Un proyecto esperanzador
Hoy la desesperanza es el platillo de conversación entre nosotros. Y más cuando nos creemos los más exigentes comensales y expertos catadores. Hablamos de política pensando que es el peor ejercicio del ser humano. De la paz, creyendo que es imposible de conseguir. Del medio ambiente, dando por seguro que su preservación es la más grande utopía de todos los tiempos. Hablamos de educación, cultura religión, y hasta de la economía; sin detenernos a entender su intrincada terminología. Lo hacemos con un dejo de que tal como están las cosas ningún esfuerzo o aporte que hagamos serán importantes.
¿Qué influye para que creamos y pensemos así? Tal vez sea este un tema cuya respuesta nos podría dar la Dra. María Mercedes Botero Posada en una de sus columnas habituales de este medio. Merce, como cariñosamente la llamamos, ideó y está al frente de uno de los pocos proyectos asertivos y acertados que se implementan en la ciudad: Ciudadano de Honor. Un proyecto que está creciendo como un modelo esperanzador hacia la práctica de la cultura ciudadana y el consumo responsable en beneficio de nosotros mismos y de las futuras generaciones.
Su equipo de trabajo, del cual se destaca la psicóloga y educadora Viviana Ahumada, coordinadora del concurso Rueda el Heraldito, está creciendo exponencialmente.
El proyecto es como una red, pero de las buenas, literalmente hablando. Empieza con el estudiante, su papá, su mamá, su familia. Mejor dicho, toda una población que se está educando para mejorar sus condiciones de vida en todos los ámbitos: personal, familiar, educativo, cultural, ambiental e incluso económico.
En realidad, Ciudadano de Honor está escribiendo y consolidando una nueva historia en nuestras comunidades. Sabemos que no la tiene fácil; pero creemos que al intentarlo y al ser vinculante, como hasta ahora, podrá lograrlo. Por acá, en Soledad, nos aplaudimos como colegio de Honor. Ángel C. Hurtado Espinosa Centro Educativo San Francisco de Asís de Soledad