Su familia hizo mucha fuerza desde Barranquilla
El pesista currambero fue alentado desde el barrio Carrizal.
Habib de las Salas hizo fuerza en Río de Janeiro y su familia en el barrio Carrizal de Barranquilla también empuñó las manos y alentó a la distancia al pesista atlanticense, que no pudo conseguir una presea en los Juegos Olímpicos de Río 2016, pero logró un sexto lugar que llena de orgullo a sus seres queridos y amigos.
A las 5 de la tarde los papás y hermanos de Habib se sentaron frente al televisor y elevaron las oraciones para que todo le saliera bien a su pupilo. “Vamos papá, tú puedes”, fue el primer grito que se escuchó cuando vieron salir a la plataforma al pesista barranquillero, que representa a las Fuerzas Armadas.
Zunilda de la Rosa, madre del halterista currambero, se movía de un lado a otro por toda la casa, apretaba sus manos y se emocionaba cada vez que su hijo levantaba el peso que se proponía.
“A él desde niño le gustó el fútbol, pero el profesor Pedro Echeverría lo correteaba por acá por el barrio en un taxi cuando estaba jugando fútbol y así lo fue encaminando en las pesas. Después yo veía el patio lleno de potes rellenos de cemento y así le fue gustando eso de las pesas. Él es nuestro orgullo”, contó emocionada la dichosa mamá.
El gesto de dolor llegó cuando Habib no pudo levantar los 150 kilogramos que se propuso en el tercer intento en envión. Cuando las pesas se le cayeron el rostro de su padre José de la Salas se arrugó y la tristeza lo invadió a él y todos lo que lo veían. “Sentí yo el dolor cuando a él se le cayeron las pesas, eso fue los más duro, pero mi hijo es lo mejor que puede existir y estoy orgulloso de lo que hizo en sus primeros Juegos Olímpicos”, dijo el padre con la voz entrecortada.
Andrés, hermano de Habib, fue otro de los que más aplaudió y se le vio tenso durante la competencia, al final quedó contento con el diploma olímpico que cosechó su hermano en Río.
“Estoy orgullosísimo, él estaba compitiendo con los mejores del mundo y quedar de sexto es un orgullo. Sufrimos mucho, parecía que las pesas las estuviéramos levantando nosotros”.
Habib levantó el orgullo de su familia que a la distancia también hizo fuerza.