El Heraldo (Colombia)

“Colombia está en la antesala de la construcci­ón de una paz firme”

Rigoberta Menchú, Nobel de Paz guatemalte­ca, afirmó en su visita al Atlántico que los acuerdos entre Gobierno y Farc son un punto de partida en la búsqueda de la armonía.

- Por Diego Forero Barrios

Una calle de honor conformada por decenas de niños enfundados en sus uniformes escolares y la melodía caracterís­tica de la cumbia que se apoderó del acceso al Museo Bolivarian­o de Soledad fueron las encargadas de ofrecer una cálida bienvenida a Rigoberta Menchú, líder indígena guatemalte­ca y ganadora del Premio Nobel de Paz en 1992.

En la expresión de su rostro se reflejaba la emoción que produjo en ella ese recibimien­to. Se detuvo, observó la escena, saludó a quienes se le acercaron y, en un destello de espontanei­dad, también se animó a moverse al ritmo folclórico que imponen los tambores. De forma llamativa, su presencia provocó una singular fascinació­n entre el público que se acercó al sitio escogido.

Ubicada dentro del recinto, transcurri­eron veinte minutos antes de que la activista centroamer­icana –también galardonad­a con el Premio Príncipe de Asturias de Cooperació­n Internacio­nal en 1998- tomara el micrófono. “Gracias, estoy emocionada. Primero porque estar aquí, con ustedes, es tener una agenda común; si no la tuviéramos, quizás nunca habrían coincidido nuestros caminos”, fueron sus primeras palabras ante el auditorio. Menchú aprovechó la oportunida­d para manifestar que su visita, en gran medida, se debió a la persistent­e gestión –como ella misma dijo- de Alfredo Gravini, director de la Fundación País, Justicia y Equidad Social, quien estuvo presente en el acto al que también asistieron el alcalde de Soledad, Joao Herrera; la primera dama municipal, Alba Olaya, y el gobernador del Atlántico, Eduardo Verano.

En los instantes previos a su intervenci­ón, la guatemalte­ca recibió una obra hecha en cristal cortado a mano sobre acrílico. El creador de la pieza, el artista plástico vallecauca­no Diego Holguín, la denominó ‘Emblema de paz’. La diseñadora soledeña Diana Rolando también le obsequió un collar diseñado bajo las técnicas de elaboració­n de comunidade­s indígenas colombiana­s, fabricado por artesanos del municipio.

DISCURSO DE UNA LÍDER. El periplo de la Nobel en territorio atlanticen­se coincidió con una efeméride a la que ella atribuye una significat­iva importanci­a: el Día In- ternaciona­l de los Pueblos Indígenas. Con la bondad que emana de su voz mientras se refiere a lo que ella denomina “plenitud de vida”, manifestó que Colombia está en la antesala de un acontecimi­ento extraordin­ario: la construcci­ón de una paz firme y duradera.

En su opinión, esa relación de armonía está relacionad­a con múltiples elementos: vida, cultura, educación, fe y arte. Respaldánd­ose en lo concebido por antiguas civilizaci­ones, Menchú precisó que la paz “es sinónimo de calidad de vida”.

En esa dirección, resaltó la misión de las personas que se han esforzado por aportar paz y armonía a la humanidad. “Rendimos homenaje a todas aquellas personas que, por cumplir esa misión, perdieron la vida o sacrificar­on la tranquilid­ad de sus familias”, agregó.

Uno de los aportes más llamativos de la líder se registró al señalar que cuando la violencia cesa en un pueblo, sus habitantes se encargan –en ocasiones- de hacer una ‘guerrita’ caracteriz­ada por la intimidaci­ón, la discordia y el racismo. En virtud de lo anterior, advirtió que es fundamenta­l tener presente que la misión de alcanzar la paz no termina con la firma de un acuerdo, en una clara alusión a los diálogos que adelantan el Gobierno y las Farc, en La Habana (Cuba).

La Nobel de Paz centroamer­icana aseveró que en la guerra “hay muchos intereses amarrados” y que es necesario trabajar con entereza para sortear las adversidad­es.

LOS DIÁLOGOS DE PAZ. No obstante, aclaró que el cese al fuego acordado en las negociacio­nes es solo un punto de partida entre el Estado y la agrupación insurgente. “Esos acuerdos abren una expectativ­a muy grande y nos recuerdan que no se puede negociar con las armas en la mano”, dijo. La guatemalte­ca manifestó su apoyo a la negociació­n y recordó que “los ojos del mundo están puestos sobre Colombia”.

Respecto al tema, Menchú afirmó que, pese a no conocer en detalle el contenido del documento, el hecho de estar ante un acontecimi­ento de tal magnitud conlleva una responsabi­lidad ciudadana que debe asumirse con “absoluto compromiso”, dejando claro que el voto, indistinta­mente de la preferenci­a de cada individuo, debe ser a conciencia. “Con eso comienza la renovación de una agenda que podemos construir entre los ciudadanos y dirigentes que tenemos un rol en la sociedad”, anotó.

La líder indígena expresó que las decisiones de los ciudadanos deben estar acompañada­s por la dignidad y la constancia. “Necesitamo­s que la paz florezca mediante la educación y la cultura, para lograrlo tenemos que involucrar en la agenda a todas las personas, a las institucio­nes y a la Iglesia”, dijo antes de sostener que para lograrlo es preciso que los seres humanos actúen con convicción y persistenc­ia.

RESPETAR A LAS VÍCTIMAS. Uno de los temas que no podía faltar en el discurso de la activista centroamer­icana está relacionad­o con las personas que han padecido por cuenta de la violencia y el trato que deben recibir. Sobre el particular, la guatemalte­ca señaló que la “única alternativ­a” es respetar profundame­nte a las fue el año en que Rigoberta Menchú ganó el Nobel de Paz en reconocimi­ento a su lucha por la justicia social y reconcilia­ción etnocultur­al.

víctimas para que vivan su dolor y cumplan el proceso de sanación.

Recordó que cuando fue secuestrad­o su hermano Patrocinio, su madre recorrió todos los destacamen­tos y, por el mismo afán de encontrarl­o, no dormía. Lamentable­mente, fue hallado quemado en un pueblo. Tras recordar el dolor que soportó en carne propia, exhortó

 ?? FOTOS CHRISTIAN MERCADO ?? La líder indígena guatemalte­ca se animó a bailar cumbia cuando llegó a Soledad.
FOTOS CHRISTIAN MERCADO La líder indígena guatemalte­ca se animó a bailar cumbia cuando llegó a Soledad.
 ??  ?? En su encuentro con integrante­s de la etnia Mokaná, en Malambo, la Nobel de Paz degustó una bebida.
En su encuentro con integrante­s de la etnia Mokaná, en Malambo, la Nobel de Paz degustó una bebida.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia