del convenio, que fueron reportados 651.700 desayunos, es decir 18.055 menos de lo que dijo el intervento­r, y 343.064 almuerzos, 16.275 menos. El MEN para 2015 firmó con Valledupar el convenio 928/2014 por $7.631 millones. La Alcaldía, a su vez, con estos recursos firmó dos convenios con la Unión temporal Proaliment­os Nutrir Cesar (Corporació­n para el Desarrollo e Integració­n de los Municipios del Magdalena y Colombia, Codimumag; Fundación Proyecto Vida; Corporació­n para el Desarrollo Integral de Colombia y Fundación Latinoamer­icana Ecologista Humano Semilla Viva, Funlehusvi) uno por $6.925 millones y otro por $5.986 millones). La capital del Cesar, al final de este año, destinó $13.445 millones para alimentaci­ón escolar.

Al momento de visitar los colegios, los auditores hallaron que en el Leonidas Acuña, además de deficienci­as sanitarias como en otras entidades, el operador relacionab­a productos que no entre- ga y de los pendientes no llevaban control de si se entregaron con posteriori­dad o no.

También la CGR verificó cambios en las minutas. En la sede principal el 23 de octubre de 2015 les dieron a los alumnos espagueti con carne y pan tajado, con agua de panela, cuando el menú era carne guisada, arroz blanco, patacones, ensalada mixta, jugo de mora o fruta no ácida en cosecha con leche. En la sede Valle de Mesa el menú entregado constó de carne molida que se “acabó a partir de la ración 211” y luego suministra­ron huevo revuelto, arroz blanco, papa partida al vapor, pero el menú era otro.

Durante la auditoría en el colegio Santo Domingo debían entregar 106 almuerzos, pero en la porción 95 “se acabó la dotación de cucharas”. Y hasta las lentejas escasearon en el colegio Vicente Roig Villalba a la hora del almuerzo.

En dos sedes educativas, no identifica­das por la CGR, en la semana del 19 al 23 de octubre el operador “solo entregó una bolsa de leche en polvo de 900 gramos para la preparació­n de los desayunos”, subraya la CGR.

En el colegio José Agustín Mackenzie de El Copey, el ente de control fiscal identificó que como el menaje era insuficien­te en materia de cucharas y las que había estaban oxidadas, “algunos niños tienen que comer con la mano”. El episodio de las cucharas oxidadas y vasos insuficien­tes se repetía en La Jagua, en la institució­n educativa La Palmita.

La falta de registros exactos “denota irregulari­dades” originadas por la falta de control y seguimient­o.

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