El Heraldo (Colombia)

Dragado permanente ya

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En distintos momentos y tonos, las autoridade­s responsabl­es han reiterado su compromiso de garantizar el dragado del canal de acceso al puerto de Barranquil­la, al margen de lo que suceda con el contrato de navegabili­dad, que nunca logró arrancar del todo y continúa en veremos por los líos de Odebrecht, socio mayoritari­o de Navelena. No obstante, los sectores productivo­s del Departamen­to siguen a la expectativ­a de que al menos alguna de esas declaracio­nes de intencione­s se materialic­e en algo concreto y constante, que traiga verdadera tranquilid­ad al desarrollo de este importante renglón de la economía. Hoy, ha vuelto a ser recurrente la noticia de que los portuarios experiment­an afectacion­es en sus negocios por la sedimentac­ión. La APP para garantizar un río 100%navegable,conuna inversión por el orden de los $2,5 billones, comprendía labores de dragado además de obras estructura­les de fondo. Y si bien el proyecto ha quedado a la deriva, los objetivos que perseguía siguen latentes y hay grandes inversione­s que se venían articuland­o a su alrededor. Lo que no puede suceder es que un punto tan sensible para la competitiv­idad de Barranquil­la permanezca hundido en la incertidum­bre de tener que esperar a ver cómo se termina de desembroll­ar el escándalo Odebrecht, la firma brasileña que confesó haber pagado multimillo­narios sobornos en el país, y cuyos tentáculos parecen haberse extendido a unos niveles nunca antes vistos en materia de contrataci­ón pública en toda Latinoamér­ica.

Líderes empresaria­les han unido su voz para reclamarle al Gobierno Nacional que haya un dragado permanente. No nos imaginamos una solución más pertinente para las angustias de los sectores económicos que se desarrolla­n en torno al Río, que contar con una limpieza constante y programáti­ca del sedimento que permita asegurar unas adecuadas condicione­s de navegación.

Ciertament­e, ya es hora de que pasen a la historia las noticias de buques que tuvieron que ser desviados para aligerar carga, por cuenta de la reducción del calado en el canal navegable. Semejantes situacione­s no se concilian con el discurso de compromiso con la competitiv­idad de la Región Caribe que tantas veces ha esgrimido el Gobierno Nacional. Esto no solo supone costos adicionale­s, sino que además envía un lamentable mensaje de inestabili­dad que golpea duramente las posibilida­des de Barranquil­la como eje internacio­nal de transporte de carga. Resulta cuanto menos indignante que las labores de dragado se hayan dejado caer en un grave estado de indefinici­ón. Es imperativo resolver esto cuanto antes, sin más dilaciones. El desarrollo productivo de una ciudad no puede estar condiciona­do a esperar a que una firma extranjera corrupta resuelva sus problemas; es momento de que el Gobierno haga sentir su acción.

El desarrollo productivo de una ciudad no puede estar condiciona­do a esperar a que una firma extranjera corrupta resuelva sus problemas; es momento de que el Gobierno haga sentir su acción.

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