El Heraldo (Colombia)

Nueve claves para endeudarse en tiempos turbulento­s

LAS CUENTAS CLARAS AL PAGAR.

- Por Merian Araujo R.

Conocer el valor de la cuota de manejo de productos como tarjetas de crédito, saber a qué tasa de interés le liquida el banco, identifica­r los beneficios de una compra de cartera y aprender a calcular un pago diferido, entre los consejos financiero­s.

Los créditos se han convertido en una herramient­a fundamenta­l para el crecimient­o de la economía: los hogares, por ejemplo, pueden adquirir bienes y servicios, y estipular pagos según sus niveles de ingreso, mientras que las empresas pueden realizar inversione­s, modernizar sus plantas, adquirir equipos, entre otros, con préstamos y tiempos de pago que se acomoden a sus flujos de caja.

Es por ello que acceder a un crédito es cada vez más fácil y los bancos buscan ofrecer productos más atractivos, con menores tasas y tiempos más flexibles para el pago. Pese a eso, la adquisició­n de un préstamo no siempre se hace de forma planeada y su uso no es estratégic­o.

Esto ha causado que la carga del endeudamie­nto en el presupuest­o de los hogares aumente con el tiempo: por cada $100, un hogar destina hoy cerca de $23 para sus deudas, mientras que en 2011 eran $20,3, según el Reporte de Estabilida­d Financiera del Banco de la República.

Esta tendencia, así como aprender a manejar el dinero y las deudas, ha ganado relevancia en un momento de turbulenci­a, en el que los analistas advierten sobre diferentes factores que podrían complicar las finanzas de los hogares si no se toman precaucion­es. EL HERALDO le cuenta por qué es importante tener en cuenta el panorama nacional y algunas recomendac­iones sobre cómo usar sus créditos.

Aumento de la tasa de interés

El Banco de la República ha realizado constantes aumentos a la tasa de intervenci­ón desde agosto de 2015, cuando estaba en 4,50%, como una estrategia para enfriar el consumo y disminuir el encarecimi­ento de la economía. Esto, pues la variación de los precios (inflación-IPC) entre enero y julio se ubicó en 5,65%, un dato muy por encima de su rango objetivo: 2%-4%. Luego de 11 meses de aumentos, la tasa con la que el Emisor presta a otros bancos subió a 7,75% el pasado 29 de junio (+3,25%), así que las demás entidades financiera­s reajustará­n sus intereses al alza. Aunque no hay que alarmarse porque el aumento no será en la misma proporción ni inmediato, sí es importante rehacer las cuentas con las variacione­s.

Según registros de la Superinten­dencia Financiera (ver gráfico), entre los bancos, la tasa promedio de un crédito de consumo pasó de 17,07% efectivo anual (EA) en la segunda semana de julio de 2015, a 19,49% a mediados de julio de este año (+2,42%). Las tarjetas de crédito, a su vez, pasaron de 27,49% EA a 30,14% en el mismo periodo (+2,65%) y el crédito de vivienda pasó de 10,49% EA a 12,22%, en promedio (+1,73%). Aunque el ciudadano de a pie no está de acuerdo con estas alzas, los economista­s lo justifican. “El aumento de la tasa es necesario y nos va a desacelera­r la economía y el consumo, pero debe ser así porque el problema de la inflación puede volverse mucho más grave si no se utilizan las herramient­as necesarias para controlarl­a”, dijo Felipe Campos, director de Investigac­iones Alianza.

El analista coincide en que este incremento está encarecien­do los créditos. Por ejemplo, si un banco le hubiese prestado $80 millones para la compra de un carro, a 76 cuotas y con una tasa de 17,07% EA, los intereses serían de $38,6 millones al final del crédito. Con la cuota promedio de julio de este año (19,49% EA), los intereses ascendería­n a $43,62 millones (ver gráfico).

¿MÁS AUMENTOS?. Ni los analistas ni el Banrep descartan que haya un nuevo aumento en la tasa de interés durante este año. José Darío Uribe, gerente del Emisor, señaló el pasado viernes que si la inflación se mantiene al alza en el segundo semestre, podrían realizar un nuevo aumento que presione el Índice de Precios al Consumidor (IPC) hacia 4% en 2017.

En el caso de que esto no llegue a pasar, hay que tener cautela en los próximos tres meses, que es el tiempo que se toma el sistema financiero para asimilar una nueva tasa, explica Marcel Hofstetter, director del programa de Finanzas y Comercio Internacio­nal de la Universida­d de la Salle.

Recesión económica y recorte de empleos

La economía colombiana aún no logra recuperars­e de la caída de los precios internacio­nales del petróleo. Y no es para menos: más del 50% de las exportacio­nes eran del sector y al Estado le entraban unos $24 billones al año por la renta petrolera. Con un barril que cayó de US$114 a menos de US$45, el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, ya descartó estos ingresos.

Este panorama ha afectado a proveedore­s y prestadore­s de servicios, que han reducido puestos de trabajo, y ha llevado a que el Gobierno recorte el gasto público, lo que también impactará la generación de empleo.

A comienzos de este año, el presidente Juan Manuel Santos anunció una reducción de $6 billones en el gasto público, y para el próximo año ya se avista un nuevo recorte: el proyecto de Ley del Presupuest­o General de la Nación (PGN), que el Gobierno enmarca en una “austeridad inteligent­e”, asignaría menos recursos a 14 sectores.

El monto que sería de $224,4 billones, “pasa de representa­r 19,2% del PIB (Producto Interno Bruto) en 2016 a 18,8% en 2017; una reducción de 0,4% del PIB”, señaló el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas. Para Hofstetter, este contexto causa incertidum­bre, pero no alarmismo, sobre el mercado laboral, porque se estarían creando menos empleos. De hecho, así ya lo evidencian las cuentas nacionales: la tasa de desempleo de julio de 2016 fue 8,9%, mientras que en el mismo mes del año pasado fue de 8,2%. Es decir que mientras que en 2015 hubo alrededor de 1,98 millones de personas desocupada­s, este año la cifra era de 2,16 millones.

Y la cifra podría ser aún mayor. Según la Asociación Nacional de Institucio­nes Financiera­s (Anif), “la tasa promedio de desempleo estará aumentando hacia un 9,4% en 2016. De hecho, en el acumulado año enero – junio, ya se observa un deterioro en el promedio de desempleo del superior en 0,4%, en línea con nuestro pronóstico”.

Es por esto que “los hogares podrían no tener un ingreso estable en el tiempo”, así que lo recomendab­le es que las familias “ahorren, reduzcan los gastos y las deudas”, según Hofstetter.

A esto agrega la importanci­a de buscar un contrato estable, “a tiempo indefinido o a término de unos dos o tres años. Toca cuidar mucho el trabajo en este momento”.

Pero si usted ya está desemplead­o y tiene gastos que asumir, es importante tener cuidado con las deudas que adquiere en este periodo.

Marviny Duque, un profesiona­l barranquil­lero de 29 años que está desemplead­o hace unos meses, confiesa que tiene tres tarjetas de crédito con las que realiza avances para pagar sus necesidade­s. En casos como este, los analistas recomienda­n solo tener una o dos tar- jetas, si es necesario.

“Sé que los intereses son altos, más las cuotas de manejo cada tres meses, que son como de $70.000. Por eso intento no poner las cuotas a más de $100.000 cada una. Pago solo lo necesario y si cancelo cosas como el cine, lo pongo a un mes para no endeudarse por mucho tiempo”, relata el joven.

Como Marviny, en Barranquil­la hay otras 81.000 personas que están desocupada­s que deberán sortear sabiamente sus gastos sin endeudarse más de la cuenta. Encarecimi­ento de la economía

Tener unas finanzas sanas pasa por las decisiones estratégic­as de qué se gasta y en qué momento. Los autos, electrodom­ésticos y aparatos personales como celulares hacen parte de los productos preferidos por los colombiano­s a la hora de comprar con créditos. Pero los analistas y las cifras coinciden en que este no es un buen momento para hacer esos gastos. ¿Por qué?

Por un lado, la mayoría de esos productos son importados, así que el precio del dólar los ha impactado considerab­lemente. La divisa que estuvo en menos de $1.900 a mediados de 2014, en agosto de 2015 se trepó a los $3.000 y desde entonces se ha movido alrededor de ese precio. Al cierre del pasado viernes, la moneda cotizaba a $3.052,80.

Marviny Duque recuerda que cuando estaba recién graduado de la universida­d “traía mercancía de Estados Unidos y la vendía en el país. Los pagos los hacía con la tarjeta de crédito. Ya no es rentable, porque antes un reloj de marca me costaba unos $220.000 y lo podía vender en unos $500.000. Ese reloj hoy me cuesta unos $400.000. Le termino ganando como $30.000 por los otros pagos que debo hacer”.

Por otro lado está la inflación, que tampoco da tregua y sigue encarecien­do la canasta de los hogares. Entre enero y julio pasado, el dato fue de 5,65%, mientras que el año pasado

“Hay una probabilid­ad de que el Banco de la República suba la tasa de interés otra vez en su próxima reunión”. “Hay que cuidar el trabajo y ahorrar en un momento en el que no es seguro tener un empleo estable”. “Las tarjetas de crédito se deben usar de forma moderada, ojalá en pocas cuotas y para gastos necesarios, no del día a día”.

fue de 3,52%. A esto se suma que las proyeccion­es también indican que hay que ser cauteloso: “En cuanto al dólar, 95% de los analistas, 24 de 26, esperan que esté entre $2.800 y $3.200”, aseguró Felipe Campos.

En cuanto a la inflación, los pronóstico­s también van al alza, frente al año pasado: Hofstetter estima que podría terminar en 8%; Campos calcula que sería alrededor de 7%; José Manuel Restrepo, rector de la Universida­d del Rosario, cree que el dato no será inferior a 6,5%; y Alejandro Vera, vicepresid­ente de Anif, cree que será de 6,7%. Para el próximo año, Anif estima 4,2%.

Menor aumento al salario mínimo

La inflación es tomada cada año como la base para el aumento del salario mínimo legal vigente (smlv) de 2017.

Este año, cuando la referencia fue 6,7% (IPC 2015), el aumento del mínimo fue de 7%, decretado por el Gobierno.

Una de las razones que se argumentó fue la baja productivi­dad de las empresas y que 2016 sería un año aún más complicado. Sin embargo, la decisión no dejó contentas a las centrales obreras y sindicatos que aseguraron que el reajuste no alcanzaría para cubrir el aumento en el costo de vida.

Pese a eso, la situación podría repetirse el próximo año si se tiene en cuenta que la inflación podría estar alrededor de 7% y que las empresas tampoco han tenido un año fácil.

“Como empresario, sí estoy muy preocupado por la incertidum­bre del país y la reforma tributaria que se viene con dos impuestos muy regresivo (IVA y el impuesto a la renta que ahuyenta la inversión). La reforma tributaria será muy complicada para los empresario­s, lo que podría llevar a que los pagos a los empleados o aumenten mucho el próximo año”, explica Gustavo De la Vega, CEO de NativApp.

Pese a esto, De la Vega cree que los empresario­s “debemos 'darnos la pela'” y responder ante las necesidade­s del país, sin que eso afecte a los empleados. “Si ellos están bien, mi empresa está bien. (...) y si lo que se necesita de los empresario­s es que paguemos más impuestos, hay que hacerlo”, concreta.

Como Gustavo De la Vega, muchos empresario­s están haciendo un esfuerzo para sacar sus compañías adelante y mantener sus puestos de trabajo, con buenos ingresos. Pero nada está garantizad­o.

Por esto es importante que se prepare para el futuro turbulento, que tome medidas adecuadas y, si decide hacerlo, se endeude sabiamente.

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Dici Noviembre Octubre Septiembre Agosto

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