Nueve claves para endeudarse en tiempos turbulentos
LAS CUENTAS CLARAS AL PAGAR.
Conocer el valor de la cuota de manejo de productos como tarjetas de crédito, saber a qué tasa de interés le liquida el banco, identificar los beneficios de una compra de cartera y aprender a calcular un pago diferido, entre los consejos financieros.
Los créditos se han convertido en una herramienta fundamental para el crecimiento de la economía: los hogares, por ejemplo, pueden adquirir bienes y servicios, y estipular pagos según sus niveles de ingreso, mientras que las empresas pueden realizar inversiones, modernizar sus plantas, adquirir equipos, entre otros, con préstamos y tiempos de pago que se acomoden a sus flujos de caja.
Es por ello que acceder a un crédito es cada vez más fácil y los bancos buscan ofrecer productos más atractivos, con menores tasas y tiempos más flexibles para el pago. Pese a eso, la adquisición de un préstamo no siempre se hace de forma planeada y su uso no es estratégico.
Esto ha causado que la carga del endeudamiento en el presupuesto de los hogares aumente con el tiempo: por cada $100, un hogar destina hoy cerca de $23 para sus deudas, mientras que en 2011 eran $20,3, según el Reporte de Estabilidad Financiera del Banco de la República.
Esta tendencia, así como aprender a manejar el dinero y las deudas, ha ganado relevancia en un momento de turbulencia, en el que los analistas advierten sobre diferentes factores que podrían complicar las finanzas de los hogares si no se toman precauciones. EL HERALDO le cuenta por qué es importante tener en cuenta el panorama nacional y algunas recomendaciones sobre cómo usar sus créditos.
Aumento de la tasa de interés
El Banco de la República ha realizado constantes aumentos a la tasa de intervención desde agosto de 2015, cuando estaba en 4,50%, como una estrategia para enfriar el consumo y disminuir el encarecimiento de la economía. Esto, pues la variación de los precios (inflación-IPC) entre enero y julio se ubicó en 5,65%, un dato muy por encima de su rango objetivo: 2%-4%. Luego de 11 meses de aumentos, la tasa con la que el Emisor presta a otros bancos subió a 7,75% el pasado 29 de junio (+3,25%), así que las demás entidades financieras reajustarán sus intereses al alza. Aunque no hay que alarmarse porque el aumento no será en la misma proporción ni inmediato, sí es importante rehacer las cuentas con las variaciones.
Según registros de la Superintendencia Financiera (ver gráfico), entre los bancos, la tasa promedio de un crédito de consumo pasó de 17,07% efectivo anual (EA) en la segunda semana de julio de 2015, a 19,49% a mediados de julio de este año (+2,42%). Las tarjetas de crédito, a su vez, pasaron de 27,49% EA a 30,14% en el mismo periodo (+2,65%) y el crédito de vivienda pasó de 10,49% EA a 12,22%, en promedio (+1,73%). Aunque el ciudadano de a pie no está de acuerdo con estas alzas, los economistas lo justifican. “El aumento de la tasa es necesario y nos va a desacelerar la economía y el consumo, pero debe ser así porque el problema de la inflación puede volverse mucho más grave si no se utilizan las herramientas necesarias para controlarla”, dijo Felipe Campos, director de Investigaciones Alianza.
El analista coincide en que este incremento está encareciendo los créditos. Por ejemplo, si un banco le hubiese prestado $80 millones para la compra de un carro, a 76 cuotas y con una tasa de 17,07% EA, los intereses serían de $38,6 millones al final del crédito. Con la cuota promedio de julio de este año (19,49% EA), los intereses ascenderían a $43,62 millones (ver gráfico).
¿MÁS AUMENTOS?. Ni los analistas ni el Banrep descartan que haya un nuevo aumento en la tasa de interés durante este año. José Darío Uribe, gerente del Emisor, señaló el pasado viernes que si la inflación se mantiene al alza en el segundo semestre, podrían realizar un nuevo aumento que presione el Índice de Precios al Consumidor (IPC) hacia 4% en 2017.
En el caso de que esto no llegue a pasar, hay que tener cautela en los próximos tres meses, que es el tiempo que se toma el sistema financiero para asimilar una nueva tasa, explica Marcel Hofstetter, director del programa de Finanzas y Comercio Internacional de la Universidad de la Salle.
Recesión económica y recorte de empleos
La economía colombiana aún no logra recuperarse de la caída de los precios internacionales del petróleo. Y no es para menos: más del 50% de las exportaciones eran del sector y al Estado le entraban unos $24 billones al año por la renta petrolera. Con un barril que cayó de US$114 a menos de US$45, el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, ya descartó estos ingresos.
Este panorama ha afectado a proveedores y prestadores de servicios, que han reducido puestos de trabajo, y ha llevado a que el Gobierno recorte el gasto público, lo que también impactará la generación de empleo.
A comienzos de este año, el presidente Juan Manuel Santos anunció una reducción de $6 billones en el gasto público, y para el próximo año ya se avista un nuevo recorte: el proyecto de Ley del Presupuesto General de la Nación (PGN), que el Gobierno enmarca en una “austeridad inteligente”, asignaría menos recursos a 14 sectores.
El monto que sería de $224,4 billones, “pasa de representar 19,2% del PIB (Producto Interno Bruto) en 2016 a 18,8% en 2017; una reducción de 0,4% del PIB”, señaló el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas. Para Hofstetter, este contexto causa incertidumbre, pero no alarmismo, sobre el mercado laboral, porque se estarían creando menos empleos. De hecho, así ya lo evidencian las cuentas nacionales: la tasa de desempleo de julio de 2016 fue 8,9%, mientras que en el mismo mes del año pasado fue de 8,2%. Es decir que mientras que en 2015 hubo alrededor de 1,98 millones de personas desocupadas, este año la cifra era de 2,16 millones.
Y la cifra podría ser aún mayor. Según la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (Anif), “la tasa promedio de desempleo estará aumentando hacia un 9,4% en 2016. De hecho, en el acumulado año enero – junio, ya se observa un deterioro en el promedio de desempleo del superior en 0,4%, en línea con nuestro pronóstico”.
Es por esto que “los hogares podrían no tener un ingreso estable en el tiempo”, así que lo recomendable es que las familias “ahorren, reduzcan los gastos y las deudas”, según Hofstetter.
A esto agrega la importancia de buscar un contrato estable, “a tiempo indefinido o a término de unos dos o tres años. Toca cuidar mucho el trabajo en este momento”.
Pero si usted ya está desempleado y tiene gastos que asumir, es importante tener cuidado con las deudas que adquiere en este periodo.
Marviny Duque, un profesional barranquillero de 29 años que está desempleado hace unos meses, confiesa que tiene tres tarjetas de crédito con las que realiza avances para pagar sus necesidades. En casos como este, los analistas recomiendan solo tener una o dos tar- jetas, si es necesario.
“Sé que los intereses son altos, más las cuotas de manejo cada tres meses, que son como de $70.000. Por eso intento no poner las cuotas a más de $100.000 cada una. Pago solo lo necesario y si cancelo cosas como el cine, lo pongo a un mes para no endeudarse por mucho tiempo”, relata el joven.
Como Marviny, en Barranquilla hay otras 81.000 personas que están desocupadas que deberán sortear sabiamente sus gastos sin endeudarse más de la cuenta. Encarecimiento de la economía
Tener unas finanzas sanas pasa por las decisiones estratégicas de qué se gasta y en qué momento. Los autos, electrodomésticos y aparatos personales como celulares hacen parte de los productos preferidos por los colombianos a la hora de comprar con créditos. Pero los analistas y las cifras coinciden en que este no es un buen momento para hacer esos gastos. ¿Por qué?
Por un lado, la mayoría de esos productos son importados, así que el precio del dólar los ha impactado considerablemente. La divisa que estuvo en menos de $1.900 a mediados de 2014, en agosto de 2015 se trepó a los $3.000 y desde entonces se ha movido alrededor de ese precio. Al cierre del pasado viernes, la moneda cotizaba a $3.052,80.
Marviny Duque recuerda que cuando estaba recién graduado de la universidad “traía mercancía de Estados Unidos y la vendía en el país. Los pagos los hacía con la tarjeta de crédito. Ya no es rentable, porque antes un reloj de marca me costaba unos $220.000 y lo podía vender en unos $500.000. Ese reloj hoy me cuesta unos $400.000. Le termino ganando como $30.000 por los otros pagos que debo hacer”.
Por otro lado está la inflación, que tampoco da tregua y sigue encareciendo la canasta de los hogares. Entre enero y julio pasado, el dato fue de 5,65%, mientras que el año pasado
“Hay una probabilidad de que el Banco de la República suba la tasa de interés otra vez en su próxima reunión”. “Hay que cuidar el trabajo y ahorrar en un momento en el que no es seguro tener un empleo estable”. “Las tarjetas de crédito se deben usar de forma moderada, ojalá en pocas cuotas y para gastos necesarios, no del día a día”.
fue de 3,52%. A esto se suma que las proyecciones también indican que hay que ser cauteloso: “En cuanto al dólar, 95% de los analistas, 24 de 26, esperan que esté entre $2.800 y $3.200”, aseguró Felipe Campos.
En cuanto a la inflación, los pronósticos también van al alza, frente al año pasado: Hofstetter estima que podría terminar en 8%; Campos calcula que sería alrededor de 7%; José Manuel Restrepo, rector de la Universidad del Rosario, cree que el dato no será inferior a 6,5%; y Alejandro Vera, vicepresidente de Anif, cree que será de 6,7%. Para el próximo año, Anif estima 4,2%.
Menor aumento al salario mínimo
La inflación es tomada cada año como la base para el aumento del salario mínimo legal vigente (smlv) de 2017.
Este año, cuando la referencia fue 6,7% (IPC 2015), el aumento del mínimo fue de 7%, decretado por el Gobierno.
Una de las razones que se argumentó fue la baja productividad de las empresas y que 2016 sería un año aún más complicado. Sin embargo, la decisión no dejó contentas a las centrales obreras y sindicatos que aseguraron que el reajuste no alcanzaría para cubrir el aumento en el costo de vida.
Pese a eso, la situación podría repetirse el próximo año si se tiene en cuenta que la inflación podría estar alrededor de 7% y que las empresas tampoco han tenido un año fácil.
“Como empresario, sí estoy muy preocupado por la incertidumbre del país y la reforma tributaria que se viene con dos impuestos muy regresivo (IVA y el impuesto a la renta que ahuyenta la inversión). La reforma tributaria será muy complicada para los empresarios, lo que podría llevar a que los pagos a los empleados o aumenten mucho el próximo año”, explica Gustavo De la Vega, CEO de NativApp.
Pese a esto, De la Vega cree que los empresarios “debemos 'darnos la pela'” y responder ante las necesidades del país, sin que eso afecte a los empleados. “Si ellos están bien, mi empresa está bien. (...) y si lo que se necesita de los empresarios es que paguemos más impuestos, hay que hacerlo”, concreta.
Como Gustavo De la Vega, muchos empresarios están haciendo un esfuerzo para sacar sus compañías adelante y mantener sus puestos de trabajo, con buenos ingresos. Pero nada está garantizado.
Por esto es importante que se prepare para el futuro turbulento, que tome medidas adecuadas y, si decide hacerlo, se endeude sabiamente.