El Heraldo (Colombia)

La Ciudad Perdida, más antigua de lo que se creía

Bajo las estructura­s visibles en la Sierra Nevada de Santa Marta hay edificacio­nes que datan del siglo V yVI d.C. Son más antiguas de los que señalaban estudios anteriores. “El bosque de la parte alta de la Sierra es un paisaje postabando­no”.

- Por Katheryn Meléndez S.

Terrazas circulares, caminos y estructura­s construida­s con piedras desgastada­s permanecen como vestigios de las poblacione­s Tayrona que habitaron antiguamen­te la Sierra Nevada de Santa Marta.

Estas edificacio­nes milenarias, que se erigen entre la vegetación espesa de la zona, a través de la investigac­ión arqueológi­ca está revelando nuevos detalles sobre el periodo en que inició la ocupación y sobre cómo vivieron estas primeras comunidade­s.

Estos datos fueron el tema central del conversato­rio ‘Repensar la arqueologí­a de la Sierra nevada de Santa Marta’, organizado por el Museo Arqueológi­co de Pueblos Karib, Mapuka, de la Universida­d del Norte. El espacio tuvo como invitado al arqueólogo Santiago Giraldo, director para Latinoamér­ica de Global Heritage Fund, y quien ha investigad­o lugares como Pueblito y el Parque Arqueológi­co Teyuna/Ciudad Perdida por 16 años. Giraldo y su equipo han encontrado nuevos datos sobre la cronología, secuencias de poblamient­o y la relación entre urbanismo, medio ambiente y poder de estas zonas arqueológi­cas.

ETAPAS DE INVESTIGAC­IÓN.

La investigac­ión de Giraldo inició en el año 2000, como parte de su trabajo doctoral, con el objetivo de reactivar el estudio de los sitios arqueológi­cos que se habían interrumpi­do en la zona. Las preguntas tenían que ver con qué tan viejos son realmente Ciudad Perdida y Pueblito, en qué momento empezaron a ser construido­s y cómo cambiaron en el tiempo.

“Encontramo­s que debajo de las terrazas visibles hay estructura­s más antiguas, similares a las que vemos con muros, escaleras, pero un poco más rústicos. Con acabados no tan buenos. Eso nos indica que hubo una continuida­d en la ocupación y, que tanto Ciudad Perdi- da como Pueblito, fueron agrandándo­se con el tiempo, más o menos hasta 1600, que es la época en la que hacemos el corte de abandono de los grandes poblados en la Sierra Nevada”, relata el investigad­or y, además, señala que los datos cronológic­os encontrado­s en Pueblito datan del siglo V d.C., y los de Ciudad perdida correspond­en al siglo VI d.C.

Para el arqueólogo estos nuevos datos impulsan a repensar los supuestos que se tenían sobre la antigüedad de las edificacio­nes. “Por ejemplo, se decía que estos territorio­s solo databan del siglo XII o XIII d.C. Y realmente son mucho más antiguas”, explica.

Por otra parte, se creía que la dinámica de ocupación de los primeros pobladores había sido primero en territorio­s cercanos a la costa y que, luego, las comunidade­s como Pueblito habían crecido tanto que decidieron moverse hacia las partes altas de las laderas de la Sierra Nevada. “Los resultados sobre la cronología real de la zona apunta a que Pueblito estaba habitado en el siglo V d.C. y Ciudad Perdida en el VI d.C. Eso indica que la gente estaba viviendo al mismo tiempo en la parte alta y baja. Eso cambia el panorama”.

Lo anterior implica que la civilizaci­ón Tayrona empezó a cambiar el paisaje, a convertirl­o en uno lleno de poblacione­s circundant­es y de cultivos desde muy temprano. “Lo que estamos viendo hoy en el bosque, en la parte alta de Ciudad Perdida, es un paisaje post-abandono. Cuando estaba habitado lo que se hubiese visto serían campos de cultivo por todos lados y gente viviendo en esas cuencas. Te da una idea mucho más complicada de los cambios ambientale­s, sociales y políticos a largo plazo”, asegura.

La zona que fue cuna de la civilizaci­ón de los indígenas Tayrona es la formación montañosa litoral más elevada del mundo, con dos picos de 5.775 metros de altitud: el pico Cristóbal Colón y el pico Simón Bolívar. Por su variedad de ecosistema­s, pisos térmicos junto al mar, y su riqueza histórica y cultural fue declarado Reserva de la Biosfera por la Unesco en 1979.

El Instituto Colombiano de Antropolog­ía e Historia, que administra el Parque Arqueológi­co de Ciudad Perdida-Teyuna, señala que en la Sierra aún viven descendien­tes de esa cultura Tayrona, con alrededor de 70.000 indígenas de las etnias Kogui, Arhuaco, Kankuamo y Wiwa.

SANTIAGO GIRALDO Arqueólogo

El trabajo de Global Heritage Fund y el Icanh tiene como objetivo el desarrollo e implementa­ción de un Plan de manejo para la conservaci­ón de los elementos arqueológi­cos. Así como la participac­ión de las comunidade­s locales, interesada­s en el desarrollo sostenible del sitio.

Por esta razón los estudios arqueológi­cos, liderados por Giraldo desde el año 2000, han incluido proyectos comunitari­os y ambientale­s apoyados por alianzas con la Organizaci­ón para la Educación y Protección Ambiental–Op EPA–, la Fundación Selva, la Fundación Puentes de la Esperanza, Environomi­ca, Cipav, Panthera Colombia, Etnollano y el Institute for Field Research.

“Hemos tenido distintos proyectos co-diseñados con las comunidade­s indígenas que van desde puentes, pasando por entrenamie­nto para los guías de Ciudad perdida y hasta evaluación de la biodiversi­dad de la zona”, explica el arqueólogo.

DATOS SOBRE ARQUITECTU­RA Y SOCIEDAD. La segunda etapa de la investigac­ión, que comenzó en 2013, se ha enfocado en los levantamie­ntos topográfic­os y arquitectó­nicos de los pueblos que están alrededor de Ciudad perdida. En este proceso de mapeo se han identifica­do más de 250 poblados aledaños, un complejo que conformó el centro político, económico y social de la civilizaci­ón Tayrona, hasta el periodo de abandono registrado en el siglo XVI d.C.

Los estudios apuntan que, por extrapolac­ión, en las otras cuencas donde no se han realizado estudios arqueológi­cos podrían existir otros 250 puntos. Se calculan entonces unos 500 po- blados, otras zonas arqueológi­cas, sobre la cara oeste y norte de la Sierra Nevada de Santa Marta.

“Uno de los aspectos más interesant­es es la arquitectu­ra abierta, que usa el círculo como base y no el cuadrado. Eso implica que, al parecer, no tenían un concepto de espacios públicos o privados como nosotros”, comenta Giraldo y agrega que en lugares como Ciudad perdida o Pueblito las personas estaban expuestas permanente­mente porque no existían paredes para subdividir el espacio.

“Las terrazas centrales, donde se presume que se hacían todas las fiestas, en vez de estar cerradas por muros eran zonas inclusivas. Por ejemplo, a Ciudad perdida, al sector central, llegan más de 17 caminos que conectan esa parte con todo el resto del poblado”.

Por otra parte, también se identifica­ron patrones relacionad­os con la construcci­ón de lugar en edificacio­nes del periodo pre-Tayrona. Se trata del hallazgo de ofrendas que fueron deLa positadas en el momento en que las edificaban las terrazas. “Encontramo­s cuentas de collar, joyas completas, entre otras cosas, sepultadas como ofrendas propiciato­rias para atraer la comida, la bebida, la fortuna y la buena suerte. Que es, a fin de cuentas, lo que queremos todos los seres humanos”.

Las técnicas que han implementa­do para explorar el territorio no son intrusivas, como el uso del georradar, magnetomet­ría, complement­adas con imágenes satelitale­s, además de la excavación convencion­al.

Los datos proporcion­ados por estas herramient­as, más el conocimien­to de los expertos, ayudan a crear un panorama más completo de lo que fue la Sierra Nevada antiguamen­te. Pero aún faltan mucho por estudiar en este territorio que, por su riqueza histórica, biológica y cultural, fue declarado Reserva de la Biosfera por la Unesco en 1979.

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BARRAZA PLINIO/ GLOBAL HERITAGE FUND
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El Parque Arqueológi­co Teyuna de ‘Ciudad Perdida’ es considerad­o sitio sagrado para los cuatro pueblos indígenas de la Sierra.
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Para estudiar la zona de Ciudad Perdida, los arqueólogo­s han utilizado técnicas no intrusivas que incluyen georradar y magnetomet­ría que les permite divisar estructura­s en el subsuelo.
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 ?? CORTESÍA SANTIAGO GIRALDO/ GLOBAL HERITAGE FUND ?? Restauraci­ón de una escalera en Teyuna, Ciudad Perdida en 2016.
CORTESÍA SANTIAGO GIRALDO/ GLOBAL HERITAGE FUND Restauraci­ón de una escalera en Teyuna, Ciudad Perdida en 2016.
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Proyecto de construcci­ón del puente colgante sobre el río Buritaca, en 2012.

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