Trump en tiempos de incertidumbre
El nuevo presidente comienza a gobernar en medio de cuestionamientos con pocos antecedentes en la historia de EEUU Un aspecto llamativo: los rasgos de su personalidad.
Los cuestionamientos a Donald Trump, presidente oficial de los EEUU, no se fundamentan a partir de su riqueza extrema ni de su condición de magnate multimillonario, pues, antes que él fue George Washington, primer presidente estadounidense que gobernó entre 1789 y 1797, poderoso terrateniente que se dio el lujo de mantener 300 esclavos a su servicio. Así mismo, antes que Trump, ubicado en el siglo XX, está Lyndon B. Johnson, dueño de extensas propiedades agrarias y de medios de comunicación. Johnson fue quien reemplazó a John F. Kennedy, otro presidente de inmensa fortuna, luego de su asesinato en Texas en 1963.
Tampoco las críticas se afianzan en el hecho de que el nuevo inquilino de la Casa Blanca sea señalado como homófobo, racista y xenófobo, pues nadie niega que gran parte de la historia presidencial de Estados Unidos está cruzada por mandatarios abiertamente racistas –Rutherford B. Hayes y Woodrow Wilson, verbigracia– o con síntomas xenofóbicos –George W. Bush: artífice de la Operación Guardián e iniciador de la construcción de un muro en la frontera con México, en 2007–.
En realidad, el ojo del huracán lo constituye la personalidad del nuevo mandatario. En ese sentido, la historia estadounidense está inédita respecto a presidentes habitados por extraños rasgos que provocan disímiles reacciones en el mundo entero. Esto explica la incertidumbre que hoy atraviesa los continentes de lado a lado.
Días anteriores al triunfo ocurrieron hechos tales como el nerviosismo en los mercados y la tensión política que ya toca las puertas de la vieja Europa. La principal causa fue la ausencia de un verdadero plan económico de Trump, y unas promesas en campaña que sólo podrían medirse en el mediano plazo. Posesionado ahora, los interrogantes acerca del futuro inmediato se multiplican a gran velocidad.
LA PERSONALIDAD ANTE TODO. Los analistas más avezados, al igual que muchos politólogos, coinciden en destacar la personalidad sui generis de Trump. Incluso, justifican con ella las preocupaciones que se han generado en el ámbito mundial. Pero, ¿cómo es la personalidad del nuevo presidente de la primera potencia universal?
En este punto, psiquiatras y psicólogos señalan que dos de sus rasgos más notorios son el narcisismo y la megalomanía, las cuales presuponen la presencia de ideas pomposas, acompañadas de grandeza y ansias desmesuradas de poder. El narcisismo deviene aquí en una búsqueda desesperada de admiración no exenta de vana jactancia, contraria a la definición clásica; es decir, el culto a la propia imagen y la adoración permanente de la figura en el reflejo de las aguas.
OTROS RASGOS. Hay más: racismo y xenofobia, rasgos que se entrelazan y cuya manifestación más notoria se ha expresado a través de sus declaraciones contra la comunidad musulmana y sus referencias explícitas contra el pueblo mexicano.
Por otro lado, Dan P. McAdams, doctor de Harvard y profesor de psicología de la personalidad en la Universidad Northwestern, de Estados Unidos, sostiene que “Trump tiende a ser insensible, grosero, arrogante y carente de empatía”.
No obstante, hay quienes observan al nuevo presidente como la encarnación de la esperanza y la redención. El tic tac del reloj político mundial comenzó a sentirse con más fuerza a partir de ayer. Y avanza en medio de la incertidumbre y el nerviosismo de los mercados internacionales.