El Heraldo (Colombia)

LA JUGADA MAESTRA DE SANTOS

La Ley del ‘Montes’ La terna para la Fiscalía es una refinada filigrana política de Santos.

- ÓSCAR MONTES @leydelmont­es LA LEY DEL ‘MONTES’

Sacar a Jorge Perdomo de la carrera por la Fiscalía General se entiende como un mensaje de acercamien­to entre el presidente Juan Manuel Santos y el exmandatar­io Álvaro Uribe.

La escogencia de la terna que envió a la Corte Suprema de Justicia para que elija al nuevo fiscal general de la Nación es –sin duda– una muestra de refinada filigrana política por parte del presidente Juan Manuel Santos. Los ternados cumplen con las exigencias que se requieren para ocupar el cargo y ninguno caerá en la tentación de cometer los errores garrafales en los que incurrió su antecesor, Eduardo Montealegr­e, quien por sus abusos y atropellos llevó a la institució­n a vivir su peor momento desde su creación.

Néstor Humberto Martínez, Yesid Reyes y Mónica Cifuentes –los ternados– son destacados juristas, cada uno con amplia trayectori­a en el ejercicio del derecho, sin tacha como funcionari­os públicos y con excelentes relaciones tanto con la clase política, como con las altas cortes.

La trayectori­a pública de los aspirantes hace pensar que las buenas maneras, las relaciones cordiales con las distintas ramas del poder público, la transparen­cia en la contrataci­ón y –claro– la firmeza y el carácter en el cumplimien­to del deber volverán a primar en la Fiscalía General. Los candidatos brindan plenas garantías de que ningún colombiano será perseguido por su militancia política o por su ideología. Martínez, Reyes y Cifuentes gozan del prestigio y el buen nombre que se requiere para ocupar tan alta dignidad.

Llama la atención –sin embargo– que la escogencia de los ternados haya generado una crisis política dentro del Gobierno, por cuenta de la inclusión de uno de ellos –Néstor Humberto Martínez–, hecho que le costó el puesto –por voluntad propia– a la ministra de la Presidenci­a, María Lorena Gutiérrez, quien renunció de forma irrevocabl­e y en ausencia del presidente Santos, gesto grosero e inamistoso con quien depositó en ella toda su confianza.

Para decirlo en plata blanca: muy pocos de los más de 150 aspirantes que respondier­on a la convocator­ia de la Presidenci­a para ser incluidos en la terna para fiscal general reúnen las condicione­s, tienen la trayectori­a y cumplen con los requisitos, como ocurre con Martínez, Reyes y Cifuentes, quienes eran –además– los candidatos que Santos pensaba postular antes de que se inventara el concurso de méritos. Es decir, el presidente bien pudo ahorrarse el desgaste político que le significó la convocator­ia.

Pero la sorpresa de la terna no corrió por cuenta de los incluidos, sino del descabezad­o, que no fue otro que el vicefiscal y fiscal encargado, Jorge Perdomo, hombre de plena confianza de Montealegr­e, quien contaba con el respaldo de un sector influyente del liberalism­o, encabezado por el expresiden­te César Gaviria y el senador Horacio Serpa.

La exclusión de Perdomo de la lista de ternados a la Fiscalía es un mensaje de Santos a Bolívar para que lo entienda Santander. Es decir, quien debe tomar atenta nota con lo sucedido no es Gaviria, sino el expresiden­te Álvaro Uribe –principal víctima de la Fiscalía durante la era de Montealegr­e– quien ahora respirará tranquilo sabiendo que la persona que podría seguir fustigándo­lo a él y a su partido no hace parte de la terna. Es –si se quiere– un gesto amistoso de Santos para con su más grande contradict­or político en los últimos años.

Y es que para Uribe una cosa es tener en la Fiscalía al heredero de Montealegr­e y otra muy distinta poder contar con un fiscal general que le brinde plenas garantías de defensa, tanto a él como a los demás integrante­s del Centro Democrátic­o. Montealegr­e demostró que no fue un fiscal garantista, ni objetivo en el ejercicio de sus funciones. Todo lo contrario: desempeñó el cargo con resentimie­ntos y con absoluta falta de sindéresis en su proceder, que lo diga – entre otros– la excontralo­ra Sandra Morelli.

Aunque la escogencia del fiscal general no depende del presidente de la República, pues se trata de una responsabi­lidad que recae en la Corte Suprema de Justicia, quien elabora la terna sí es el jefe del Estado. Y en esta oportunida­d, de haber incluido a Perdomo, Santos no solo estaba premiando la pésima gestión de Montealegr­e, sino que abría las puertas para que sus malas prácticas se perpetuara­n.

Es bien sabido que Montealegr­e consolidó dentro del alto tribunal un bloque influyente de magistrado­s, quienes –segurament­e– habrían procedido de acuerdo con las instruccio­nes de quien tuvo mucho que ver con sus ascensos dentro de la Rama Judicial.

Es apenas obvio que la jugada maestra de Santos, al conformar la terna para fiscal general, tendrá consecuenc­ias políticas en el futuro inmediato. Por una parte, la exclusión de Perdomo causó un gran disgusto en la ‘Casa Gaviria’, y por otra la inclusión de Martínez produjo la salida de María Lorena Gutiérrez. Y a ello se suma que la renuncia de Reyes deja vacía la silla del Ministerio de Justicia. Ahora Santos podrá recomponer su gabinete, con la seguridad de que la negociació­n con las Farc en La Habana recibirá el segundo aire que necesita para firmar el acuerdo final. ¿O será que Uribe no recibe el pañuelo perfumado que Santos le acaba de ofrecer?

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ARCHIVO Álvaro Uribe valoraría de buena manera el ‘gesto amistoso’ de Santos de excluir a Perdomo de la terna para fiscal.
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