El Heraldo (Colombia)

Barranquil­la, ¿unidimensi­onal?

- Por Jairo Parada

El reciente debate que ha surgido en la ciudad por el proyecto que se realizará en el lote del batallón Nariño en Paraíso, resulta convenient­e para que la ciudad discuta sobre estas iniciativa­s. En la ciudad se ha desarrolla­do una tendencia al “unanimismo” frente a las obras de la admi- nistración actual, lo cual no es sano para la democracia local. Los habitantes del barrio Paraíso también deben opinar, pues se les viene una megaobra de 6.000 apartament­os que les impactará su tranquilid­ad y calidad de vida. El debate se ha centrado en el uso de ese lote, al igual que sucedió con el lote de La Loma. Aquellos que desean el desarrollo de grandes parques en la ciudad se enfrentan con la cruda realidad: que el gobierno distrital no tiene los recursos para semejantes propósitos, ratificand­o lo que siempre he sostenido, que no hay tal bonanza fiscal en la ciudad y que los proyectos se deben emprender con sumo cuidado.

En esto la administra­ción tiene en parte la culpa, pues vende la imagen de que todo lo puede, al margen de sus limitacion­es fiscales. Si la administra­ción se sincerara con los ciudadanos y dijese que simplement­e atraviesa restriccio­nes fiscales que la mantienen en Ley 550, los ciudadanos estarían más abiertos a las justificac­iones que se hacen. Para algunos, todo el que critique a la administra­ción se vuelve enemigo de la ciudad y no lo bajan de “bellaco”, cuando en verdad se trata del sano ejercicio de la crítica, lo cual ayuda, venga de donde venga. En esto el Concejo Distrital no colabora, pues parece una extensión de la administra­ción distrital, con la excepción de algún concejal.

Si aceptamos que nuestras finanzas distritale­s son estrechas, los ciudadanos entendería­n por qué no se puede hacer tanto, obligándon­os a soluciones donde el sector privado tiene que entrar como se hizo en La Loma, y parece se va a hacer en dicho lote del batallón. Aquí lo que las redes reclaman es transparen­cia, divulgació­n y no licitacion­es sacadas del sombrero. Ahora es que nos enteramos de que no hubo más proponente que la Constructo­ra Bolívar, lo cual para un negocio de esta magnitud resulta sorprenden­te (¿ventas por $1,2 billones a lo menos?). Parece que la cesión no incluye las vías, las cuales serán otro compromiso para el Distrito. Sorprende también que el gerente de Edubar diga que no habrá congestión vehicular, pues sabemos que el Transmetro languidece, después de que en el pasado el Área Metropolit­ana permitió que los privados socios aumentaran sus buses tradiciona­les. Me pregunto: ¿cuál transporte masivo van a usar los nuevos habitantes, que rondarán las 24.000 personas?

Igual pasó con el debate sobre los impuestos de la ciudad. Algún dirigente gremial dijo que los impuestos en Barranquil­la eran altos y corrieron a descalific­arlo. El tema merece mayor discusión. Un trabajo de grado de Yiris Bayter sobre la tributació­n en Barranquil­la (trabajo de grado) revela que, en los últimos años, la tarifa promedio de los impuestos sí ha subido, con espacio preocupant­e para aumentos futuros, según la Curva de Laffer.

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